CAPÍTULO 25

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— No... Alex... — Piper intentó frenar las cosas saliendo de las caricias de Alex, pero su respiración solo respondió hiperventilando y el rostro, si no es que todo el cuerpo, caliente.

— Quiero demostrarte lo mucho que te amo... — Alex le besó la espada mientras sus manos degustaban con suavidad los pechos expuestos de su rubia.

— Sé que me amas... — jadeó. — Pero justo ahora estoy muy molesta.

— Y esa molestia se irá haciendo el amor, lo sabes, ¿no?

— No, y no sé sí... — las manos de Alex fueron gentiles bajando por su abdomen abultado, mientras sus labios besaban el espacio justo tras de la oreja de Piper.
Y es que de verdad ella no lo sabía, lo había visto en películas y telenovelas, donde todo problema entre los amantes se solucionaba con besos y caricias, pero ella jamás había pensando en que en la vida real las cosas podrían ser así.

— Soy tuya, Pipes... Todo mi ser te pertenece y te desea todo el tiempo... Déjame hacerte el amor... — ella ronroneó con el aliento cálido haciendo a la rubia apretar los ojos.

— Por supuesto que eres solo mía. Joder. — Piper gruñó. — ¿Qué esa mujer no lo sabía? Ni siquiera sé cómo pudo coquetearte de esa forma tan estúpida.

— De verdad estás molesta, ¿eh? — la escritora se rió haciéndola poner las palmas de las manos en el tocador y mirándola a través del espejo frente a ellas. — Debo reconocer que eres muy buena lidiando con los celos, cualquiera habría montado una escena. — beso su espalda, justo en la espina dorsal. — Pero no tú, oh no, tú eres simplemente perfecta. — su lengua acarició siguiendo el camino de su columna hasta estar de rodillas frente a su culo perfecto que había anhelado tener así a penas la vio con el lindo vestido que llevaba.

Mordisqueó los bordes de sus bragas deslizando la lengua húmeda por todas partes y luego, con lentitud las enganchó con sus dedos y las hizo bajar, haciendo que la piel de la rubia ardiera de anticipación.
Su pecho subía y bajaba anunciando lo agitada que estaba, y una vez que las bragas estuvieron en los tobillos de Piper, Alex la hizo salir de ellas y le besó ambos glúteos con una enorme sonrisa en sus labios, solo imaginando lo sonrojada que Piper debía estar.
Se tomó su tiempo para masajear la carne suave y encajar sus dientes con gentileza, esparciendo sensaciones nunca antes sentidas por la rubia que comenzó a temblar de forma inesperada sin saber lo que le sucedía a su cuerpo.
Las manos de Alex le rasguñaron la espalda, mientras sus labios continuaron besando cada centímetro de su piel desde sus glúteos hasta sus muslos, y luego subiendo con la lengua húmeda hasta su espalda y su cuello de nuevo.

— ¿Cómo se sintió eso? — Alex preguntó con altanería acariciando los hombros de su rubia.

— Jodidamente bien... — una sonrisa por fin se dibujó en los labios de Piper.

— ¿Alguna vez..? — Alex se reprendió a sí misma sin terminar la pregunta, y la rubia se giró para mirarla a los ojos.

— ¿Qué ibas a decir?

— Olvídalo. ¿Vamos a la ducha?

— Dime... — su dedo índice paseó por los labios de Alex mirándola con dulzura y quizá algo más.

— Iba a preguntar si alguna vez te habían estimulado ahí atrás... Pero no tienes que responder, ¿de acuerdo? No quiero hacerte sentir incómoda.

— Jamás lo permití, hasta donde sé eso es raro y dicen que es doloroso, así que no... Pero contigo dudaría sobre mantenerme en esa postura, porque siempre sabes hacer magia conmigo. — sus mejillas se sonrojaron de forma adorable y Alex las acarició para besarla en los labios.

MI ALMA GEMELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora