Libertad y celos

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Narradora

-No puedo creer que fuera tan tonto- dijo entre carcajadas el rubio junto con el castaño, ambos sentados en la cama del primero.

-Pues se lo merece por haberle dicho a Sally que era tan pequeña como un germen- siguió riendo.

-¿Jeff siempre es así de imprudente?-

-Sí, no piensa mucha antes de hablar y actuar, por eso es que siempre termina golpeado o en este caso con toda su cara pintada con marcador permanente, le tomó una semana quitárselo- respondió sobando su estómago, este le dolía de tano reír –Realmente aunque Sally sea pequeña es tamaño si nos ponemos a pensar ahora mismo sería una adulta pero como murió siendo una niña pues ya sabes, quedó así-

-Entiendo, pobre pequeña y es tan agradable- hizo un gesto y empezó a rascar su muñeca derecha por debajo de la esposa.

-¿Te duele?- preguntó Hoodie al verlo.

-No, es solo que a veces se produce algo de humedad por debajo, en especial ahora que hace calor el sudor se filtra bajo las esposas pero me acostumbre, en el hospital me tenían así casi siempre-

-No lo entiendo, ha pasado un mes, deberías estar libre-

-Supongo que Slenderman piensa que aún no es el momento- Jonathan suspiro –No lo culpo, le di una mala primera impresión-

-Igual no me parece justo que no te dé una oportunidad- su ceño se frunció.

Hoodie llevaba el último mes viendo a escondidas a Jonathan, le había llevado varios libros para que se entretuviera un poco o hablaban de cosas diversas para conocerse mejor, con el paso de los días notó que el chico era muy sensible y de mente abierta pero en cierta parte lo sentía como si estuviera en una jaula y no lo culpaba, prácticamente estuvo toda su vida encerrado entre paredes blancas y amarrado a estas como si fuera una bestia salvaje, por lo que no era difícil suponer que por esa razón era algo cerrado al conocer a alguien.

-No importa, él tiene sus razones para desconfiar-

Hoodie lo miró por unos segundos y sin dudar se puso de pie –No pienso quedarme de brazos cruzados- sin decir más salió rápidamente de la habitación y corrió por los pasillos y escaleras hasta llegar a la primera planta.

Intentó regular su respiración antes de tocar la puerta, un "adelante" desde adentro le dio la indicación para entrar, abrió la puerta y entro a la oficina de Slenderman, el cual se encontraba buscando en el librero que tenía a su lado algo desconocido para el castaño.

-Amo, vengo a pedirle algo-

-¿Qué necesitas?- ni siquiera lo volteo a "ver", siguió buscando en el librero.

Hoodie respiró hondo antes de hablar –Quiero que le quite a Jonathan las cadenas y que pueda salir y caminar por la mansión libremente-

De repente todos los movimientos que el más alto estaba realizando con sus brazos y tentáculos se detuvieron, Hoodie trago saliva disimuladamente, pues las veces que él había hecho eso no significaba algo bueno precisamente.

-Estuviste hablando con él- afirmó.

-Yo... si... pero tuve mis razones amo-

-Les dije a todos claramente que no se acercaran a él a menos que sea para darle de comer- su voz se hiso más grave.

-Lo sé, pero ya ha pasado un mes de eso, él... necesita salir, conocer el lugar en donde se quedará a partir de ahora- su voz sonó casi parecido a una súplica, su orgullo era grande pero no le importaba perder un poco con tal de ayudar al rubio.

Creepyland II (TERMINADO)Where stories live. Discover now