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Sacó el llavero de su bolsillo, depositó una de las nueve llaves en la cerradura, la giró y la puerta fué abierta. Mis ojos se abrieron a la par al ver el espacio de dicha habitación. Era de color verde menta, el piso de madera lisa reluciente, con un espejo que cubría una de las paredes  desde el techo hasta el piso y un equipo de música.

– ¿Es un salón de baile? — pregunté.

– Bienvenida a mi lugar favorito en esta casa — espetó con orgullo. — eres la primera persona a la que invito a este lugar, debes sentirte importante.

Comencé a caminar por el espacioso lugar y a hacer movimientos mientras me miraba en el espejo. No pude evitar soltar un wow.

– ¡Esto es genial, Minho! — hablé mientras daba vueltas.

– Bien, ahora a practicar. — me detuve en seco.

– ¿Practicar qué?

– ¿No querías que te enseñara un baile?

– ¿Ahora? — abrí mis ojos sorprendida.

– Sí. — respondió con obviedad mientras asentía con su cabeza.

El chico se acercó al equipo, lo encendió y colocó play a la música.

La canción My Flower de JBJ comenzó a sonar, inundando mis oídos con un armonioso ritmo y las bellas voces de los integrantes del grupo.

– Esta canción es genial.

– Supongo que has visto el vídeo de la canción ¿Verdad?

– Sí. El baile es difícil, y yo soy un asco bailando.

– Se ve difícil, pero no lo es. Observa. El inicio es así. — dijo, mientras hacía la pose inicial y comenzaba a explicarme los pasos.

Pasó una hora enseñándome el baile.

– Bien. Cambiemos el final, agreguemos unos pasos propios, improvisaremos — dijo.— ¿Sabes hacer volteretas o algo parecido?

¿Qué? ¿Volteretas? Como dije hace varios minutos, soy un asco bailando, entonces ¿Por qué sabría yo hacer volteretas?

– No.

– Hmmm — se quedó en silencio, mientras pensaba en algo. — ¿Puedo tomarte en brazos? Necesito saber cuánto pesas.

– ¿Para qué?

– ¿Me dejarás o no? — cuestionó, algo cansado. Asentí con la cabeza y él se acercó a mí. Con su brazo derecho rodeó mi cintura, mientras que el izquierdo lo pasaba tras mis rodillas, se agachó un poco y mis brazos rodearon su cuello. Nos miramos con detenimiento por unos segundos para luego alzarme con facilidad. Sonrió, a lo que imité su acción. — perfecta, será fácil.

– ¿Qué cosa? — pregunté. Nuestros rostros estaban muy cerca, lo que provocó un leve rubor en mis mejillas. Últimamente la cercanía que tengo con Minho provoca un sentimiento extraño en mi. No es uno malo sino un sentimiento muy lindo.

𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄𝐒 [𝐋𝐞𝐞 𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨- 𝐬𝐤𝐳]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora