4. El susto.

17.9K 929 79
                                    

Capítulo cuatro

El susto.

Mía Hobbs.

Es sorprendente como un simple susto puede hacerte pasar toda tu vida por tus ojos en cuestión de segundos.

Tiene tantos concepto y tantas explicaciones que ninguna de ellas han sido comprobadas.

Puede que sea cierto algunos conceptos pero que les puedo decir si siempre he vivido encerrada en mi casa por "Seguridad", me he perdido tantas cosas de esta vida que creí que eran solo mitos.

Aunque no lo doy todo por perdido todavía tengo tiempo de conocerlas, ¿Lo creen?

Me encuentro sentada en el asiento del copiloto con unas guías en mi manos tengo examen y debo sacar buena calificación. Hay un rotundo silencio y es muy incómodo, estoy nerviosa él chico que todavía no se el nombre desde que me monte en el auto no ha dejado de mirarme por el retrovisor y me coloca más nerviosa aún. Y para terminarla de arruinar el sonido de la radio no es de mi agrado intento concentrarme y no puedo, ya sea por el chico, por el sonido de la radio o por que todos las células nerviosas de mi cuerpo han salido a festejar.

De verdad que no se en que estaba pensando cuando acepte en subirme en un auto con un rotundo desconocido. Solo lo vi dos veces mis padres se enteran de esto y me matan, literalmente.

Este no es mi día.

- Eh......... ¿Puedo apagar la radio...?

- Alex, y sí, si puedes, - Me sonrojo con solo verlo a los ojos, me parece tan fastidioso que me sonroje de la nada.

Sin esperar nada presiono con rapidez el botón de apagado. Todo es en silencio y espero que siga así no quiero tener una conversión con él, o que me haga una pregunta y no sepa contestarla ¿Se imaginan eso? Seria súper humillante. Aunque creó que mi célula de pena ya no existe.

Tal vez debería dejar de hablar estupideces, solo por hoy me llevara al instituto esto no significa que no lo podré sacar de mi mente, ¿Verdad?

Tomo valor y elevo mi vista hacia él pero resulta que el también hizo lo mismo, nuestro ojos conectan en una mirada intensa, me sonríe le devuelvo la sonrisa. Dios, es tan hermoso, vuelvo mi vista a mis guías, relajo mi cuerpo cuando un fuerte sonido me hace estremecer del miedo.

Un disparo.

Es lo único que ronda por mi mente, mi corazón empieza a latir a mil por hora, empiezo a temblar sin poder detenerme.

- ¿Que pasa? ¿Que fue eso?, - Preguntó seguidamente mirándolo a los ojos.

- ¡Maldición!, - Habla en un grito frustrado golpeando en volante del auto sin detenerse.

¡No entres en pánico, Mia!

¡No entres en pánico!

Sin poder evitarlo mis ojos llegan al bordes de las lágrimas, inhaló y exhaló tratando de mantener la calma.

- No quiero estar aquí, me quiero bajar, - Susurro con voz entrecortada, puedo sentir lo húmedas que están mis mejillas.

De nuevo el mismo sonido... Segundo Disparo.

Definitivamente este no es mi día.

- Ok, princesa, por favor calmate, todo saldrá bien solo confía en mí, ¿Si? - Agarra mi mano entre las suyas. Una corriente eléctrica pasa por todo mi cuerpo al sentir su tacto, - Primero que me maten a mi antes que te hagan daño, pero por favor, necesitó que hagas todo lo que te diga.

¿Deberia confiar en él?, No se,pero, no tengo más opciones.

Asiento rápidamente, y sin pensarlo mucho decido moverme un poco más hacia él, pasa su mano por mi espalda agarrándome con fuerza. Mi vista buscan sus ojos, él me mira, - Tranquila.

No se pero algo en él me hace confiar, hace que mi cuerpo de relaje. Es tan extraño este sentimiento.

Puedo ver como cambia de carretera que obviamente no conozco y acelera lo más que el auto le permite y cabe destacar que no es muy lento que digamos, puedo sentir la adrenalina correr por mis venas ahora entiendo lo que sentía Dominic Toretto de Rápido y Furiosos.

¿En serio? Podemos morir y tú pensando en Rápido y Furiosos.

Uy, perdón,señora seriedad en tal caso es tú culpa por no alertarme o decirme un "No vallas con él, puede ser peligroso", Pero no, no me dijiste nada.

Oh, no, no me culpéis a mí, culpa a las hormonas de tú cuerpo ya que ellos vieron con otros ojos al chico. Y no podéis negarme que esta bien bueno.

Igualmente es tu culpa...

Malditas hormonas, es culpa vuestra, ¡Las odio! Y siempre ¡Las odiare!, ugh.

Sin darme cuenta hemos parado y me ha dejado sola, repito ¡Me ha dejado sola en el auto! Se a ido ¡Se ha ido! Ese hijo de su madre.

Ok, Mia tienes de dos opciones:
*1: Te quedas en el auto a esperar que lleguen y te maten.
*2: Oh, te bajas y pides ayuda.

Suena mucho mejor pedir ayuda ninguna persona en sus cinco sentidos va a preferir quedarse a esperar su muerte. Claro y por eso Alex huyo y me dejo seguro el pensó " Que se la queden a ella total ella no vale nada" Pero si salgo viva de esto cuando lo vea lo golpeare por poco hombre, ilusa fui yo que confíe en él.

Me bajo del auto con sumó cuidado, me abrazo a mi misma mientras observo a mi alrededor.

Una gasolinera.

Espera, Una gasolinera ¡De donde carajos! salio una gasolinera. No la pregunta indicada es ¿Donde vergas estoy?

- Maldita la hora en que me subí en ese auto, - Murmuró cuando una mano tapa mi boca impidiéndome gritar me acorralan en una pared y por instinto cierro mis ojos sin hacer ningún tipo de movimiento, - Haceme todo lo que queráis pero no me lastiméis.

Lo siento, mi consciencia me hizo decirlo.

Una risa me hace abrir los ojos, - Eso de hacerte lo que yo quiero no esta nada mal.

Mi boca se abre en una gran 'O' cuando veo a una Alex muy apegado a mí, mientras nos escondemos en un rincón de la gasolinera, - ¡Eres un gran imbécil!

Lo golpeo como puedo, estoy cabreada, ugh es que lo mato, el mismo sonido, tercer disparo. Brinco del susto este mira al rededor se escuchan pasos, rizas, voces cada vez esto me asusta mucho más, - Vas a correr lo mas lejos y rápido que puedas más adelanté vas a salir a una carretera si no llego en quince minutos te vas, ¿Entendiste?

Su pregunta me confunde, - ¿Que? ¿No vas a ir conmigo?

- Es muy arriesgado nos pueden atrapar a los dos , - Explica impacientes.

- Si no vas conmigo no me muevo de aquí, -frunzo el ceño.

- Princesa, por favor, corre - Agarra mis manos entre las suyas, - Te prometo que en menos de quince minutos estoy contigo.

No estoy muy confiada en dejarlo aquí, pero se ve lo impaciente que esta voltea a cada instante, sus ojos buscan los míos, - ¿Me lo prometes?

- Claro, princesa, - Se acerca con mucho cuidado y deja un beso casto en mi frente.

Me volteo y empiezo correr lo más que puedo, pero es inevitable no pensar en Alex en ese:

'Princesa, por favor, corre'

¿Me lo prometes?

'Claro, princesa'

Todo esto es tan extraño, cada vez quiero estar más tiempo con él, cada vez pienso mucho más en él.

Tú eres mía, princesa© (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora