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Meses atrás.

Otro día despertando para odiar el mugroso mundo en el que vivía. ¿Por qué simplemente no podía dormir y no abrir los ojos nunca más?

Suspiré pesado, levantándome de la cama para ir al baño. Miré mi rostro en el espejo, tenía unas enormes ojeras ya que no había podido dormir casi nada. Abrí un cajón y saqué una pastilla, la tragué y luego lavé mi rostro y dientes. Me sentía miserable, una completa basura.

Cuando terminé, volví a mi habitación para vestirme, poniéndome algo simple para no llamar la atención. Tomé mi mochila y salí de la casa, tirando del objeto en el asiento de copiloto a la vez que me subía al auto en el asiento de piloto. Hice partir mi vehículo comenzando a conducir en dirección a la universidad, aún era temprano por lo que no tenía necesidad de apresurarme. Bastaron unos veinte minutos para llegar, estacioné el auto y bajé colgando mi mochila en la espalda. Antes de ir a mi facultad, decidí comprar un café cargado en una de las cafeterías cerca, lo bebí dentro de la tienda y luego me fui, pasando a llevar a alguien sin darme cuenta.

— Hey, ten más cuidado.

Esa voz fémina llamó mi atención pero no detuve mi andar, es más, al doblar la esquina lo único que hice fue mirarla de reojo, apenas pude verla ya que mi capucha obstruía parte de mi visión.

Mi celular comenzó a sonar, contesté el llamado mientras caminaba hacia mi primera clase.

— ¿Hola? — hablé.

Necesito que vengas a las dos de la tarde, es urgente — dicho eso, colgó la llamada.

A pesar de ser un número privado, sabía perfectamente quién me estaba hablando por esa inconfundible voz. Guardé el móvil en mi bolsillo, yendo a sentarme en uno de los puestos de último lugar. No presté mucha atención a las clases, aquella llamada me había dejado intrigado así que deseaba con ansias que el tiempo pasara rápido.

Cuando eran las dos ya me encontraba conduciendo a ese lugar despoblado donde pasaba habitualmente perdiendo o tal vez ganando mi tiempo.

— Al fin llegas —habló con seriedad —... ¿Conoces a estas personas?

Tomé la foto entre mis manos para inspeccionar a las tres personas presentes.

— Conozco al chico, es mi compañero de clases — respondí, devolviéndole el objeto.

— Perfecto, le diré a mis hombres que lo esperen en la universidad... Puedes irte.

Salí de aquella habitación para irme nuevamente a clases. ¿En serio me había llamado para  eso? Pudo fácilmente enviarme la foto por mensaje, pero claro, no debemos dejar evidencias. Mientras caminaba por los pasillos de la facultad, pude ver al chico de la foto, quien iba con... No puede ser, la chica de la cafetería.

Ellos no pueden ser hermanos.

Me apresuré en ir a la oficina del rector, pidiéndole prestada su computadora para buscar información sobre el chico. Según los datos, es hijo único, entonces ¿Quién es la chica? Recuerdo vagamente haberla visto en clases, por lo que luego de unos minutos dí con su información personal. Saqué fotografías a ello, posiblemente era ilegal lo que estaba haciendo, pero necesitaba con urgencia sus datos.

De alguna manera me sentí aliviado al saber que no existía vínculo sanguíneo que los uniera, pero ese alivio se fue al pensar que tal vez era su novia. Sacudí mi  cabeza mientras caminaba con la intención de eliminar aquellos pensamientos, yendo rápidamente a mis últimas clases.

"¿Podrías venir a verme al trabajo?"  Leí aquel mensaje y suspiré pesado antes de embarcarme a ir a la biblioteca en mi vehículo, de todos modos debía ir por unos libros que me ayudarían a estudiar. Estacioné el auto unas calles antes, bajando para comenzar a caminar a la biblioteca en la que trabaja mi madre.

𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄𝐒 [𝐋𝐞𝐞 𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨- 𝐬𝐤𝐳]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora