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FELIX

Se sentó en una banca a esperar a Chan, veía a los niños correr junto a sus mascotas, la paz que sentía en esos momentos no la volvería a sentir cuando volviera a casa, su regaño lo esperaba sin prisa.

Deseaba estar así y no volver a casa con mamá, quería estar con Chan y su madre no se lo permitía, queria irse lejos de Australia, lo único que le dolía era pensar en su pequeño hermanito. Si no fuera por él, huiria de vuelta a Corea de inmediato.

Un auto se estacionó al frente y se bajó él corriendo para abrazarlo, lo rodeó con sus brazos y besó su frente.

—Me asusté tanto—Suspiró Chan apretando el cuerpo de Felix al suyo.

—Perdóname, anoche no pensé en nada más que en caminar y me perdí.

—Estas muy frío, ¿No trajiste abrigo?

Felix lo miró negando, Chan tomó de sus mejillas y le dijo.

—Nunca más me hagas esto. Si quieres huir o caminar de noche llámame, no lo hagas solo. O si quieres salir solo, lleva tu teléfono y abrigo por favor.

Chan lo volvió a abrazar y lo besó casi perdiendo el aliento, miraba sus ojitos y lo llenaba de besos por todo su rostro, mientras Felix se dejaba querer y se reía por todo el cariño que recibía.

Felix le prometió nunca más hacerlo, también le explicó cómo se había sentido y la razón por la cual había llegado a ese parque, le hablo de la soledad y el frío que había sentido, también de que se había quedado dormido ahí mismo.

Chan lo miró con tristeza, quería protegerlo, pero ya era demasiado tarde, debió estar junto a él anoche para hacerle compañía, abrazandolo para que no pasara frío.

Felix supo que su madre lo había llamado y que casi lleva a la policía a su casa, Felix no podía creer de lo que era capaz de hacer su madre, la desconocía, debía parar esto de inmediato.
Chan decidió llevar al rubio a comer antes de llevarlo a casa con su madre, quería verlo feliz aunque sea un rato antes de que lo regañaran y los separaran otra vez.

Comieron en una terraza muy linda, Felix amó el lugar de inmediato y le pidió su teléfono para sacarse fotos juntos. Chan amaba verlo feliz y sonriendo mientras comía. Se subieron al auto y se pusieron en marcha para volver a casa, Chan tomó la mano de Felix y condujo así todo el camino.

Llegando a casa la expresión de felicidad en la cara de Felix se esfumó, dejando a Chan triste otra vez. Antes de bajarse del auto se despidieron, se dieron un beso y un abrazo largo.

—Terminaré esto pronto, no te preocupes.

Chan le besó la frente y vio a su Felix entrar a su casa, se marchó apenas vio el rostro de su madre asomarse por la puerta, no quería buscar peleas en medio de la calle menos sabiendo el temperamento de aquella mujer.

Regreso a casa pensando en la pelea que debía estar teniendo Felix en ese preciso momento, lamentaba ser él la razón de esa disputa.

🐥🐺🐥🐺🐥🐺

Felix entró y su madre lo esperaba sentada frente a la puerta dispuesta a regañarlo, el chico la miró y le pidió disculpas por haber salido y no avisar a donde iba. Ella no estaba dispuesta a escuchar nada, le gritó como nunca antes. Felix decidió esperar para hablarle acerca de Chan nuevamente, no quería agrandar más el problema.

Pasó el día entero en su habitación, escribiendo cómo se sentía, eso lo ayudaba a tranquilizarse y a tener una idea más clara de qué hacer.

No quería alejarse de Chan, lo amaba con todo su corazón, él era la única persona que quería tener cerca todos los días. Necesitaba salir de esa casa lo antes posible y si era necesario viajar a Corea nuevamente lo haría, extrañaba el apartamento, a Jisung y a Changbin también, necesitaba estar tranquilo otra vez.

Más tarde su madre entró a su habitación con un poco de comida en una bandeja, se sentó en su cama con la intención de conversar, el rostro de la mujer se veía tranquilo esta vez. Felix aceptó y se sentó junto a ella. Ella tomó de sus pequeñas manos y comenzó a llorar, diciéndole que lamentaba todo lo que estaba pasando, que no quería volver a buscarlo desesperadamente por todos lados.

—Por favor hazle caso a tu madre. Felix, tu y tu hermano son lo más preciado que tengo. Quédate conmigo, tu hermano estaría feliz si vuelves a casa.

—Pero mamá sólo vine de vacaciones, mi vida está en Corea, debo seguir estudiando. No puedo dejar la facultad.

—Podemos pedir que te transfieran nuevamente.

—Mamá..

Ella sabía bien cómo llegar a su corazón, quería convencerlo de que se quedara en Australia diciendole que toda su vida la había vivido ahí, que todos sus amigos estaban felices de que viniera a casa.

Felix no soportaba ver a su madre llorar, la abrazaba y soltó un par de lágrimas también, no podía estar molesto con ella, al final de cuentas era su madre y gracias a ella es la persona que es ahora.

Ella salió de la habitación dejando a su hijo con millones de preguntas en su cabeza ¿Que se suponía debía hacer ahora? Sentia miedo de hablarle sobre Chan ya que sabía cual sería su reacción y no quería que volviera a enojarse con él.

Necesitaba encontrar una forma de que se llevaran mejor, pero ella ni siquiera quería verle la cara como para invitarlo a casa a comer. Ella tenía razón, había extrañado tanto Australia cuando estaba en Corea, recordó lo mucho que le dolía el corazón al recordarla a ella y a su hermanito, y aún le costaba bastante el coreano, todo sería más fácil si se quedara en Australia.

Su teléfono comienza a sonar.

—¿Michael?

—¡Felix! ¿Como estás? Supe que estas de vuelta en Australia, tu madre me contó, ¡que tal si nos juntamos en los bolos como en los viejos tiempos ¡Tienes que contarnos como es Corea!

Michael era un amigo de su infancia, desde pequeños fueron muy unidos junto a Lucas y Jackson los hermanos, siempre fueron muy traviesos pero tenían buenas calificaciones a final de año, todas las tardes salían a jugar a los bolos o a jugar videojuegos.

Quedaron en juntarse los cuatro más tarde, luego de la llamada de Michael se sintió muy feliz y ansioso, los extrañaba y quería saber que habían hecho todo el tiempo que estuvo en Corea.

Su madre lo dejó salir apenas le contó sobre la junta, nuestro Felix se arregló un poco y fue a su encuentro con mucho ánimo.

Y ahí estaban ellos, esperándolo con sonrisas enormes y unos refrescos en las manos, Felix los saludó a todos con un fuerte abrazo y entraron a los bolos.

—Eres igual de malo que la última vez Bokie—Dijo riéndose Jackson, el era el único que lo llamaba así, él era el más gracioso de los cuatro, le gustaba molestarlos pero les tenía un gran cariño a cada uno menos a su hermano, o eso decía él.

—Deja de molestarlo, viene recién llegando y lo recibes así—Le contestó su hermano Lucas, tratando defender a Felix que solo se reía del par, ellos siempre peleaban hasta por lo más mínimo.

—Ustedes dos, conportense y déjenlo jugar tranquilo—Dijo Michael mientras abrazaba a Felix, él siempre había sido más apegado al rubio ya que al principio sólo eran ellos dos, luego se unieron Lucas y Jackson al grupo.

Le tocaba a Felix comprar algo de comer, así que se fue dejando su teléfono en la mesa. Michael se quedó cuidando las cosas mientras los hermanos seguían jugando y peleando por cual de ellos sería el que tuviera la mejor puntuación.

De pronto le llega un mensaje a Felix de un tal "Channie~". Lo dejó pasar buscando a Felix, pero había mucha gente y no lograba verlo por ningún lado, hasta que recibe una llamada del mismo chico así que decide contestar.

—¿Hola?

—¿Felix?









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