No puede ser ¡Ellos saben mi dirección, maldita sea!
Comencé a entrar en pánico, mi respiración se volvió dificultosa y Minho soltó mi barbilla para tomar mi hombro.
— ¿E-estás b-bien? — preguntó.
¿Cómo se puede estar bien sabiendo que unos matones saben la dirección de mi departamento?
Negué con la cabeza como respuesta.
— Humm, tengo una idea... — posó su mano en su barbilla — pero no sé si te gustará.— me miró directamente a los ojos.
De pronto me entró el miedo.
— ¿Cuál? — cuestioné con nerviosismo.
— Ven a vivir conmigo — ESPERA ¿QUÉ? — no te asustes, será solo por un tiempo.
—¿Qué dijiste?
Realmente pensé que había escuchado mal.
— Hasta que por lo menos te dejen en paz, Yoonie... — dijo calmado, con una mirada neutral.
— ¿No sería mejor vivir con mis padres?
— Ellos — apuntó a los grandulones.— pueden sospechar que vives ahí. Te aseguro que también saben la dirección de tus padres.
— ¡Con mayor razón debería ir, mis padres pueden estar en peligro!
— Te gusta ser masoquista, Min...
El hecho de que me llamara así y de que me mirara con esos ojos tan oscuros y profundos, me causaba escalofrío, logrando que se me erizara la piel.
A pesar de la sensación que sentía, lo miré de forma neutral y un poco pensativa por la decisión que debía tomar.
— ¿Por qué debería confíar en ti?
— Te he cuidado la espalda muchas veces Soyoon. He ido a tu casa, estudiamos juntos, bebimos café y te has subido a mi auto, ¿No crees que con eso basta?
— Te conozco hace dos días.— respondí seca.
— Bien, me harté — dijo con brusquedad — ¡me cansé de que me veas como un puto criminal cuando lo único que quiero es ayudarte Soyoon! — golpeó el volante del vehículo con fuerza para luego mirarme con el ceño fruncido debido a su enojo.
Oh vaya, no me esperaba eso. Sigo sin poder descifrar que es lo que pasa por la mente de este chico.
Lo miré un tanto asustada, y al darse cuenta de aquello, su rostro se relajó un poco. Pensé durante unos minutos para luego responderle.
— Está bien. Aceptaré tu ayuda.
Sonrió levemente mientras miraba por la ventana del auto. Luego se dió la vuelta para tomar una chaqueta ancha y una gorra negra.
— Ponte esto.
¿Cómo iba a ponerme esa chaqueta? ¡Me quedaría enorme!
— Para q-qué...
— Para que no te reconozcan. ¿No quieres ir por ropa acaso?
Cierto. Necesito muchas cosas de mi departamento.
Me coloqué la chaqueta y el gorro y Minho se colocó la capucha. Nos bajamos del auto y él se acercó a mí, me tomó de la mano así que lo miré algo aturdida.
— ¿Q-qué haces? — pregunté, ya que su acción me sorprendió.
— Tenemos que fingir que somos pareja para que no nos descubran, debemos pasar desapercibidos — comenzó a caminar así que lo seguí, aún tomados de la mano — si es posible trata de caminar distinto a lo habitual, pero sin exagerar. No debemos llamar la atención. — ordenó, a lo que yo asentí como respuesta.
Cruzamos la puerta del edificio con esa sensación de triunfo cuando algo sale bien. Nos adentramos al elevador y marcamos el piso 7. El ding del ascensor marcó la llegada a mi piso, las puertas se abrieron y caminamos hacia mi puerta. Antes de sacar las llaves, miré a Minho, luego a nuestras manos que aún seguían entrelazadas y cuando se percató de aquello me soltó rápidamente.
Deposité la llave en la cerradura, y dando un leve empujón, la puerta se abrió. Entré al departamento con Minho siguiéndome detrás.
Busqué una maleta y comencé a hechar ropa y zapatos en ella. En otra mochila, puse mi cepillo de dientes y perfume, guardé mi dinero en la billetera, heché los libros y cuadernos de la universidad, la laptop y el cargador del celular. Salí de la habitación para dirigirme a la sala de estar, con el bolso, la mochila y un cubrebocas que dejaba solo mis ojos a la vista. Minho me observó divertido apenas me vió apareciendo en el lugar.
– ¿Qué? — pregunté.
– ¿Te vas de campamento?
Rodé los ojos. ¡Oh, vamos! Él fue el que me invitó a su casa en primer lugar.
– Bien, entonces me quedaré aquí.— dejé el bolso en el piso y comencé a sacar la mochila de mis hombros.
– Sólo bromeaba Soyoon — rió. — vamos a casa ¿Sí?
Asentí con la cabeza y él se acercó a mí. Se colgó mi mochila en los hombros y tomó mi bolso. Le acerqué un cubrebocas que inmediatamente utilizó, luego me tendió su mano para que la tomara, y con una mirada dudosa, acepté de todas formas.
– ¿Llevas piedras en la mochila? — cuestionó.
– ¿Por qué?
– Está pesada — se quejó. Le mostré una sonrisa y él pareció incomodarse. — ¿Nos vamos?
– Sí. — respondo.
Comenzamos a caminar hacia la puerta, la cerré y nos dirigimos al elevador.
Me miró por el espejo y luego volteó hacia mí, seguí sus movimientos con la mirada y quedamos de frente. Soltó mi mano para acomodar mi cabello y la gorra, dando la vuelta nuevamente dejándome ver su nariz de perfil, ya que llevaba la capucha. Me pareció de los más extraño y tierno viniendo de él.
Las puertas se abrieron a la par. Caminamos por el corto pasillo y llegamos a la puerta principal. Minho la abrió para dejarme salir, con él siguiéndome detrás. Una vez afuera, tomó mi mano y nos dirigimos al auto.
Solté el aire que había retenido en mis pulmones cuando me senté en el asiento del copiloto. Heché mi cabeza hacia atrás, sintiendo alivio por no ser reconocidos por los hombres.
Minho arrancó el auto manejando a una velocidad moderada, se detuvo por la luz roja del semáforo y yo voltee a mirarlo. Aún teníamos los cubrebocas puestos, él seguía con su capucha y solo podía ver su perfil, más bien la punta de su nariz.
Comencé a pensar en lo sucedido, desde que estaba esperando el taxi hasta ahora.
Si dijo que dejaría que me hicieran cualquier cosa... ¿Entonces porqué se devolvió para ayudarme de igual forma?
skzhellevator | NEMESIS
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𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄𝐒 [𝐋𝐞𝐞 𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨- 𝐬𝐤𝐳]
Fanfiction¿𝗖ó𝗺𝗼 𝘀𝗲 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿í𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗳𝗲𝗹𝗶𝘇? 𝗔𝗹𝗴𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗯𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗲 𝗷𝗼𝘃𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗻 𝗰𝗮𝗽𝘂𝗰𝗵𝗮. 𝗗𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗵𝗮𝗰í𝗮 𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗮ñ𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝗽𝗿𝗲𝗴𝘂𝗻𝘁𝗮𝗯𝗮 𝗹𝗼 𝗺𝗶...