16. Rabietas.

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Capítulo Dieciséis.

Rabietas.

Mia Hobbs.

Día ocho sin Alex:

Me he ido a dar un paseo por el parque, ha llovido como si le fueran roto el corazón al cielo y he comprendido que uno es de donde llora, pero siempre querrá ir a donde ríe.

— ¡Me voy de aquí!, — grite bajando las escaleras rápidamente.

Me sujeta del brazo fuertemente, — ¡De aquí no te mueves, maldición, entiendelo ya!.

Le doy una mirada incrédula, — ¿Ah no? ¡Pues mira como me voy!.

— ¡Mia, basta, lo que hablamos ayer! ¿Éstas dejando a un lado lo que somos?, — habla frío cuando ya estamos en el frente de la casa.

¡Hazlo, Mia!

¡Tu puedes vamos!

— ¡Odio todo lo que fuimos! ¡Por tus falsas esperanzas! — grito intentando no llorar aunque tenga mi vista nublada.

— ¿Estas hablando en serio? ¿Eso quieres? — se voltea molesto agarrando si cabeza entre sus manos, — ¡Si sólo te mentí una vez! ¡Lo demás no fue mentira! ¡Joder!

Saboreo el sabor salado de mis lágrimas cuando rodean por mis labios, — ¡Pues tu maldita mentira me costo mi estabilidad emocional, Alex! ¡Ya te dije que me voy! ¡Ya dejame ir!.

Suspira con los ojos rojos, — ¡Bien! ¡Anda, vete! Yo no te voy a detener — me mira con desagrado y relame su labio inferior, — Pero eso no dirá que no te voy a buscar.

— ¡No me busques, no me llames! ¡No te quiero volver a ver! ¡Entiendelo!

Asiente tenaz, — Haz lo que se te pegue la gana, ya no me interesa estar con una niña caprichosa como tú, te prometo no volverte a buscar.— sus palabras me sorprende, pero claro que podía esperar, — Esperó que cuando salga no te vea aquí, mocosa.

Se voltea adentrándose de nuevo a su casa, — te deseo lo mejor, aunque ya no recuerdo quien soy, — digo en un susurro doloroso que abandona mis labios que toco con mi dedo índice.

Recuerdo ese maldito día siempre, he intentado ser la misma de antes, pero volver a lo de antes me hace sentir confundida, y volver al pasado no tiene mucho sentido. Y ahí me encuentro sentada en una de las mesas del pasillo muy cerca de la entrada, a mi lado esta Carlos y Olivia; Sí, es la chica de la otra vez, se han vuelto muy cercanos a mi y se los agradezco, se han vuelto muy especiales, siempre están allí, haciéndome reír y alegrándome el día.

Amber, no me ha vuelto a buscar desde hace tres días que intento hablar conmigo y la ignore, pero sabes que me cabreó más, que Katy sabia todo y yo no. ¡A mi me conoce desde hace más tiempo!. Pero, supongo que a mi no me tenia la suficiente confianza, o a mi no me quería contar.

Volteo hacia la entrada de el instituto y abro los ojos como platos, allí están, parados frente al auto de Alex muy cerca de la mesa donde me encuentro. Esta Alex, Amber, Thomás, Andrés, Katy y otra chica que esta cerca de Alex. Olivia parece notar su presencia y me da una mirada de apoyo mientras agarra mi mano.

— Ey, no los mires, no le des atención ¿si? Actúa normal, — asiento tratando de lucir normal.

Carlos llega con su bandeja en manos sentándose en frente de nosotras, — No toques mis papas, — dice golpeando la manita de Olivia que le ha agarrado una papa, — ¿Como están lo más hermoso del instituto?

Tú eres mía, princesa© (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora