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FELIX

Luego de una larga tarde de pensamientos difíciles decidió volver a casa, el sol se estaba ocultando dejando una oscuridad leve en su camino. Las hojas secas crujían bajo sus pies causándole escalofríos por todo el cuerpo.

*Creo que debí haber regresado más temprano*

Cerró su manito imaginando que iba de la mano de Chan, se avergonzó de lo cursi que estaba siendo pero esto le dió un poco de consuelo, valentía y seguridad de que reconocería el camino a casa. Había caminado tanto en busca de ese lugar, que el viaje se le hacía eterno.

Sentía que no llegaba a ningún lado y seguía caminando, ahora con pasos más apresurados ya que la noche estaba consumiendo el lugar, con cada paso la oscuridad aumentaba y su temor de haberse perdido también.

No había llevado chaqueta y empezaba a hacer frío, rogaba que su madre y tía lo salieran a buscar pronto. Cuando comenzaba a sentir ansiedad logró divisar una luz tenue en la lejanía, su rostro se animó y avanzó en esa dirección. La luz que veía era una linterna en manos de su tía, la cual caminaba preocupada en dirección al bosque.

Sonrió aliviado y corrió hacia ella y la abrazó en agradecimiento.

—¿Te habías perdido hijo?—Dijo la tía aún preocupada del chico.

—Si.. estaba caminando en otra dirección hasta que vi la luz de su linterna, muchas gracias tía—Dijo mirándola y dándole otro abrazo apretado.

—Estás congelado niño, entra pronto a la casa—Dijo regañandolo dándole una palmada suave en el tracero.

Felix rió y entró a la cálida casa donde
se encontraba su madre esperándolo.

—Perdón mamá, fui muy lejos y me desorienté un poco..—Dijo el rubio avergonzado con la mirada en el suelo.

Ella lo miró y suspiró, se levantó del sofá y se dirigió a la cocina.

—Ve a ponerte algo de ropa y luego vienes a tomar algo caliente, debes tener frío—Dijo mientras le preparaba un café al chico.

Felix se dirigió a la habitación y se sentó en la cama por un momento.

*De seguro está preparando café, si supiera que ya me había acostumbrado a tomar solo té, gracias a Chan..*

CHAN

Al día siguente:

Luego de una larga noche, nuestro Chan despertó con el sol en sus ojitos, su fiebre había bajado por completo pero ahora sufría de un fuerte dolor de cabeza por haber llorado tanto esos últimos días.

Se sentía un poco mareado y débil, pero nada que no pudiera controlar por si mismo, se levantó de la cama y la tendió. Abrió las cortinas y las ventanas y aprovecho de tomar aire fresco.

Llegó a su escritorio y tomó la carta, por unos momentos pensó seriamente en romperla pero no pudo hacerlo, la dobló y la guardó para dársela a mamá más tarde. Confiaba en ella.

Vio su maleta lista y sus ojos se llenaron de brillitos otra vez, molesto consigo mismo apretó la mandíbula obligándose a ser fuerte y reteniendo las lágrimas. Ya estaba cansado de llorar y le dolían los ojitos.

Bajó a desayunar, su familia se sorprendió al verlo en pie y lo llamaron a que se sentara a comer con ellos, sintiéndose afortunado de tenerlos a todos juntos pensó en qué hacer ese último dia con ellos.

La mañana siguiente debía partir de vuelta a Corea muy temprano y probablemente no los volvería a ver hasta las próximas vacaciones.

Por su mente pasaban muchas ideas para tener un buen día feliz con ellos, conversaron sobre que preferían más, si ir a un parque de diversiones, a patinar sobre hielo o ir al cine.

El desayuno fue muy alegre y lleno de risas, esto puso de muy buen ánimo a nuestro Chan, y ya que estaba decidido lo que harían ese dia, se enlistaron para realizar dos de esas tres actividades.

Primero irían a ver una película al cine y luego irían a un parque de diversiones cuando fuese más tarde. Chan hubiera preferido ir a patinar pero estaba de acuerdo que si lo hacían estarían muy cansados para luego ir al parque.

En el auto familiar los padres pusieron música de ambiente muy animada mientras conversaban, y en la parte de atrás se encontraba Chan molestando a sus hermanos menores.

—Mamá Chan no deja de abrazarme, dile algo.

—Chan por favor..—Dijo la madre riendo y girandose para poder verlos.

Al bajar del auto sus hermanos se sentían agradecidos de ya no tener que estar tan apretados junto al niño con cuerpo de adulto de Chan.

Sus padres se sentían tan felices de tenerlo cerca nuevamente, él siempre les alegraba el corazón cuando los visitaba.

Eligieron una película de comedia y reservaron asientos juntos, Chan compró las palomitas y papá las bebidas. Durante la película sus asientos fueron el lugar más ruidoso de la sala, cada uno tenía una risa contagiosa, por suerte todos en ese lugar eran muy amigables y no hubo problemas por el escándalo.

Todos se divirtieron mucho y salieron del cine comentando sus partes favoritas, papá comenzó a imitar algunas escenas chistosas. Mientras los hermanos menores morían de la vergüenza, los mayores reían a todo pulmón.

En el auto camino al parque de diversiones, mamá sacó muchas fotos familiares de las cuales la mayoría salieron borrosas por el movimiento del auto, pero rieron mucho gracias a las caras graciosas de Chan el cual iba muy feliz y animado.

Cuando llegaron el lugar estaba cerrado por ser muy temprano.

*Mmm.. son las cinco de la tarde*

—¡Que tal si vamos por unos helados!— Dijo Chan animado, amaba los helados y el ambiente de Australia siempre era tan caliente, que conocía todos los locales cercanos donde los vendían.

Cuando llegaron al local se acordó de Felix, pensaba en lo mucho que le hubiese gustado haber ido con ellos de paseo, y conociéndolo de seguro pediría el helado más grande de chocolate con chispitas de colores y luego le dolería la cabeza por comerlo tan rápido.

Lo extrañaba, eso era seguro.
Intentó pasar el resto de la tarde alejado de esos pensamientos, cuando llegó la hora de ir al parque las luces encendidas y los colores brillantes de los juegos alegraron un poco su corazón

Junto a sus hermanos se subieron a todos los juegos posibles, tomaron muchas fotos bonitas e hicieron muchos recuerdos lindos.

Jugaron a reventar globos para ganar premios, pero papá era muy malo para darle uno a su esposa, así que Chan se propuso ganar para darle al menos un peluche a mamá. De alguna forma tuvo suerte y ganó dos para ella.

Ella escogió un perrito de peluche muy bonito que se parecía mucho a Berry y un llavero pequeño que tenía la forma de una patita de gato, era blanca con las huellitas rosas.

Al final del día volvieron a casa agotados pero felices, todos se despidieron de Chan y se fueron a dormir. Nuestro niño se dió una ducha larga y se fue a su habitación, mientras ordenaba la ropa que usaría el día siguiente, suspiró viendo su reflejo en el espejo.

Cerró sus ojos y respiró hondo por unos minutos manteniendo la calma, se odiaba por lo que haría el día siguiente, alejó los pensamientos y se fue a la cama, por suerte no le costó consiliar el sueño esa noche.









Hola~~
Aclarando un poco
(Mientras Chan estuvo de paseo con su familia, Felix estará haciendo lo que suceda en el episodio siguiente)

MY OTHER ME | chanlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora