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FELIX

La mañana siguiente Felix despertó con el sol, tomando su celular y encontrándose con los mensajes y llamadas perdidas de Chan del día anterior.

*18:28 Mensaje de "Channie~"
18:30 Llamada entrante.

Felix tenía más de diez llamadas perdidas de Chan.

*Debí dejarlo en silencio por accidente*

—¿Cómo puedo tener una llamada entrante si nunca hablé con él?

Felix intentó recordar, hasta que de pronto recordó una frase.

"Solo estaba viendo la hora"

*Fue él... ¿Michael, que hiciste? *

Revisó la bandeja de mensajes:

¿Felix donde estás? ¿Puedes llamarme porfavor?

—¿Quién era el chico que me respondió?

—Esta bien, si quieres no me digas quién es él, pero dime si estás bien.

—¿Estás molesto conmigo?

Por favor dime algo.. si te hice sentir mal me disculpo, en serio... por favor.

Felix llamó deprisa a Chan pero no le respondió precisamente él.

—¿Hola?—Logró reconocer la voz de su madre.

—Hola.. ¿Cómo está? ¿Está su hijo?

—Yo estoy bien, lamentablemente Chan amaneció con fiebre hoy y ahora se encuentra durmiendo. Él estuvo bastante preocupado ayer.

—Lo siento.. ¿Cree que pueda ir a verlo más tarde?—Dijo Felix nervioso mordiendo su labio inferior.

—Felix.. se que eres un buen chico pero creo que lo mejor es que dejes a Chan descansar, últimamente le has provocado mucho daño y no quiero volver a verlo así otra vez.

—Comprendo—Fueron las únicas palabras que lograron salir de su boca cortando la llamada. Al fin de cuentas ella tenía razón.

Su desconsideración había hecho que enfermara y se sentía la persona más mala del mundo. Felix bajó a la cocina a tomar desayuno, ahí se encontraba su madre esperándolo.

—Felix debes arreglarte, hoy iremos a casa de tu tía, ella nos está esperando. Dijo que te extrañaba y estaba ansiosa de volver a verte. Apurate ve a enlistarte—Dijo la madre empujándolo devuelta a las escaleras.

Felix pasmado con la noticia se devolvió a su habitación, no tenía alternativa debía viajar con ella dejando a Chan enfermo y sin poder ir a verlo. Se vistió sin ganas y bajó nuevamente, esta vez subiéndose al auto para tomar un viaje de dos horas hasta la casa de su tía.

Revisaba su teléfono con la esperanza de tener un mensaje de Chan pero nunca llegó uno, quería escribirle pero recordó la conversación con su madre y ya no era capaz de hacerlo, se preocupaba por su fiebre pero de seguro ella lo estaría cuidando bien.

El paisaje era lindo, el día estaba cálido y los árboles verdes por todos lados lo llamaban a la calma.

*Supongo que este viaje puede hacerme sentir un poco mejor*

Cuando llegó a la casa y respiró el aire fresco su corazón se alegró, su tía salió de casa gritando de alegría al ver su sobrino tan grande y guapo. Lo tomó de las mejillas y lo abrazó fuertemente dándole muchos elogios.

Su tía era una persona muy dulce y atenta, ella parecía totalmente opuesta a la personalidad de su madre, ella le había preparado dulces con anticipación y le preguntaba por sus estudios y si es que ya tenía novia.

—Bueno.. yo

—Él esta soltero aún—Interrumpió su madre lanzándole una mirada asesina.

Felix no supo contradecirle la palabra entrando en un ambiente un poco tenso, su tía al notarlo se levantó del sofá y de dirigió hacia una puerta cercana y con una gran sonrisa dijo:

—¡Esta será su habitación!

Felix abrió los ojos a más no poder y miro a su madre, la cual salió rapidamente y abrió la maletera del auto sacando unas pequeñas maletas y llamándolo para que la ayudara.

—Empaque tus cosas anoche, no te preocupes.

La impresión no se iba de su rostro y sin poder decir nada la ayudó con el equipaje.

CHAN

La fiebre de Chan era alta, su madre pasó toda la mañana intentando bajarla pero no lo lograba, su hijo se encontraba somnoliento y con poco ánimo, por suerte logró que su fiebre bajara un poco luego del medio día.

Chan no tenía ganas de comer, su madre lo regañó varias veces para que comiera aunque sea un poco.

Su rostro se veía triste y pálido, su madre le contó que había hablado con el niño de las pecas y su rostro se entristeció aún más al entender que tenía razón, lo mejor era que se alejara de él. No quería ver sufrir a Felix haciéndolo elegir entre él o su madre.

Durante el resto del día pensó en él y su futuro con el chico, miraba por la ventana queriendo correr lejos de casa, sintió el miedo que debió sentir Felix esa noche.

Lloró en silencio sintiendo que ya no tenía otra alternativa, no tenía más fuerzas ni planes a los que recurrir para salir de esa situación.

No sería capas de volver a verlo a los ojos, si lo hacía de seguro querría quedarse con él he intentarlo nuevamente y de seguro fracasaría otra vez, y ya no quería causarle más daño así que se armó de valor y pidió ayuda a su madre.

La llamó a lo que ella llegó al instante a la triste habitación.

—Mamá.. ¿Puedo pedirte un favor?
¿Puedes comprarme pasajes para volver a Corea?









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