39: Decisiones.

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Capítulo Treinta y nueve.

Decisiones.

Mia Hobbs.

— Mia, creo que deberías de pensar mejor las cosas.

Olivia intenta hacerme dudar de mi decisión, y valla que lo ha logrado. Pero aún así decidí ir, porque hay varios motivos por los que debería ir. Creo que no debería pensar más porque si lo hago terminaré en un manicomio en Canadá.

— No, no lo pensaré más, las cosas están claras, Olivia, ya se hace tarde estaré afuera — abro la puerta de mi habitación pero antes de salir me volteo a mirarla de nuevo — no se te ocurra decirle a Alex ni mucho menos asomarte no quiero que se de cuenta que estás aquí.

— Cómo tú lo digas, mi capitana.

Ruedo los ojos riendo mientras bajo las escaleras. La he visto con mejor semblante desde la borrachera que se cargaba, aunque no ha dicho una sola palabra del tema, se está haciendo la boba para que no le pregunté pero en el fondo se que aún no lo supera, pero.

¿Como superar aquella situación?

Osea, si a mi flipa a ver perdido mi virginidad sobria, bueno ni tan sobria imagínate a ella que estaba borracha. Tal vez ni se acuerda de como paso o que hizo, entre ella y yo solo hay una diferencia, y es que yo sí me acuerdo de todo.
Absolutamente todo.

Sacudo mi cabeza sacando todos aquellos pensamientos. Cuando estoy afuera de mi casa me sobresalto por una voz detrás de mi haciendo que me voltee rápidamente.

— Cachorrita.

Daxon me observa de pies a cabeza con una sonrisa ladina.

— ¿No era tu chófer quién me iba a venir a buscar?.

— Exactamente, pero — ríe acercándose a mi, — Antes quiero que vallamos a otro lugar.

— ¿Que lugar? — Pregunto indecisa.

— Un lugar, Cachorrita, además ¿A qué le tienes miedo? No muerdo — ríe cínico, — al menos no de esa forma.

— Dijiste que me ibas a aclarar muchas cosas, así que déjate de rodeos, Daxon. — suelto sería moviendo mi pies inquieta.

Este ríe, — Cachorrita, confía vamos a ese lugar y allí te digo todo.

— Bien.

Me subo al coche rápidamente y más atrás Daxon, este avanza Y cada rato me mira con una sonrisa muy aterradora. Espero que a Olivia no se le ocurra decir absolutamente nada, porque hay si se me arma un problema pero bien grande, con mis padres y con Alex.

— ¿Por qué tan callada? — pregunta sonriendo.

Lo miro mal, — ¿Y tú por qué tan hablador?

— Joder, uno intenta ser amable y tú con esa actitud de mierda, — rueda los ojos molesto haciendo que lo mire, — ¿Acaso no podemos actuar normal?

Enarco una ceja, — ¿Para ti cuál es el concepto de actuar normal, Daxon?

— Cállate, solo cállate antes que me pongas de mala. — ruedo los ojos y logró escuchar unos susurros de su parte.

-

Llevamos un par de horas en el auto, todo en silencio y ya está un poco más oscuro, verás. Siento que cada vez peligro más, me está metiendo por cosas que ni siquiera se de estas calles, la verdad no puedo flipar más de lo que estoy.

— ¡Llegamos, cachorrita!

Exclama riendo de felicidad y fruncí el ceño, — ¿Querías saber que hace Alex cuando no está Contigo, cierto?

Pregunta como si no supiese la respuesta, — si, eso te dije. ¿Pero que tiene que ver esta casa?

— Verás, tiene mucho que ver — chilla caminando alado de mi, — no quería perder la oportunidad de traerte aquí, como no hacerlo si me urge que te enteres de la verdad.

— Pues dime la maldita verdad de una puta vez. _ respondo cínica.

— Ash, cállate, camina y escucha. 

Seguimos caminando hasta llegar a la entrada, una corriente eléctrica recorre mi cuerpo al escuchar el timbre. Daxon ha tocado el timbre, ¿Que mierda está pasando? Hay muchos chicos con armas rondando la casa, ¿Acaso me trajo aquí para matarme? Parpadeo un par de veces antes el movimiento brusco de Daxon, me ha halado del brazo empujándome adentro de la mansión. Mi ojos se abren como platos al ver a los chicos en la sala de la mansión, Alex me mira con el ceño fruncido mientras Daxon sonríe triunfador.

¡Mierda!

— Espero y no les moleste, pero la Dulce cachorrita de Mia, también tiene derecho a estar en esta reunión y de enterarse de todo lo que ustedes hacen a sus espaldas, ¿O no, Amber? — habla cínicamente Daxon agarrándome de la mano para que camina aún más cerca.

Alex no despega la mirada de mi, está molesta, furioso mejor dicho. Joder, es que le mentí, al igual que él lo hace conmigo.

— ¿Qué haces tú aquí? — Alex pregunta dirigiéndose hacia a mí, — ¿Y de paso junto a él?

¡Doble mierda!

Ni modo que le diga que vine con Daxon a un picnic, No están mala idea ahora que lo pienso.

Es muy mala idea, en realidad.

— Eh… pues, — balbuceo sin saber que decir, — ¡Vine con Daxon porque quiero saber la maldita verdad!

— Exacto, amigo, tampoco te la voy a robar — ríe cínico — o tal vez sí.

— ¡Cállate de una puta vez! — exclama molestó, — Mia, nos vamos inmediatamente de aquí.

Me sujeta del brazo para luego intentar que camine a su lado, mientras Daxon solo ríe. Valla que le gusta hacerlo molestar, pero lo peor es que pagaré las concentraciones soy yo.

— No, no, ¡Espera! — grito para safarme de su agarre, — Joder, ¿Qué me esconden que están tan nerviosos?

— Nada, ahora nos vamos.

Niego — No, de aquí no me voy hasta que me digan la verdad, ¿Ok? — aseguró frunciendo el ceño.

— No te voy a decir nada, así que nos vamos.

— Ahhhh, así que ocultas algo y no me vas a decir. — enarco la ceja molesta.

— Sí, oculto algo y no te voy a decir así que nos vamos y no lo vuelvo a repetir. — afirma totalmente furioso porque se le nota en el rostro.

— fíjate que no me voy contigo, llegué con Daxon me voy con Daxon, y no lo vuelvo a repetir, — afirmó molesta saliendo de la mansión.

Siento pasos detrás de mí y volteó mirándolo, — No me tienes confianza, Mia, me mentiste para venir aquí.

— entonces somos unos mentirosos los dos.

Tú eres mía, princesa© (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora