Hay que parar

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Narradora

Maikel sujetaba su cabeza entre sus manos mientras dejaba escapar gruñidos y suspiros de desesperación, no sabía que hacer ahora, su hermana y todos su amigos estaban a punto de fracturar el equilibrio de su mundo, mejor dicho, de todo el mundo, afectaría de igual forma al mundo humano si lograban pasar del bosque, si eso pasaba, era seguro que nada bueno les depararía para el futuro.

-No es tu culpa, deja de pensar eso cariño-

-Debí detenerla Candy, ¿Qué clase de hermano soy? Se supone que tengo que guiarla, no impulsarla a hacer estupideces-

-Hiciste lo que pudiste amor y aun estás a tiempo. Te acompañaría pero... ya sabes- se encogió de hombros mientras rascaba uno de los barrotes con su dedo.

-De todas formas aunque intente detenerlos no me escucharan, sabes que Mery es muy convincente cuando quiere-

-Con intentarlo no se pierde nada-

-Tiene razón- ambos miraron al dueño de la voz –No te rindas Maikel, tu eres el mocoso más perseverante que conozco y si te rindes ahora que tu hermana está más loca que una cabra entonces me decepcionarás- Charles se acercó y abrió la puerta de la celda de Candy con una llave que sacó de su bolsillo –Vayan ustedes, si necesitan que encierre a alguien aquí estaré más que dispuesto a ayudar-

-¿Tu... sabes que no hice nada?- preguntó Candy sorprendida.

-Siempre lo supe, por algo es que te doy más comida a ti- un grito ensordecedor se escuchó al fondo de las mazmorras, los tres miraron la celda blindada del fondo por instinto, venia de ahí –Otra vez ese tipo-

-Deberías ver que tiene-

-Nah, no hace falta, seguro solo lo hace para llamar la atención, es mejor ignorarlo, aunque de igual forma lo tengo que cuidar, el otro día estuvo jugando con un cristal naranja enorme, pensamos que se quería cortar o algo así-

Esas palabras hicieron que algo en la cabeza de Maikel hiciera click, al instante se puso de pie y buscó en uno de los bolsillos de su pantalón.

-Charles ¿Ese cristal era como este?- mostró una foto del cristal que había mando a Slender antes.

-Justo era ese-

Ambos chicos se miraron con los ojos abiertos al escuchar la respuesta.

-Ábrele- dijo caminando hacia la puerta blindada.

-¿Qué? No puedo hacer eso Maikel-

-¡Ábrele demonios!- dejó caer su puño en la puerta, recibiendo un grito ahogado como respuesta.

-Charles, hazle caso- el hombre miró a Candy, sus ojos preocupados y tiernos hicieron que su interior se revolviera en un instante.

Soltó un suspiro derrotado, sacó una llave y la introdujo en la cerradura de la puerta blindada para después levantar la pesada puerta, dentro estaba oscuro y un olor agrio estaba presente en todas partes. Los tres se movieron con cuidado hasta que la oscuridad de la celda los envolvió, haciendo que el mayor de los tres sacara una pequeña linterna de su bolsillo e iluminará el lugar, cuando la luz alcanzó el fondo de la celda vieron el cuerpo de la persona que estaba ahí y que siempre gritaba de forma ensordecedora hasta quedarse sin voz, Candy dejó salir un jadeo mientras se tapaba la boca y Maikel tembló ligeramente.

-Lo sabía- murmuró –Sabia que eras tú-

Muchos especialistas dicen que una de las mejores medicinas del mundo es la naturaleza, el ir a un bosque o montaña es sinónimo de alivio y relajación casi inmediata, en algunos funciona, en otros no, ahora mismo, ni a la persona más pacífica y calmada del mundo le serviría de nada entrar en el bosque, pues el ambiente era tan tenso que se podía salir de ahí con un dolor muscular bastante fuerte en vez de relajarte hasta ser un hippie.

Creepyland II (TERMINADO)Where stories live. Discover now