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FELIX

No podía creer que su mamá haya echado a Chan a empujones de la casa, y no pudo hacer nada, no podía de lo enojado que estaba, su cara había enrojecido por completo.

—¿¡Cómo puedes estar con un chico!?
No te crié así, ¡dejarte ir a Corea fue una completa equivocación! ¿Cómo pude permitir esto?—Le gritaba la madre sin dejarlo hablar en lo más mínimo.

La paciencia de Felix estaba llegando a su límite, sentía que su corazón se le apretaba, de pronto le comenzó a costar respirar. Su madre no paraba de reprocharlo por haber traído al chico a casa y tratar de convencerla de semejante "estupidez".

Ella era la persona que más necesitaba que estuviera de su lado y resultó todo lo contrario, odiaba a Chan con todo su ser, se lo gritaba en la cara diciéndole que no lo volviera a ver nunca más.
El corazón de nuestro Felix estaba en mil pedazos, sus ojitos comenzaron a humedecerse y cayó rendido al suelo.
Llevó sus manos a su rostro y lloró mientras pensaba que hacer.

¿Cómo podría ser tan difícil comprender que él lo ama y que lo único que quería era su consentimiento?.

Se dirigió a su habitación y guardó lo más importante en su mochila para irse a quedar con Chan, la convivencia con su madre sería un infierno ahora.
Pero cuando iba saliendo de la sala, su madre lo detuvo en seco y le dió una bofetada en la mejilla diciéndole que no permitiría que saliera más de casa.

Lo mandó a su habitación como a un niño de cinco años recién regañado, con la poca dignidad que le quedaba se sentó en la cama pensando en su futuro mientras tocaba su mejilla que había quedado adolorida del manotazo.

Llamó a Chan y le contó lo ocurrido, evitando la parte del golpe.

CHAN


—Ella no quiere dejarme salir.. no quiere que te vuelva a ver Chan—Dijo con la garganta apretada.

—Tranquilo, veré la manera de hacerlo, no te preocupes demasiado corazón—Dijo con voz suave intentando calmar el ambiente tenso.

—Chan.. tu no conoces a mi mamá, de seguro ya cerró la casa con llave para asegurarse de que no salga.

—Entonces tendré que entrar yo, pero te prometo que saldremos de esta juntos.. Si tu quieres—Dijo Chan dejando escuchar su tristeza en la ultima frase, ahora todo estaba en las manos del chico que estaba mal emocionalmente.

La situación no se veía para nada favorable y no podía hacer nada al respecto, si el chico elegía a su madre no podría acercársele más, y como lo amaba tanto no quería hacerle daño insistiendole, respetaría su decisión fuera cual fuera.

No podía enojarse con ella, pues tenía todo el derecho de preocuparse por su hijo y de tener su forma de pensar distinta a la suya, le entristecia que su niño tuviera que lidiar con eso solo.

Siempre lo veía como una persona muy frágil y que debía proteger, pensaba en entrar por su ventana como la noche anterior pero tenía miedo de complicar las cosas aún más.

Era la hora de comer y fue a la mesa, su madre lo miró y supo de inmediato que le había pasado algo.

—Chan, hijo, ¿Todo está bien?

—No mamá—Fue lo único que pudo decir, aguantando para no derramar las lágrimas de sus ojitos.

Le contó lo sucedido con todos los detalles, al principio se molestó al oír que habían tratado mal a su hijo pero luego sintió la preocupación que estaba atravesando su hijo y su novio.

Le explicó que las cosas desde ahora no serían fáciles, pero que si lo amaba de verdad tendría que esperarlo y cuidarlo aunque sea desde lejos, la paciencia sería indispensable, debia mantenerse tranquilo para transmitirle calma a Felix en estos momentos difíciles.
La conversación con su madre lo ayudó a ordenar sus pensamientos, más tarde lo llamaría para saber cómo estaba.

—Mi sol, ¿Cómo estás?¿Ya te acostaste?

—Hola.. sí, estuve todo el dia en la habitación, no quise encontrarme con ella otra vez..

—Ya veo.. lo siento mucho Felix. Pero ¿Haz comido bien?

—No, pero no tengo hambre no te preocupes~

Chan lo regañó de la manera más dulce que se le ocurrió, se sacó una foto frunciendo el seño y se la mandó por mensaje.

Cuando le dijo que revisara su chat pudo oír una pequeña risa del otro lado del teléfono, logró que su Felix sonriera y aunque no pudo verlo personalmente fue un gran logro para él oírlo.

—Felix.. Te amo, lo digo de verdad..
—Aguanta un poco más por favor, te ayudaré a buscar una manera de salir de esto, lo prometo.

—Gracias Chan~—Dijo Felix para terminar la llamada ya que le dolía la cabeza luego de lo ocurrido, se despidió de Chan y cerró los ojitos, intentando olvidar tratando de recordar momentos bonitos para ver si así, su corazón se sentía aunque sea un poquito mejor.

FELIX

La noche pasó tranquilamente, Felix despertó a media noche nuevamente, se levantó sin hacer ruido para mirar por su ventana, la noche era muy oscura y las estrellas le presumían su libertad, miraba la calle con la esperanza de ver la sombra de Chan, inspeccionaba el suelo para ver si estaba tirado por ahí.

Pero nunca apareció, sentía que estando de noche podría huir de casa, pero aquello le rompería el corazón a su madre y no quería hacerlo, pensaba también en su pequeño hermanito.

Si huía con Chan en malos términos, no lo podría volver a ver y no quería perder su relación, quería verlo crecer y traerle obsequios de Corea todos los veranos.

Se sentó en la ventana pensando en saltar o no hacia el otro lado, sus ojos brillaban de ilusión, de un segundo al otro estaba fuera de casa, pasar por arriba del portón no había sido difícil.

Se preguntaba que había hecho Chan para caerse esa noche, suponia que hacer cosas a escondidas lo volvía torpe o al menos era un buen razonamiento.

Caminó por las calles pensando que hacer pero era inútil, el viento era frío y no había sacado ningún abrigo antes de salir, se sentía solo hasta que un perrito callejero llamó su atención.

Caminó hacia él para acariciarlo, los ojos negros del cachorro lo llenaban de ternura.

—¿Que haces tan solo en la calle? ¿Quién fue capaz de dejarte aquí?

Lo abrazaba tratando de llenar la falta que sentía de un abrazo cálido, el perrito comenzó a lamerle la cara hasta que llegó a su lado lo que parecía ser su madre y hermanitos.

Le entregó a su cachorro y decidió seguir su camino, él era el único que sobraba en esa familia, sin saber a dónde ir caminó por las calles oscuras en busca de refugió para su corazón.

Las preguntas en su cabeza no lo dejaban tranquilo, comenzó a correr, como si eso aliviará su dolor. Sin pensar en la hora o en el lugar corrió como nunca lo había hecho, sus piernas le ardían pero no se rendía, como si al llegar a su destino encontraría las respuestas que su corazón tanto necesitaba.

Dejaba caer un par de lágrimas en cada paso que daba, una piedra en su camino lo hizo tropezar cayendo en seco en la acera. Se sentía sólo, sentia todo el peso del problema en sus hombros.

Estando en el suelo comenzó a respirar más tranquilamente y a mirar con más claridad hasta dónde había llegado corriendo.

—¿En donde estoy?






MY OTHER ME | chanlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora