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CHAN

Se sentía raro yendo a la casa de Joy, como si le faltara algo. Joy estaba esperándolo en la entrada de la casa, a penas lo divisó fue enseguida a saludarlo.

Llevaba una blusa azul y falda blanca, se había arreglado bastante para ser una cena familiar, Chan se sintió mal por haberse vestido al azar.

*Debí ponerme una camisa por último*

Entraron y la madre estaba llevando los cubiertos a la mesa, el padre leyendo un libro.

Joy los llamó para que saludarán a su amigo.

—Padres ya llegó Channie~~

*Oh por Dios*

—Chan, tanto tiempo ¿Cómo has estado?—Dijo el padre de Joy tomándolo de las manos.

—Muy bien, muchas gracias—Dijo haciendo una pequeña reverencia— ¿Cómo se encuentra?—Dijo Chan refiriéndose a la madre de Joy.

—Hijo he tenido unos problemas de salud últimamente, pero todo bien~—La madre de Joy era muy amable y cariñosa como su hija.

Se sentaron a comer, Joy se preocupaba de que Chan siempre tuviera comida en su plato, se veían como una verdadera pareja, la madre de Joy se veía muy orgullosa de lo mucho que había crecido Chan. Por dentro deseaba que su hija fuera novia del chico.

Hablaron de cómo acabaron en Corea y de cómo habían sido sus vidas, aunque no quería hablar mucho sobre su vida Chan tuvo que contarles sobre la facultad y sus amistades.

—Joy podría cambiarse de facultad para que estén juntos—Dijo la madre de Joy.

Chan al escuchar eso se sintió abrumado, no le quedó de otra que mostrar una sonrisa falsa. Joy era una buena chica, pero ahora él tenía amigos y le gustaba estar con ellos y conociéndola sabía que ella estaría todos los recesos con él y de seguro sería incómodo para ellos.

Durante toda la cena los padres se le insinuaban a Chan para que estuviera con su hija, hubieron momentos en los que se ponían de acuerdo para dejarlos solos, a Joy parecía no importarle pero Chan se sentía muy presionado.

Recordó las palabras de Felix, eh intentó disfrutar la comida que le habían preparado, todo estaba muy bueno, la madre de Joy siempre le mandaba comida en primaria así que recordaba bien los sabores.

*Quisiera estar en casa*
*¿Qué estará haciendo Felix?*

FELIX

¿Felix? Pues lix no le hizo caso a Chan y de hecho limpió todo el apartamento, se sentía solo así que debía aprovechar y limpiar un poco el lugar. Chan era bastante limpio pero aún así había polvo en los estantes.

Acomodó los libros para hacer un poco de decoración, el lugar se veía realmente muy triste y sin vida. Colocó algunas de sus figuras coleccionables que se había traído de Australia y las colocó por los muebles.

Ver sus figuritas le recordó a su familia, la pena empezó a recorrer su corazón, se dio cuenta de que había resistido bien gracias a Chan y sus nuevos amigos, que nunca lo dejaban solo. Intentó llamar a su mamá la cual respondió de inmediato.

—Mamá te extraño..

Su madre intentó calmarlo, le dijo que ella estaba bien y su hermanito estaba contento de que tenía nuevos amiguitos con los que jugar, que consiguieron un gato y se llamaba chispitas y que su hermanito escogió el nombre, diciendo que lo llamó así porque le recordaban a las galletas que él le hacía.

Felix intentó sonar lo más calmado posible y colgó el teléfono, la verdad es que estaba destrozado, la tristeza que sentía en su cuerpo era demasiada y no pudo contener su llanto. Sus ojos se llenaron de lágrimas una y otra vez.

No podía creer que los había dejado solos y que ya no los podría volver a ver hasta las próximas vacaciones. Intentaba no pensar en ello pero le era imposible, no podía dejar de llorar.

Se sentía pequeño, y le frustraba ser tan sensible, ya estaba grande y debía comportarse como un adulto, pero su corazón aún era muy frágil y no era capaz de controlar sus sentimientos.

▪︎

La puerta del apartamento se abrió y entró Chan muy cansado del tiempo que tuvo que pasar con la familia de Joy. Se fue a su habitación para buscar ropa limpia para darse una ducha. Cuando logra escuchar los sollozos de Felix al otro lado de la pared. Sin pensarlo dos veces salió corriendo de la habitación para entrar sin tocar.

El cuarto estaba oscuro, solo la luz que provenía de la ventana lograba divisar la sombra de Felix que se encontraba en el piso abrazando sus piernas y llorando como un niño, sus sollozos le rompían el corazón de solo oírlo. Se dirigió a él rápidamente.

—Felix ya estoy aquí—La voz de Chan era la más dulce que pudo haber sonado en esa habitación, se inclinó para estar cerca de él.

El chico levantó su vista, sus ojos estaban hinchados y rojos y no paraba de llorar.

Chan limpió las lágrimas que caían sobre sus lindas pecas. No podía evitar sentir una profunda tristeza al ver al chico así, lo abrazó y acarició su espalda con suaves movimientos por unos minutos hasta que los sollozos de Felix comenzaban a calmarse y a recuperar el aliento.

—Lamento haberte dejado solo
—No debí hacerlo

—Extraño a mi familia Chan—Pudo escuchar lo rota que era la voz de Felix en ese momento.

Sus ojos volvían a llenarse de lágrimas brillantes que luego rodaban por su rostro. Chan lo abrazó nuevamente sintiendo como su ropa empezaba a empaparse de las lagrimas del chico.

Lo dejó desahogarse sin poder detener unas cuantas gotitas que salían de sus ojos que secaba rápidamente intentando ser fuerte para consolarlo.

Lo tomó para llevarlo a su cama, el suelo estaba muy frío y podría resfriarse, tocó su frente para cerciorarse pero ya era demasiado tarde, el chico estaba hirviendo en fiebre y supuso que llorar tanto le había hecho daño. Salió rápidamente de la habitación en búsqueda de medicamentos, agua y una toalla.

Se sentó a su lado para cuidarlo y cambió su toalla hasta que su fiebre logró bajar de a poco, lo tapó y acarició su cabello mientras lo observaba con calma.

—No me dejes solo—Susurro Felix mirandolo con los ojos entreabiertos.

—No lo haré tranquilo, descansa~

Felix intento abrir sus ojitos por completo, y Chan supo de inmediato que tenía miedo de que se fuera.

—Me quedaré aquí a tu lado, te lo prometo~—Le dijo con voz suave.

Al oírlo sus ojos comenzaron a tranquilizarse y a cerrarse nuevamente. Chan se recostó junto a él y le tomaba la temperatura de vez en cuando hasta que se quedó dormido a su lado, la verdad es que sólo fue por su llanto lo que le había subido un poco su presión, pero Chan aún era demasiado joven para saberlo.





MY OTHER ME | chanlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora