there's something

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"Impresionante cambio de clima del que hemos sido testigos el día de hoy, después de que las lluvias afectaran las fronteras de nuestro país, el sol vuelve reluciendo y nos anticipamos a los treinta hasta treinta y seis grados centígrados más cercanos a los 40 en las partes bajas del país... "

-papá... cuando regresemos de la au...audición ¿puedes comprar un helado a mí?- preguntó la pequeña que mantenía fija su mirada en la princesa que coloreaba. Su fino sentido auditivo no pudo pasar desapercibido el perfecto clima que había para compartir un delicioso helado.

- si- respondió su padre. Un hombre robusto que se encontraba cocinando agílmente.

- y pa...pá ¿puede ser de fresa?

-del sabor que desees, amor- contestó apareciendo detras de la pequeña, colocando frente a ella un plato con un nutritivo desayuno. Distraída, dejó de lado su dibujo para dar paso a acomodarse sobre sus rodillas en la silla y comenzar a contar las uvas una por una y separar los gajos de mandarina - comelo todo.

-¿papá por qué el clima es bu...bueno hoy?

- Ah, eso es porqué... yo pedí que fuera bueno- la pequeña solo formó una pequeña "O" con su boquita. Sorprendida.

-papá... eres ma...magio, magicio- exclamó la menor levantando sus manitas para después bajarlas y tomar un poco de agua con una hermosa sonrisa tirando de sus labios.

-mágico, Nena...- corrigió su padre. Disponiendose a comer, siendo imitado por su pequeña.

Las dos personas en la habitación compartían el desyuno, un vínculo y una muerte. La más dolorosa de todas a decir verdad. "La famosa Rebecca Astín, ha fallecido, dejando corazones rotos de fanaticos..." se podía escuchar en los noticieros hace casi un año.

-¿papá... ya nos vamos?- preguntó claro la niña. Levantándose de su lugar y llevando consigo el plato y vaso para dejarlo sobre el lavabo -mira ter...terminamos de comer.

- No, aún no, ven aquí - le llamó su padre desde la mesa, golpeando levemente su muslo para que su hija tomara asiento ahí. -miras aquí...- dijo señalando su reloj- cuando la aguja pequeña esté sobre el tres nosotros nos iremos, ¿comprendes?- su hija asintió efusivamente -entonces... ¿qué dije?

-si, cuando la aguja bebe este sobre el tres nos vamos- repitió.

No era secreto que la pequeña tenia capacidades diferentes para aprender. La terapeuta personal que llevaba el caso de su hija, le habia explicado al padre que sus palabras debían ir ejemplificadas con objetos los cuales la pequeña lograra diferenciar por el tamaño, color y forma del objeto. Los bebes eran parte de eso. "Son pequeños y gorditos" decía de esa manera para poder diferenciar entre un adulto y un pequeño de brazos.

Los minutos, los segundos y las horas pasaron. La pequeña habia estado todo ese tiempo observando de cerca el reloj de su padre, celebrando cada vez que la aguja minutera cambiaba de posición, la niña habia pedido a su padre de darle el reloj prometiendo que bajo su cuidado no llegarían tarde, haciendo un saludo de soldado.

-¡Papá! ¡papá! Ya... ya...- avisó corriendo hacia el segundo nivel fatigada por la emoción, mostrando el reloj en donde se encontraba ya la aguja sobre el número que su padre le habia indicado.

-¿ya estas lista?- preguntó su padre detrás de su escritorio, cerrando su laptop para mirarla ya cambiada llevando aún en sus manos las botas rojas que tanto le gustaban- dejame ayudarte con eso y nos vamos.

El sol, como habian dicho en las noticias, brillaba en esplendor casi como la mayoría del año. No habia rastro de alguna nube o algo semejante a gotas de lluvia. El fresco viento soplaba fuerte moviendo el cabello dorado de la pequeña quien luchaba por mantenerlo en su lugar y no echar a perder el hermoso peinado que su abuela le había hecho. Ambos se dirigían con lentos pasos a la estación de trenes, rumbo a la academia donde su hija audicionaría.

Second Chance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora