Capitulo treinta y dos.
Mensaje anónimo.
Mia Hobbs.
— ¡De chocolate, por favor!
Grito lamiendo mi labios al ver que viene con mi helado favorito, siempre digan lo que digan yo voy a preferir el chocolate ante todo. Y creo que ya lo saben porque siempre que puedo lo digo y lo vuelvo a decir, mi mamá de pequeña cuando hacia sus viajes de negocios me traía una caja de los mejores chocolates del país donde se encontraba, siempre de niña fui muy glotona y creo que tanto chocolate me ha hecho demasiada imperativa. No me arrepiento de haber comido demasiado chocolate en mi infancia.
— De verdad que esta mujer va a amar que se eche chocolate en su miembro. — dice Carlos rodando los ojos.
— ¡Carlos!
Un grito ahogado de parte de Olivia y de mi hace que la gente nos mire y golpeó a Carlos en el brazo. Es que aveces dice unas cosas que no se, de verdad que me la pasó bien con ellos pero saber que los estoy metiendo en un mundo donde nadie los puede sacar excepto la muerte me hace sentir sumamente mal.
— Pequeña Olivia, te voy a corromper.
Esa oración de Carlos hacia Olivia me hace entrecerrar mis ojos mirándolos fijamente, la expresión en el rostro de Olivia me hace comprobar mis sospechas. Una sonrisa traviesa abarca mis labios haciendo que sus ojos se dirijan a mí y Olivia niega negando rápidamente.
— ¿Qué ha pasado aquí y yo no me he enterado?
Pregunto sosteniendo el helado.
— ¡Nada…! — un grito ahogado de la boca de Olivia hace que Carlos frunsa el ceño negando.
— ¡Vas a seguir con eso! ¡Por Dios acéptalo!
Olivia entre abre los labios sin dejar salir alguna palabra o simple oración, — Carlos… yo.
— Cállate, cuando estés segura de ti misma me hablas.
Sin más sale de la heladería y Olivia se va detrás de él dejándome un poco confundida, mis ojos brillan de curiosidad mirando hacia todos lados, tal vez ellos también quieren tener algo pero los miedos son los causantes que retiene aquello.
Los miedos te siguen toda la vida.
Sabemos la realidad y aún así deseamos aquella gotita de ilusión y esperanzas que en cualquier momento nos derrumba.
Pero, vivimos para ser aquello, y aunque hay personas que cambia aquello; decimos que lo dejamos y es mentira… solo lo guardamos en el fondo de nuestro interior pero aquello siempre permanece allí.
Mi iPhone vibra en el bolsillo de mi falda haciendo que lleve mis manos hasta allí agarrándolo para ver aquella notificación.
De: Número Desconocido.
¿Con quien estás en realidad?.
Si en realidad no estás confiando en nadie.
Yo quisiera ayudarte para que abrieras tus ojos y pudieras ver que tus enemigos están más cerca de lo que piensas.
Pero prefieres matarte a ti misma lentamente...
Mi piel se estremece y lágrimas amenazan con salir sin poder retenerlas.
Yo misma me estoy poniendo la soga al cuello.Se que tiene razón, porque en realidad no se de que parte estoy, me metí en un juego sin salida y ahora no sé cómo controlando. Mis miedos me impiden ver más allá de lo que quiero ver, me estoy autodiagnosticando cien dioptrías.
Tengo la verdad frente a mi y aún no la quiero ver.Mínimo estrecha, frágil masculinidad.
No se en quien creer, en quien confiar, ya no sé qué hacer cómo salir de aquí. Aveces quisiera desaparecer y hundirme en mi propia tumba, quisiera que nada de estoy hubiera pasado nunca, es cruel, muy cruel. Pero si me hubieran dicho que pasaría esto en mi vida me hubiera reído a carcajadas y creo que... la gente muere por la lengua. Decimos todo lo que odiamos de la gente, de las personas y terminando siendo todo aquello que odiamos.
Solo… solo me queda rezar por encontrar mi dignidad.
Post Data: Prometo dar un maratón si me empiezan a seguir todos esos Minion preciosos que gozan de mi historia, besitos.
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Tú eres mía, princesa© (Libro I)
Teen Fiction«La vida es una ruleta rusa que nadie a podido descifrar, y los que quieren mueren en el intento » Me llamo Alex McKay, y tú eres mía princesa, por las buenas o por las malas.