27. Casi suya.

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Capítulo Veintisiete.

Casi suya.

Mia Hobbs.

Semanas han pasado desde aquella charla, regresé a la casa de Amber y e estado hablando seguido con mis padres. Quedaron que me avisarán cuando regresen, cuando hable con ellos me acordé de donde vi a aquella chica en la pintura, 'Lara Groust' si mal no recuerdo es su nombre. Recuerdo que un día fui a la oficina de mi padre y la vi a ella afuera de ella, llevaba un uniforme igual que el mío pero qué más da.

¿Qué tiene que ver ella con mis padres?

En realidad tendré que averiguar.

Las chicas se empeñaron a ir a una feria, no quería venir pero no había de otra, además le prometí a Alex que no volvería a estar sola desde que Daxon lo amenazó conmigo, por cierto ni señales de el ¿Eh? Solo se que ha estado en contacto con Alex ya que varias veces que estamos juntos el guarura le dice tipo: 'Señor, Daxon otra vez' y bueno Alex tiene miedo que me pase algo, teme por mi vida.

Unos brazos me envuelve y me alarmó mirando a los lados, pero después siento en mis fosas nasales aquel perfume que sólo usa mi novio, un beso casto en mi cuello me hace estremecer mordiendo mi labio inferior. Bajo la mirada a sus manos y veo que lleva esa pulserita que obligue a usar, da risa si lo ven de otra forma yo también tengo una igual.

— Amor, anda.

Suplico por más de cien veces sosteniendo aquella mínima cosa cursi que amo y deseo usar, Alex no me da una mirada robándome un beso, mi puchero lo hace agarrar mi mano paseando por el parque.

Niega, — No usare eso, es muy cursi, princesa.

Me escojo de hombros acercándome a su oído y los chicos me miran determinadamente, rio para luego susurrar articulando con mis labios un 'Hoy no hay besos'.

— ¿Me queda lindo? — dice Alex ya con la pulsera puesta.

— ¡Yeiii! — chillo brincando frente a él como niña pequeña.

Andrés y los demás ríen negando con la cabeza, — Pensar que hago esto por ti.

Y desde entonces esa técnica me funciona casi siempre... bueno siempre, es que de alguna forma me tengo que salir con la mía, además se le ve hermosa parece un lindo bebé unicornio, ok eso fue ridículo.
Pero aveces ser así me trae mucha felicidad.

— Princesa, — susurra antes de voltearme para quedar frente a él, — Te amo.

Susurra en mis labios para luego besarme, nuestros labios encajan perfectamente y me coloco de puntas para alcanzar su tamaño enredando mis manos en su cabello. Sus manos bajan a mi cintura apretando su agarre para luego Jadear ingresando su lengua en mi boca adueñándose del beso mordiendo mi labio inferior.

— Agua para la calor... digo, solo digo.

Nos separamos riendo mientras sostengo a mis manos aún en su cuello, Alex me sujeta de la espalda baja.

— ¡Foto, foto, foto! ¡Posen, será su primera foto!

El flash de la cámara me hace medio cerrar los ojos, nos unimos rápido a verla y salimos hermosos. Es una foto de muchas, muchas fotos juntos porque de esto van a salir demasiados años felices a su lado, lo amo... lo amo demasiado.

— Princesa, quiero llevarte a otro lugar ¿Vamos?

Mis ojos curiosos brillan de alegría, — Vamos a donde tú quieras.

-

Mi vista brilla al ver aquella lugar, mi corazón brinca de alegría y Alex solo sonríe agarrándome de la cintura. Todo está precioso y tan romántico, siento tanta alegría al poder ver qué el si tiene un lado romántico, un lado tierno.

— Wow…

— ¿Te gusta?

Me volteo quedando de frente sonriendo, — No... ¡Me encanto!

La cabaña frente a nosotros esta hermosa, delicadamente adornada con luces y los arboles del frente lo hace ver aún más lindo. La madera de color ladrillo lo hace ver un poco más casero, y tan sencillo y eso es lo que lo hace hermoso.

— ¿Entramos?

— Por favor. — suplico mordiendo mi labio inferior.

Entramos y yo camino admirando todo lo demás, está preciosa tiene adornos únicos Alex me lleva agarrada de la mano sonriendo feliz.

— ¿Alex?

— ¿Hmh?

Levanto la vista mirando a Alex cuando se sienta en la esquina de la cama, su mirada me inquieta y ahogo una sonrisa pícara. Estamos solos en una cabaña, él y yo en una habitación con una cama y... ¡Ok, para de decir eso!.

— Princesa, ven acá, acércate. — juego con el vestido y me acerco tonteando.

Me ingresó en medio de sus pierna quedando frente a él con la cabeza baja, él se levanta quedando más alto que yo y su respiración choca contra mi boca. Su mano viaja por mi brazo hasta llegar a mi espalda baja, mis ojos conecta con los de él, puedo ver el brillo del deseo en ellos, jadea acercándose más volteandome quedando yo del lado de la cama.
Su mano sube a la tira del vestido y intenta bajarla mientras su otra mano se adentra debajo de mi vestido.

Me tenso brincando bajando de nuevo la mirada y este me vuelve a subir el mentón.

— ¡Alex! — exclamó un poco avergonzada y este sonríe jugando con su piercing.

— ¿Confías en mí? — asiento y él sube completamente mi vestido tirándolo en una silla lejos.

La vergüenza me consume, estoy en ropa íntima frente a mi novio. Si, si, estamos hablando de que todas mis imperfecciones están a la luz de sus ojos y mis mejillas se sonrojan de inmediato.
Sabía que esto en algún momento iba a pasar, pero nunca imaginé que fuera tan pronto o al menos ahora.

Alex acorta mucho más la distancia entre nosotros uniendo nuestros labios en un beso, me coloco de puntillas alcanzandolo por completo. Retrocedemos cayendo en la cama mientras su lengua posesivamente se adueña del beso adentrándose a mi boca mientras yo juego con su piercing. Su mano vieja a mi trasero apretándolo con deseo y bajo las manos a la bragueta de su pantalón para desabrocharlo.

— Ah... Alex.

Me estremezco al sentir su mano tantear mi pantis, este sonríe sobre mis labios sin dejar de besarme. Sin darme cuenta he dejado la pena un poco atrás y he gemido su nombre, pero a decir verdad yo también quería gemirlo, justamente en su oído.

— Sos tan perfecta.

Sonrió lamiendo su labio, — no es así, solo tú me vez de esa manera, McKay.

Este me abraza quedando de nuevo en cima de mi, su camisa ya no está y puedo sentir su pecho. Tal vez nos estamos apresurando en la situación, pero sus labios me tienen loca y cuando me toca me siento tan bien. Me aferro más a su cuerpo, la presión en mi vientre por causa de la excitación ya está presente y quiero de una maldita vez ser su mujer, ser suya.

Y creo que ya no hay vuelta atrás, y si la hubiera no la daría.

Tú eres mía, princesa© (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora