25. verdades a medias

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Por cierto, ¡Maratón 1/7!

Lokoolu.

Capítulo Veinticinco.

Verdades a medias.

Mia Hobbs.

— Pero… no entiendo… ¿por qué lo decís? — preguntó después de un rato de silencio.

Me a tomado de sorpresa aquello que me ha dicho.
Valla que sí.

Su mirada intensa me hace bajar la mía, — Mia, ¿Ha pasado algo con un amigo tuyo que no me hallas dicho?.

Los nervios se incorporan de nuevo a mi cuerpo y a mi mente llega inmediatamente Luis. Sí, como leyeron. Hace unas semanas cuando yo no era nada de Alex, él llegó un día y me pidió disculpas, digamos que entro en razón por alguna extraña razón y desde entonces todo había cambiado ya que él no me molestaba más.

Ojalá y eso fuera todo.

Este agarra mi mentón haciendo que lo mire a los ojos, — Alex… yo… yo.

— ¿Tú qué? Dímelo de una puta vez, — su voz fría y cortante me hace estremecer.

Si esta así que no le he dicho, no me quiero imaginar cuando le diga.

— ¿A que viene tu pregunta ahora?.

— Dímelo. — dice ignorando completamente mi pregunta, enarco una ceja en confusión.

— ¿De quien exactamente estamos hablando?.

Ríe cínico alejándose de mi, — Tu sabes muy bien de quien estamos hablando.

Trago saliva, — Alex, no ha pasado nada con ningún amigo mío, así que por favor no te pongas así.

Su ojos conectan con los míos y niega con la cabeza mordiendo su labios inferior en molestia, no se si hice bien en negarlo. Pero, es que allí en ese momento no eramos nada, no tengo porque darle explicación de algo que ya paso y no tiene ningún sentido hablar.

¿De esto estaba hablando cuando dijo que tenia miedo de perderme?

O

¿Acaso se arrepintió y tomo la vía fácil?

— ¿Ah si? ¿Segura?.

Bajo la mirada jugando lo las puntas de mi camisa, no entiendo porque esta actuando así. No es como si fuera pasado nada del otro mundo. En tal caso soy yo la que debería estar molesta pero el se la tira de que es más dominante que yo, se que es cierto pero no había de otra.

Se escoge de hombros restándole importancia viéndome con indiferencia, — Te aviso que no me vallas a hacer drama cuando una amiga mía venga e intente besarme.

Mi respiración se corta al escuchar lo que dice.

El lo sabía, lo sabia todo.

Se hizo el que no sabia para ver si yo le mentía, y como estúpida lo hice. ¡Por Dios! ¡Obvio que se iba a enterar, Mia! ¡Que estúpida soy! Es un mafioso él lo sabe todo, le dicen todo y se entera de todo. Se da la vuelta y empiezo a caminar dejándome atrás mientras pasa su mano por su cabello en desesperación.

— Las cosas no son así, Alex.

— ¿Ah no? — se volteo preguntándome tenaz — Entonces, Me quieres explicar ¿¡Por qué demonios mi novia me esta mintiendo por tapar a su amigo!? — subió el tono de voz casi en un grito.

— ¡Es que eso paso hace una semana! ¡No es mi culpa que él me halla intentado besar!

Grito en el mismo tono llamando la atención de los chicos que están sentados en las sillas donde yo me encontraba sentada hace unos minutos atrás.

— ¡Me mentiste, Mia! ¡Me mentiste por él!. — voltea una silla de un golpe, — ¡Lo voy a matar maldición!.

Mi expresión cambia radicalmente a una de horror, — ¿¡Me estas hablando enserio!?.

— ¿Me estoy riendo? — me mira con una ceja enarcada. — Sabes que yo no ando jugando.

— ¡Por Dios! ¿Qué estas insinuando? — abro la boca sorprendida.

El puede hacerlo.

Obvio que puede.

— Simple, — se escoge de hombros, — Tú eres mía, y el que no entienda por las buenas lo hará por las malas.

Chillo molesta caminando detrás de él ya que ha empezado a caminar hacia el interior de la casa, — ¿Estas celoso, McKay?

— ¡Sí, si, estoy celoso maldición! ¡Malditamente celoso! — admite cuando ya estamos en la sala de su casa y los chicos ya se han parado a mirar.

— ¡No tienes ningún motivo! ¡Yo no te los he dado, Alex! — lo jalo de la mano volteándolo.

Me le paro en frente sujetándolo de las manos, me siento un poco extraña es una sensación que nunca había sentido. Dios, Luis cuando intento besarme yo también quería hacerlo, pensé que así olvidaría a Alex, pero cabe a destacar que nunca deje que lo hiciera, no se que pensar ahora.

— No quiero que nadie se te acerque, te lo estoy advirtiendo el que se te acerque mas de lo debido se muere ¿Entiendes? — preguntó fría agarrándome de la cintura atrayendome hacia él.

— Entiendo.

Me besa uniendo nuestros labios, suelto un suspiro al ver que ya nada malo pasará por mi culpa. No me perdonaría que alguien muriera por no hacerle caso a Alex, ¿Debería hacerle caso a lo que me dice? No se si hago bien, pero al menos mis amigos estarán bien.

— Ya, mi amor, no digas cosas así, — me acercó pasando mis brazos por su torso inundando mis fosas nasales de su perfume.

— Esta bien, princesa, — besa mi cien, — Pero ya te lo dije, se acerca y lo mato.

Sin más se aleja dejándome con una confusión en mi cabeza, Andrés pasa a mi lado riendo y amber agarra mi mano halandome hacia ella. Se que Alex no juega con algo así, tal vez solo deba hacer caso y ya, es mi novio y tiene todo el derecho sobre mi.
Eh... también tengo curiosidad que cerrar y tentación que cumplir así qué espero no avergonzarme.

— Amber, ¿Ya nos vamos? — pregunto volteandola a ver.

Ella sonríe acariciando mi mejilla, — si, ya están todas en el café, venga, ¿De que quieres hablar?

Niego riendo, — No, curiosa Amber.

— ja ja ja, vamos ya quiero saber.

La tentación es un problema serio, pero no es peor que la curiosidad.

Tú eres mía, princesa© (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora