– Me asustaste...— dije.
– Perdón, creo que debí ser menos brusco.
Soltó su agarre lentamente.
– ¿Dónde vas? — cuestionó.
– A mi departamento...
– ¿En qué?
– Supongo que caminado, no hay taxis, ¿Ves alguno? — pregunté, parándome en puntitas para tratar de ver uno.
– Caminando... — susurró, pero alcancé a oírlo — ¿Estás idiota? Después de todo lo ocurrido, ¿Te irás caminando? — rió como si acabara de decir una grandiosa estupidez — te llevaré a casa, ven — tomó mi mano libre para guiarme al estacionamiento. Paré en seco debido a su acción — ¿Qué? — sonrió nervioso. Miré nuestras manos y él me soltó — l-lo siento... Traje mi auto, lo había dejado estacionado cerca del lugar del suceso.
Asentí, aún no muy confiada de él. Llegamos al estacionamiento y buscó su auto con la mirada. Cuando lo encontró nos dirigimos a él.
– ¿Por qué debería confíar en tí?
– ¿Qué? Te salvé la vida... — dijo con obviedad.
– ¿Y qué? ¿Quién me asegura que no fue una actuación para tenerte confianza y ahora que tengas planeado secuestrarme?
Rió por lo que dije.
– Deberías dejar de ver tantas películas. No voy a secuestrarte, confía en mí.
– ¿Por qué debería hacerlo? — se acercó a mí, quedando a escasos centímetros de distancia. Tragué duro por el nerviosismo que me provocaba estar tan cerca de él.
– Diré tres palabras... — me miró a los ojos — Cafetería. Biblioteca. Empujón. ¿Te suena? — se alejó de mí.
Y todo mi día pasó en cámara rápida ante mis ojos. ¡Es el mismo chico con el que tuve un pequeño choque en la cafetería, luego en la calle y que no dejaba de mirarme en la biblioteca!
– ¿Me seguiste todo el día? — cuestioné.
– No soy un sicópata por si lo piensas — ¡Oh, claro que lo pienso! — sabía que te iba a ocurrir eso. Sólo procuré que no pasara a mayores. Tampoco es como si me importaras.
Auch.
– ¿Cómo sabías que me pasaría eso?
– ¿Me dejarás llevarte a casa?
Con el ceño fruncido debido a la impresión que dejó en mí, asentí de mala gana. Abrí la puerta trasera con intensión de subir.
– ¿Qué haces?
– ¿Eres ciego? Trato de subir. ¿No querías llevarme?
Rió con notoria irritación.
– No soy un puto taxista. Sube adelante.
Cerré la puerta para dirigirme a la de copiloto. Abroché el cinturón de seguridad y luego él subió. Encendió el auto y comenzó a conducir.
°°°
Manejaba por las calles de la ciudad a velocidad moderada.
– Vivo en...
– Sé dónde vives...— interrumpió.
Se detuvo en un semáforo en rojo.
Espera, ¿Qué? ¿También sabe dónde vivo?
– ¿Cómo lo sabes? — pregunté, casi gritando.
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𝐕𝐎𝐈𝐂𝐄𝐒 [𝐋𝐞𝐞 𝐌𝐢𝐧𝐡𝐨- 𝐬𝐤𝐳]
Fanfiction¿𝗖ó𝗺𝗼 𝘀𝗲 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿í𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗳𝗲𝗹𝗶𝘇? 𝗔𝗹𝗴𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗯𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗲 𝗷𝗼𝘃𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗻 𝗰𝗮𝗽𝘂𝗰𝗵𝗮. 𝗗𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗵𝗮𝗰í𝗮 𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗮ñ𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝗽𝗿𝗲𝗴𝘂𝗻𝘁𝗮𝗯𝗮 𝗹𝗼 𝗺𝗶...