can't anymore

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[Sr. Haruk A.]

22:49
Llegamos a casa. Felíz noche.

23:05
Gracias por el pastel, señorita Nath 💚.

10:00
Buenos días. Me alegro que llegaran bien.

10:01
Con mucho amor Eilyss.

Domingo, para muchos el final de la semana, para otros el inicio, para la pelinegra otro día más tratando de sobrellevar el creciente malestar en su corazón. Después de leer la carta de la pequeña de hermoso cabello una angustia inundó su corazón porque no eran palabras vacías y llevaban un sentido único y específico.

-¿vendrás a verme?- preguntó la chica detras de la linea -te oyes preocupada... ven a mi oficina nena, estoy revisando los examenes.

- estoy bien, Ag, voy a practicar unas cosas por aquí y...

- estás bien, te estás haciendo la fuerte, son cosas muy distintas, Nitty, ¿estas de nuevo mal por la mentira de Rubic?

La chica negó a pesar de que su amiga no le veía - no, Agnés, es solo... uhm difícil. - Nathya se recostó en el sillón - arreglo unas cosas aquí y voy contigo ¿bien?

- sí, pero no - se rio - te espero aquí, me tocará estar la mayoría de la tarde y mañana. Te veo, nena.

Escuchó a su amiga cortar la llamada y lanzó el teléfono hacia la alfombra de la pequeña sala de la mansión A.Hudson, en donde se encontraban enmarcadas varias fotografías empolvadas, que con el tiempo habia dado por olvidadas, claro, si no hubiera sido por la curiosidad de Eilyss al preguntar a donde llevaba ese pasillo la otra vez, ella hubiese olvidado la importancia de ese mínimo lugar.

- Addeline, mira... quiero limpiar aquí de primero, luego nos vamos a la habitación - le llamó a la señora que le ayudaba con la limpieza de su piso.

- claro jovencita, como usted mande.

- te ayudaré, iré a poner música.

- claro, necesitamos mover la cola - bromeó la señora haciendo reir a la joven.

La chica caminó hasta la pista en donde se encontraba la cabina de música, subió el volumen para que las melodías llegaran hasta donde ellas estaban y regresó corriendo. 

- su abuelo estaría orgulloso - le escuchó decir mientras pasaba un trapo humedo por los marcos - orgulloso de la mujer en la que se a convertido con el pasar de los años.

- pero, Addie, no se que decir a eso - atinó a contestar - me pondré sentimental y ya he llorado mucho ¿no cree?

- sí, pero no solo de tristeza.

La música les envolvió a cada una mientras delineaban los marcos con los trapos para limpiar, después echaban spray sobre el vidrio que cuidaba la fotografía y con un periódico lo repartían hasta las esquinas. Sumidas en sus quehaceres la joven se preguntó ¿valía la pena creer tanto en las palabras de una niña? Porque realmente esas pocas letras habian volcado su corazón.

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