too high

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Habían pasado exactamente tres semanas desde que la pequeña Eilyss se encontraba asistiendo a sus entrenamientos y han sido las semanas más experimentales para las dos, pues con el pasar de los días era más charla que patines sobre hielo. Siguiendo al pie de la letra el consejo que Agnés le dio a la pelinegra, esta continuó buscando otros temas triviales para entender un poco más del mundo de la niña de pelos dorados. Gracias a eso había descubierto que a la chiquilla le encantaban las matemáticas y que su pasatiempo favorito podria llegar a ser: contar en regresivo del 200 al 0. También descubrió que todos los días la nena tendría un color favorito diferente. Ese día la chica salía del baño después de tomar una larga ducha de agua hirviendo y como era costumbre se acercó a un mueble donde guardaba las diferentes pomadas para cuidar sus tobillos y prepararlos para el arduo calentamiento que ella realizaba antes de que llegara su alumna.

Con una fina capa de sudor llegó hasta la puerta, donde después de tres toques, aparecía la figura de Haruk y Eilyss tomados de la mano dándole la espalda, parecían admirar el jardín blanquecino.

- buen día. Pasen- saludó dándoles un pequeño susto por aparecer de forma tan repentina - ¿ya desayunaron? - los vio asentir dudosos - yo no, ¿les parece si me acompañan a desayunar?

- buenos dias, señorita Nathya. - Saludó la pequeña mostrando su dedo meñique, como tenía por costumbre desde hace varios días - yo estoy a punto de explotar.

- hola dedito de Eilyss - respondió siguiendo la corriente - ¿entonces que dicen? No acostumbro a desayunar sola.

- bueno, si... si usted nos esta invitando amablemente no deberiamos ne...negarnos ¿verdad, papá? - preguntó la nena mirando hacia arriba directo a su padre quien parecía distraído. -¿papá?

- sí, nena...- habló. Sin embargo, su mirada estaba en otra parte- . señorita Nathya, si no es molesto nos parece bien - contestó aún con su vista fija en la entrenadora - disculpe el atrevimiento pero ¿se baño?

La chica le vio incrédula ante su pregunta - si... ¿hice mal? - preguntó con sarcasmo levantando una ceja.

- no... digo sí- levantó su mano hasta su cuello para comenzar a rascar la zona - el clima es muy bajo y usted caminó desde su casa hasta aquí con su cabello humedo... puede enfermar si camina bajo los fuertes vientos y...

- no debería preocuparse, ayer dormí aquí... no salí para nada- aseguró con una cálida sonrisa mostrando sus hermosos hoyuelos. - ahora... vamos adentro.

Los tres caminaron animadamente dentro de la mansión, siguiendo a la delgada chica que iba en medias. La chiquilla vio directo a sus pies y reprimió un sonido de fastidio para ella. Al llegar a la enorme cocina la sorpresa de la nena fue igual a la vez anterior que había entrado.

- esas sillas no estaba ahí - habló señalando las cuatro sillas que la entrenadora había puesto semanas antes. - cuando hicimos el pastel... no estaban.

- las coloqué cuando te fuiste, Eilyss.

La chica se movía agílmente por todo el espacio, sacando sartenes y guardando uno que otro ingrediente que utilizaba siendo fielmente seguida por dos pares de ojos que le miraban atentos. - ¿debería ayudarle? - preguntó de repente el mayor caminando al lado de la joven.

- ¿oh? No, no se preocupe. Tengo todo bajo control. - aseguró la chica llevando una pesada olla con agua.

- no, voy a ayudarla- aseguró - Eily sientate ahí y no te muevas- levantó la voz el padre llamando la atención de su hija quien rápido atinó a subirse y apoyar sus manos sobre la fría superficie de mármol - ¿qué hago?

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