Capítulo 12

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Capítulo 12: Naturalidad


—¿Por qué están aquí?

—¿Jungkook? ¿Eres tú? —pregunta, preocupado. Un poco se lo esperaba, ha de admitir, pero la persona a su lado parece sentirse diferente a él. No dice una sola palabra, sólo se queda mirando el rostro escondido de Jungkook. Jimin no puede adivinar lo que su compañero está sintiendo, pero dentro de sí intuye que algo ha cambiado. Quizá es el hecho de ver a Jungkook en un estado tan susceptible lo que lo ha dejado así, literalmente, como una estatua. O es el verlo tan diferente de como se mostraba diariamente. Aquella postura altanera de siempre no estaba... ¿Y eso tal vez lo asustaba? 

—¿Quién más sería? —responde con ironía. Jimin hace una sonrisa de costado reconociendo su tono de siempre, pero algo no termina de convencerle—. Ya me vieron, ahora pueden ir a contarle a todos que estoy llorando en el baño. Tienen todos los motivos para seguir burlándose de mí.

—¿Qué estás diciendo? No vamos a reírnos de ti, mucho menos en una situación así. ¿Qué te ocurre? ¿Es por lo que te dijeron en la clase...?

Jungkook se tensa y levanta su rostro con odio. —Fue tan humillante...

—Tienes un mal día, a todos nos pasa... ¿Acaso no recuerdas lo que fui yo el primer día de clases...? —Con ese comentario quiere hacerlo reír, pero Jungkook no lo hace.

—Pero tú tienes talento, sólo que con un pésimo estado corporal. Eso se arregla.

—¿Ah? —insiste, el otro parece frustrado y se limpia la nariz con fuerza.

—Yo tendría que entrenar por años para llegar a tu nivel —Jimin quiere interrumpirlo para reprocharlo, pero Jungkook prosigue—. Soy de una familia de bailarines y sin embargo... Soy el único en generaciones que no nació con talento para el baile.

—¿De qué estás hablando?

Los ojos del menor comienzan a tornarse llorosos nuevamente mientras prosigue. —En toda mi familia... Todos nacieron con un talento natural... Hasta mi sobrinita que tiene tan solo cuatro años es una niña prodigio. Ya ha ganado unas cuantas medallas de baile clásico —suspira, con cierta envidia—. Pero yo... Yo tuve que vivir en salas de práctica desde que nací para poder ponerme al nivel de mi familia... Y aún así... —Hace una pausa, en la que su voz se quiebra con su próximo comentario—. Soy una vergüenza para mi familia.

Jimin se queda en blanco con esas últimas palabras. No sabe qué decir, o qué hacer, intenta buscar la mejor forma de consolarlo, pero la persona a su lado que no había dicho una sola palabra a lo largo de toda esa conversación, es quien toma su lugar.

—¿¡Es una broma!? —Parece alterado, Jungkook también se sorprende por su grito repentino—. ¡Cuando bailas, irradias... irradias magia! —suelta, como si lo hubiese tenido contenido por un largo tiempo—. La primera vez que te vi bailar en las clases me quedé excesivamente sorprendido, ¡y me enojó! ¡Me enojó tanto que teniendo una actitud tan arrogante fueses increíble en el baile! Tienes todos los motivos para alardear de tu talento y es por eso que creí que podías criticar al resto como si no fuese absolutamente nada. ¿Y ahora estás diciendo que no eres suficiente? ¿Que para tu familia tu talento no es suficiente? ¡Que se vayan a la mierda! ¡Están cegados por el éxito si no son capaces de ver el talento que tienen justo delante de sus ojos!

Jungkook se queda en silencio mirándolo sin poder creer lo que acaba de escuchar, Hoseok, al calmarse y darse cuenta de todo lo que ha dicho, se ve con un rostro excesivamente colorado que trata de esconder entre sus manos. Jimin a ese punto sólo puede reír viéndolos no sabiendo cómo romper aquel silencio incómodo.

Una vez más [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora