¡Sorpresa! ¡El fin de semana haré un mini maratón!
Capítulo cuarenta y cuatro.
La chica del cuadro.
Mia Hobbs.
Al entrar a mi casa nuevamente todo se vuelve negro, mi vista se nubla por unos segundos; al sacudir mi cabeza continuo caminando para entrar a mi habitación buscando algunas cosas. Cuando algunas voces en el despacho de mi padre me hacen bajar, escondiéndome en la esquina de las escaleras al ver salir a mis padres juntos a otras personas del despacho, el chico lleva una carpeta con el nombre de 'Coordenadas' frunzo el ceño para entrar al despacho cuando ya han salido de la casa.
Mis ojos se abren como platos al ver una pizarra con varias fotos y cada una de ellas tienen una x en rojo. Primero están varias personas que no conozco y luego la chica del cuadro. Sí, es idéntica a la chica del cuadro que tiene Alex en aquella habitación que tiene cerrada con llave, si mal no recuerdo se llama Lara Groust. Es más, también creo que la vi en la oficina de mi padre una vez, o tal vez estoy alucinando.
Mi vista se dirige a una foto que llama absolutamente toda mi atención, una foto de mi tía que también tiene una x en rojo, me estoy imaginando cosas que no debería de pensar, todo esto es demasiado confuso.- ¿Estás seguro que escuchaste a Mia? - pregunta mi madre y me escondo debajo del escritorio, - No hay nadie, no entiendo porque reaccionas así.
- Ya lo hablamos, ella nunca se debe enterar de esto.
Sin más escucho sus pasos alejarse y salgo del despacho aún detrás de ellos. Cuando desearía que mi tía Jaile no fuera muerto, ella si estaba dispuesta a decirme todo lo que me ocultan. Y ya estoy cansada de todo esto.
El teléfono de la casa empieza a sonar y al parecer mi padre y yo lo hemos contestado al mismo tiempo, solo que él lo contesto en la sala y yo en la cocina, así que los estoy escuchando hablar.- ¿Tienes lo que te pedí? - una voz ronca aún más gruesa que la de mi padre habla de manera rápida.
- Claro que sí, Alfonso, no me subestimes.
- No lo hago, por eso somos socios ¿Oh no?
- Exactamente, saldré de la cuidad un tiempo tendrás noticias mías después, hubo un problema y no puedo quedarme a enfrentarlo.
- Espero tu llamada.
-
Son más once y treinta de la noche y me encuentro sentada en la sala de mi casa. Esperando ansiosamente una llamada, aquella llamada que me hará saber qué es todo esto que esconden, de alguna manera me alarmó al ser encendida la pantalla de mi celular indicando la llamada entrante, cómo puedo tomo un suspiro antes de contestar, y mi corazón da un vuelco a escuchar aquella voz.
- Señorita Hobbs. - una risa amarga se escucha atraves de la línea telefónica.
- ¿Alfonso? ¿Es usted?
- Claro que sí, niña, ¿A qué se debe el honor de tu llamada?
Suspiro para tomar fuerza, - Quiero saber porque mi padre le decía esas cosas cuando lo llamaste... - me quedo callada por unos minutos antes de continuar, - Creo que debo saberlo, estoy en todo mi derecho.
- oh, claro que lo estas. - dice fríamente, - te veo en el parque cerca de tu casa a las doce de la noche.
Sin más cuelga el teléfono sin dejarme responder. Suspiro con el corazón agitado corriendo a mi habitación a cambiarme, me recojo el cabello en una coleta alta para colocarme un jogger color negro y una camiseta holgada.
Bajando las escaleras ya con mis converse puestos me decido a entrar al despacho de mi padre buscando algunos documentos que tienen guardados como reliquias, pero quedó estática cuando el timbre de mi casa se hace presente.Camino hacia la puerta lentamente y veo por la ventana que Alex está parado frente a ella, corro rápidamente a cerrar la ventada de mi habitación con seguro para luego tapar varias almohadas con un intento de silueta humana. Escucho sus pasos por detrás de la casa y vuelvo a dirigirme a la entrada principal sin hacer ningún tipo de ruido, después de unos minutos puedo escuchar como el motor del auto arranca dejándome sola nuevamente, relajo mi pecho para luego cerrar la puerta y empezar a caminar hacia aquel parque al que jamás me dejaron ir mis padres.
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Tú eres mía, princesa© (Libro I)
Teen Fiction«La vida es una ruleta rusa que nadie a podido descifrar, y los que quieren mueren en el intento » Me llamo Alex McKay, y tú eres mía princesa, por las buenas o por las malas.