there's something

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- entonces ¿quieres ir a vivir ahí?

- es una gran oportunidad para Eily, además, no es tan dificil conseguir donde vivir- él respondió recibiendo los platos que traía Elena, para después lavarlos.

- hijo, es la ciudad lejana, ¿comprendes? No estamos acostumbrados a su rutina y al clima.

- su rutina es parecida a la nuestra. No hay diferencia. ¿Madre?- preguntó al ver la seriedad en el rostro de su madre.

- Haruk, piensa bien tus futuros pasos, aquí tienes un trabajo, una casa propia y el clima es perfecto para tu hija que ha vivido aqui desde que tiene conciencia.

La propuesta era tan deslumbrante como el sol de ese día. Su madre tenía razón, sin embargo, no descartaba la idea de poder garantizarle a su hija el cumplimiento de su sueño. En el pueblo donde ellos vivían el clima era lo suficientemente moderado para que su hija se encontrara cómoda ya que todos los años era igual, mantenia ese pequeño toque de primavera e invierno en los últimos meses del año haciendo que el agua del lago cercano se congelara tanto que se pudiera patinar sobre el. Los atardeceres naranjas que daban por terminado al día era algo que no se podia disfrutar al irse a la ciudad. El resto del año disfrutaban de dias cálidos, perfectos para hacer largas caminatas sintiendo el fresco aire que los arboles se encargaban de purificar. Habían costumbres y actividades que no se podían realizar en la ciudad lejana como rodar por los pequeños montes en un día soleado, o salir a visitar las granjas de sus vecinos en un día festivo. También se perdían de las ferias que se hacían por el aniversario de nombramiento del pequeño pueblo. Por esas mínimas razones la ida estaba en duda.

- hola pequeña, ¿como amaneciste? - había llegado a la habitación de su hija, que apenas despertaba. Moviéndose sobre la cama, la niña sonrió.

- buen día... papi. Bien, soñe que volaba - el padre río por lo bajo - Hoy... ¿iremos a la academia?

- ¿quieres ir? - preguntó sorprendido el señor - No sabia si te había gustado, la señorita Nathya dijo que podíamos ir cuando...

- es hermo... hermosa y la pista esta sola, papá.

- entonces... ¿te gustaría seguir aprendiendo ahí?

- sí, sí, sí - respondió saltando sobre la cama cayendo directo a los brazos de su padre, quien la sostuvo fuertemente. -¿me...me llevarás?- lo vio de frente, directo a sus ojos esperando una respuesta. Ver asentir a su papá hizo que sus ojos brillaran.

-Ahora solo faltaba convencer a la abuela...- susurró el mayor para él mismo.

Muchas veces Elena mantenía un cuidado obsesivo con sus seres queridos, llegó a pensar egoístamente sobre las deciciones de su hijo y como estas le afectaban a su hija. Manteniendo una postura rigida sobre sus razones los vio regresar de la planta de arriba de la casa por el rabillo de su ojo, suspirando dramáticamente cuando se fijo en que su nieta llevaba su mochila de entrenamiento.

- ¿vas a desayunar Eily?- le preguntó, evitando la mirada atenta de su hijo.

- si, abuela, fru...frutas- le contestó su nieta, tomando asiento sobre sus rodillas en una de las sillas. El tazón con frutas cortadas en cuadritos entró en el campo de visión de la pequeña llamando su atención por completo.

-¿la vas a llevar?

- uhm, sí... ella quiere ir- le respondió el padre sin dirigirle la mirada mientras revisaba la hora de salida de los trenes. - puedes venir si quieres.

- esta bien, ¿cómo es el clima allá?

- frío- aseguró con burla-, lleva una chaqueta y un abrigo- la abuela bufó y se dirigió a su habitación, ella enserio odiaba el clima templado.

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