Cada acción tiene una reacción

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Narradora

Había tardado bastante en llegar, no sabía por dónde ir y no quería preguntarle a nadie en el mundo humano, aun así siguió a como pudo y cuando se dio cuenta ya estaba enfrente a esa enorme estructura en donde había vivido tantos años y en donde fue una pesadilla viviente para él, no tardó en acomodarse su antiguo uniforme de paciente y su mascarilla alrededor de su boca y nariz. Podrían ser las cinco o seis de la tarde, no lo sabía, solo sabía que estaba oscuro y que empezaría a llover peor dentro de algunos minutos. Miró a los alrededores buscando una forma de entrar, obviamente había guardias en cada puerta y si entraba de forma que pensaran que era otro paciente posiblemente seria encerrado de nuevo.

-Donde esta...- murmuró mirando las paredes del lugar, buscando una entrada sin éxito alguno, de hecho casi no estaba pensando con claridad, solo tenía en su cabeza un cuarto en específico pero no sabía en donde se ubicaba desde fuera –Demonios- gruñó y cerró sus ojos frustrado, sin pensarlo impactó su puño contra la pared, sintiendo una pequeña parte de su piel desgarrarse, se apoyó en la pared y posó su frente en su antebrazo, lastimosamente nunca salió más allá del patio en los años en los que estuvo encerrado y había pasado varios meses en los que había olvidado ciertas entradas, tal vez solo eran seis meses pero la calidez de los chicos en la mansión era tan cómoda que había hecho que olvidara parte de su origen.

De pronto un leve mareo lo invadió junto con una sensación electrizante, frunció su ceño y abrió y sus ojos, no se había dado cuenta de que los había cerrado, llevándose la sorpresa de estar en una oficina, miró hacia la ventana y se dio cuenta de que estaba casi en el tercer piso del hospital, duró unos cuantos segundos preguntándose cómo llegó ahí hasta que el recuerdo de esa mañana llegó a su mente.

-Supongo que activé la tele transportación sin querer- pensó para si mismo.

Dio una pequeña mirada a la oficina antes de escuchar como una puerta intentaba abrirse, rápidamente se metió en la esquina más oscura del lugar en donde afortunadamente había un estante repleto de libros lo suficientemente grande como para poder ocultar su delgado cuerpo. Una silueta fue iluminada por la luz del pasillo y cuando las luces de la oficina se encendieron su sangre empezó a hervir. El hombre se sentó en la silla detrás del escritorio que estaba casi en frente del rubio y soltando un suspiró comenzó a escribir unas cuantas cosas en unas carpetas, suponía que era los archivos de los pacientes.

-Bien, Henry Parker, entró en coma causado por una fuerte contusión en la cabeza al golpearse con la pared en el patio durante el descanso- su voz grave hizo estremecer el cuerpo de Jonathan, aun cuando esa voz lo seguía en sus sueños casi siempre le seguía intimidando el doble ahora que lo tenía en frente –Grace Watson, se le aplicó un sedante al entrar en una nueva crisis... ¡Oh! El pequeño Alexander Smith- ese nombre lo puso alerta –Será dado en adopción en unas semanas. Es una lástima que su madre haya muerto así, bueno, es mejor, ya me deshice de esa mujer y ya me podré deshacer del pequeño enfermito- soltó una pequeña carcajada la cual fue callada cuando sintió un golpe en su mejilla derecha, haciéndolo caer de su silla, miró aturdido hacia arriba encontrándose con el joven quien había puesto su pie en el pecho del hombre -¿¡Qué demonios!? ¿¡Quién eres!?- intentó quitar el pie del chico sin éxito.

-¿Tan rápido te olvidaste de mí? Que lastima, pensé que era importante para ti- bajó su mascarilla el rubio sonrió con amargura.

-¡Seguri...!- un nuevo puñetazo fue a dar al rostro ajeno, haciéndolo callar de inmediato.

-Ni se te ocurra llamar a los guardias Dave Collins- tomó su camisa e hizo que se incorporara un poco quedando los dos cara a cara -¿Quieres saber quién soy? Muy bien- con su mano libre tomó su cubre bocas y lo sacó de su rostro.

Creepyland II (TERMINADO)Where stories live. Discover now