La academia Âme Soeur, al centro de la ciudad lejana. Mantenía diseños antiguos en sus paredes exteriores y no ocupaba de grandes portones como bienvenida, solamente un bello y enorme jardín en donde juraba que habian plantadas muchos ejemplares de rosas y a su lado un camino de piedras que dirigían el camino hacia la entrada. La altura de las puertas de madera y cuatro escalones de concreto anchos detuvieron su inspección.
- ¿estas lista?- preguntó el padre a su pequeña aún sin subir ningun escalon, su hija sonrió nerviosa como afirmación - solo debes sonreir mucho- dijo su padre colocandose a la altura de la niña para arreglar su bufanda la cual se había desarreglado con el viaje. Al regresar a su posición sintió la calidez de su hija que tomó fuertemente su mano para empezar a caminar. Un toque, dos toques, tres toques. El sonido producido por los golpes en la puerta hicieron eco en la gran extensión de los pasillos de la academia, los cuales sabia que existían por el mini tour de imágenes que habian en la pagina principal de la academia. Los minutos pasaron y nadie abría comenzando a irritarse escuchó a lo lejos unos pasos, alguien que corría venía desde atras. El padre asustado giró colocando a su pequeña detras de él, encontrándose con una joven despeinada que recogía unas cuantas hojas.
-diculpen, ¿cuánto tiempo llevan ahí?- habló una chica de pelo negro alborotado por el aire quien se acercó mientras que componía las hojas. -lamento la tardanza, no creí en su puntualidad- volvió a hablar acercándose a ellos - soy Nathya, Nathya Hudson, la directora y dueña de este lugar, nuevamente ofrezco una disculpa por mi tardanza.
- no es de preocupar, llevamos poco tiempo esperando.
- a sí ¿cuanto?
- cumpliendo la media hora- mintió revisando su reloj. La cara de la chica bajo en decepción, su mano fue a parar a su frente dejando leves golpes en ella. Nuevamente su mirada fue al mayor quien sonreía - soy Haruk Amurabi, y ella...- dijo atrayendo a su pequeña, quien no habia dejado de sonreir, hacia al frente- ella es Eilyss Amurabi, mi hija. Un gusto.
- Un gusto - volvió a decir- vamos adentro, que me congelo- la chica los guió por enormes pasillos solitarios, fríos y obscuros. Dentro de la academia parecia no haber ningun alma, no era precisamente como esperaba el padre. 9:30 a.m. A esa hora es de suponer que los entrenamientos deben estar en su mayor auge, jovenes y niños sudorosos por el tiempo de calentamiento y el ejercicio. Sin embargo, todo el edificio se encontraba vacio -bien, aqui es mi oficina, por favor entren- la joven llamo su atención luego de subir tres conjuntos de escalones. Llegaron a lo que les habia dado a conocer como su "oficina" aunque era una simple clase con espejos en las cuatro paredes y un enorme ventanal. La joven dirigia su mirada nerviosa a ellos para luego retirarla y entrelazar sus manos sobre su regazo -muy bien... tengo ser sincera.
-¿por favor?
- como ya se pudo dar cuenta, es la primera vez que alguien conoce mi academia... después de mucho tiempo - respondió evitando la penetrante mirada que el señor tenía sobre ella - no tengo más alumnos que su hija, claro, sí es que desea que ella reciba clases aquí.
- señorita, pero en su página decía que tiene más de diez años de experiencia y no es verdad por lo que veo- resalto el padre, ahora si comenzando a molestarse.
- no, es decir, sí.- la chica llevó su mano a su cuello para rascar la zona- Yo tengo muchos años de experiencia en el patinaje, sin embargo, no como directora o maestra.
- oh entonces creo que es mejor que busque...- estaba levantándose para salir del lugar, pero la chica lo detuvo. Su mirada pidió que le escuchara.-Le recuerdo que busco calidad para que mi hija aprenda, ¿comprende?
- señor, es la primera vez que pido que me busquen- habló la chica dirigiendo su mirada a la pequeña, que distraída de la conversación, seguía las poses de unas patinadoras que se encontraban en unos pósters pegados en los espejos - su hija merece más y yo se que tengo el potencial para enseñarle eso a su pequeña. - aseguró.
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Second Chance
Humor"¿Te sientes cansada? Bien, mis brazos te sostendrán. Me encargaré de guardar tus sueños en mi mano y te ayudaré a cumplirlos. Te amo, mi pequeña, yo siempre lo haré..." Cuando todo se vuelva difícil, siempre habrán segundas oportunidades para volv...