45: Más que verdades.

4.3K 271 4
                                    

Capítulo cuarenta y cinco.

Más que verdades.

Mia Hobbs.

El sonido de la campana de la iglesia me hace saber que son las doce de la noche, la brisa fría y escalofriante me abraza haciéndome estremecer, los perros ladrando y aquel silencio terrorífico de verdad que asustan. Ahora entiendo porque dicen que está hora es maligna, es decir, la hora de los muertos de salir a vagar, y es que, las calles y locales parecen abandonados. Todo está completamente solo y la luz de la luna no ayuda para nada, me siento en un banco mirando atentamente a todos los lados desesperada.

[12:10]PM

Observó nuevamente mi reloj impaciente, moviendo mi pierna de un lado a otro. El sonido de una cadena rodar me hace levantarme de golpe, trago grueso al repetirse aquel sonido, estoy completamente segura que no son las cadenas de los columpios, empiezo a temblar cuando una pelota cae en mis pies haciendo pegar un grito ahogado, que si, fuera dejado salir tampoco se hubiera escuchado. Miro al rededor para agacharme a agarrar la pelota, es de color rojo con puntos negros, cuando la sujeto en mis manos puedo puedo ver aquel escrito con marcador negro remarcado.

“Sigueme”

Susurro al leer aquello, para cuando de un momento a otro la pelota empieza a ser jalada por una tira que lleva. Se aleja rápidamente y empiezo a correr mirando a los lados sin perder aquella pelota roja de vista. Me detengo abruptamente cuando la pelota también lo hace, estamos casi llegando a una esquina donde está todo oscuro, de verdad dudo de seguir. Cuando camino a sujetar la pelota vuelve a hacer jalada, pero esta vez aún más rápida y corro sin mirar cuando una mano tapa mi nariz con aquel olor que recuerdo muy bien. Pataleo como loca pero al instante caigo en profundo sueño.

-

Me despierto por un fuerte olor que invade mis fosas nasales, alcohol, sí alcohol. Me intento reponer sentándome en aquel sofá color negro, las puertas se abren bruscamente y puedo observar a un hombre alto, no tan alto, de tez blanca con ojos y cabello color marrón claro. Facciones muy lindas para trabajar de guarura de un mafioso, me imagino.
Me levanto temblando para quedar frente a él, como dijo mi tía, jamás demuestres que tienes miedo, así lo este haciendo debo lucir fuerte.

— ¿Tú me llevarás con Alfonso? — pregunto mirándolo fijamente.

Su risa me distrae por completo, — Niña, estas frente a frente con Alfonso.

— ¿Qué? — pregunto con confusión, — Me niego, usted no puede ser Alfonso.

Su perfecta dentadura y ese piercing en su nariz es jodidamente genial, — ¿Y por qué no puedo ser Alfonso? — pregunta con obviedad — A ver, ilumíname con tus palabras.

— ¡Oye, no es necesario que te burles de mi!

Ok, en ese momento olvide que estoy tratando con un mafioso.

— Si fueras otra persona te juro que te mataría, pero tienes la suerte de caerme bien. — dice tan tranquilo que me hace abrir los ojos como platos.

— ¿Ma-matarme?

Asiente, — Sí.

— Wow, wow, ¿Lo dices tan tranquilo?

Golpea la mesa haciendo brincar, — ¡Maldición, cállate y escúchame!

— Valee, solo no te molestes. — trato de calmarlo.

— Bueno, a todo esto, ¿Qué quieres saber, niña tonta? — pregunta sentándose en su escritorio.

— Quiero saber que ocultan mis padres, es más, ¿Qué tratos tienes con ellos?

— Ay, ya niña, ¿No has pensando que eres un tanto dramática? — dice con naturalidad.

Frunzo el ceño en molestias, — Claro que no, solo quiero saber porque mis padres son tan extraños.

— ¿Tus padres? — una risa tan fuerte se hace presente.

Asiento repetidas veces, — Si, son mis padres.

— Me da risa tu vida, ¿Sabes? Eres tan ingenua y tan fácil de engañar, — chasquea la lengua, — que hasta un bebé podría hacerlo, aún sigues creyendo en ese papel de la familia perfecta y todo color de rosas… wa! Eso sí es flipante, tantas cosas que te han pasado y sigues siendo tan ingenua.

— ¿Por qué me decís todo eso?

Enarca una ceja, — Por esa razón es que hasta tus “padres", Daxon y hasta Alex Mckay siguen atrás de ti.

Lo miro confundida, — ¿Cómo? ¿Atrás de mi?

— te lo voy a decir porque podrían pasar tres años y tú aún sin enterarte. — se levanta quedando frente a mi, — Los señores Hobbs mataron a tus verdaderos padres, eres robada, ante la ley "adoptada".

Mi boca se abre en sorpresa en una grande 'O' — No… no es cierto. Es que, que — tartamudeo sin sentido retrocediendo.

— Ah, y no es todo — suspira para obligarme a sentarme quedando el aún más alto que yo, — Tus verdaderos padres, tenían una mafia rusa que hasta ahora está congelada ya que solo su hija, osea tú, puede abrir la caja fuerte.

Se queda en silencio caminando por toda la habitación, mis ojos lo siguen paso a paso que da. Estoy temblando no logro visualizar nada, o al menos captar todo lo que me dice, ¿Cómo es que no me di cuenta antes?

— ¿Yo?

— Sí — asiente, — Digamos que particularmente todos los mafiosos están buscándote, te quieren viva o muerta. ¿Por qué crees que no te dejaban o dejan salir?

Bajo la mirada avergonzada, — Pensé que tenían miedo a que me pasará algo, o tal vez estaban preocupados.

Ríe, — Ay, niña, si tenían miedo, pero a qué te robaran y sea otra persona que habrá esa caja, ¿En verdad creíste que Alex estaba enamorado de ti? ¿O qué Daxon estaba vengándose de Álex? Digamos que ellos intentaron de todas las maneras posibles llevarte lejos. — rueda los ojos, — Hasta los señores Hobbs se fueron, llevaron varias amenazas, una de ellas de Álex, y te abandonaron, al final decidieron que estaban bien con el dinero que tenían. Por eso fue la llamada de ayer. Y ya te dije todo, eres una simple chica a la que le mintieron demasiado, y que permitió que Alex entrará en tus piernas.

— …No, no- sigas.

— No hay que ir muy lejos, yo estaba el día que te entregaste a Alex por amor, tú lo amabas y el solo quería tu dinero y tú cuerpo. — Se escoge de hombros — Y se que te vas a negar y vas a creer que todo es mentira así que te digo que revices bien estos documentos, y algunos que tus padres tiene en su despacho, ¿Vale? — agarró los documentos entres mis manos y empiezo a caminar saliendo de aquella habitación, — ¡Ey! y, tú disque amiga amber en realidad no se llama amber y no es la chica con la que cursaste casi toda la primaria ellos mataron a esa joven y amber tomo su lugar, revisa también las fotografía, ahora sí que pases linda madrugada puedes retirarte, no aguanto a chicas ingenua llorar.

Tú eres mía, princesa© (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora