Maratón 1 / 3
|Narra Karol|
Aún no caigo en cuenta que tendremos una vida normal, no me mal entiendan amo estar con Ruggero es solo, que las balas y esa adrenalina que uno siente antes y después de una misión, me harán falta.
—Estas nerviosa por lo de mañana.—se acomoda en la cama, mientras dejo de leer mi libro para ponerle atención.
—No, es solo que — como le digo que voy a extrañar esta vida.
—Quieres seguir en el cartel — asiento y comprende.
—Se que has vivido tres meses aquí, y crees saberlo todo, pero no es así, este mundo es muy complicado, te llenas de enemigos cada segundo, vive con la angustia de saber si vivirás, y lo peor de todo, a la gente que se enamora o tiene familia, es a quienes mas dañan.
—comprendo — suspiro rendida.
—Antes no me importaba nada, por eso seguía en el negocio, tuve millones de oportunidades de escaparme y no lo hice.
—Y porque ahora si.
—Porque estas tú, y porque si quiero formar una familia contigo, jamás permitiría que mis hijos vivan en este mundo — muerdo mi labio interior y suelto una risa diminuta.
—¿Quieres que tengamos hijos ahorita?— se que será un gran padre.
—No se si ahorita, solo se que quiero la mejor vida para ellos, y sobre todo para ti, esta es nuestra única oportunidad de escaparnos de este mundo de mierda.
—Entonces hagámoslo.
—El plan o lo de tener hijos.
—Ambos — toma mi cintura y quedo abajo de él, de un momento a otro ya estamos besándonos, este subió de tono poco a poco, mientras nuestros cuerpos se calentaban entre si.
Al quedarnos sin aire nos separamos aun no abro los ojos y ya voy sintiendo cada beso succión y lamida que va dejando por mi cuello — podemos practicar quieres.
Asiento tomando su cabello con fuerza para atraerlo más hacia mi, solos somo nosotros dos, cuerpo a cuerpo, dándolo todo de nuevo, pero esta vez con algo distinto, con amor.
Volvimos unir nuestro labios, un beso intenso uno que demuestra cuanto amor, pasión y lujuria cargamos en este momentos, mi boca y la suya al mismo ritmo, en la misma armonía, no podemos parar y lo más importante no queremos parar.
Tomo el control al ponerme encima de él, sin despegar nuestras bocas, desabotono algunas partes de su camisa, nos separamos por un momento, chocamos miradas, sus manos recoren todo mi cuerpo haciendo estremecer, suelto uno que otro gemido al tener su contacto en mi piel, el quita mi blusa de un tiró, quedando en brasier, casi desnuda, lista él.
Juntamos de nuevo nuestro labios, esta vez más ardiente y salvaje que antes, cada que mi lengua conecta con la suya, le damos más placer y fogosidad al momento, toma mi cabello y los jala apegándome más.
Muerdo su labio con maldad, retiro su camisa con éxito, reparto besos por todo su torso, una que otra lamida que es necesaria, y lo más importante, dejar marca para que sepan que este hombre tiene dueña, llego a su cuello doy una que otro chupetón, el olor de su piel es tan bueno y rico.
Atrapa mis besos, dejando abajo de él, sus manos recorren mi espalda con delicadeza, siento como mis brasier se suelta, y listo, este esta afuera — Las extrañe.— dice mirando mis pechos, muerdo mis labios, y el procede a besar uno por uno, como si fuera bebé, toca besa succiona, chupa, y muerde, haciendo que me moje más rápido de lo pensado.
Sin dejar de jugar con mi pezón, bajo una mano hacia mi trasero, baja el cierre de falda y esta cae dejándome solo en bragas, ahora siento más que antes esa erección, su pantalón quiere explotar.
Mis uñas dejan de arañar su espalda y paso sacar la correa de sus pantalón, mientras el no se detiene, sigue manoseándome y eso me encanta, yo no aguanto más, lo necesito dentro de mi ahora, termina de saborearme por completo y pasa a darme un beso rápido, mientras yo bajo de un tirón su pantalón, su amigo ya esta preparado para mi.
Me carga y antes de quitar mis bragas nos damos un chape de esos que no quieres que terminen jamás, gano la posición, ahora yo estoy encima de él, bajo su bóxer lo más apresurada posible, lo quiero dentro ahora.
—Me encantas muñeca — y eso fue suficiente para que entrara en el, durante mis cabalgadas, nos perdemos de nuevo de unos labios — vente para mi muñeca.
Aumentamos la velocidad, las embestidas son más duras, más fuertes, más satisfactorias.
—mmm— muerdo mi labio conteniendo mis gritos — Ruggero ... — gimo sacando todo el placer que siente mi cuerpo en este momento.
Una... dos... tres... embestidas.
Los besos en el cuello que deja Ruggero sobre mi, ahora están acabando conmigo, este hombre deja loca a cualquiera, estamos cerca del orgasmos, nuestros jadeos regresan.
—Te amo muñeca.
—Te amo.
Un orgasmo compartido es algo poco común, pero es algo que acabo de experimentar, y me encanta, caímos rendidos sobre la cama, pasa su brazo sobre mi cintura apegándome hacia él.
—Eres estupenda — me alega, sonrió y me acomodo mi cabeza sobre su pecho como si fuera mi almohada personalizada.
—Tu estuviste genial — suspiro un poco cansada, paso una pierna sobre su cuerpo, ya les dije que amo dormir en esa posición.
—Si tuviéramos hijos como le pondrías.— acaricia mi pelo yo solo procedo abrazarlo.
—Antes me gustaba el nombre de Rafaela, pero ahora ya no.
—Porque, a mi me gusta ese nombre.
—Claro que no cállate, hay miles de nombres, puede ser Lucia, Almendra, Nicole, Flavia.
—Ya dijiste Rafaela, yo no se si pueda cambiar de opinión — se justifica, y rio burlonamente.
—Si sabes que nuestra vida cambiara, después de mañana seremos libres, y viviremos juntos, podremos comprar un perro.
—No si perros — se queja.
—Que, porque, vamos — lo animo — mientras no tenemos hijos.
—Lo pensare — se hace el indignado.
—Gracias — doy cortos besos en su labios.
—Seremos más felices que ahora, te lo prometo.
— Juntos, seremos lo que queramos.
dejamos a hablar para disfrutar el momento, ambos caímos rendidos, e u profundo sueño, y en la que podría ser nuestra ultima noche juntos.
(...)
Esten pendientes que hoy termina este novelón.
—Antho
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Te Encontrare Pasquarelli ©
Acción-¡COMO QUIERES QUE ME CALME! ¡ESA MALDITA RATA SE ESCAPO OTRA VEZ!, Gomez, no lo teniamos rodeado. -Nose como se ha podido escapar inspectora. -Pues yo si -suelto un golpe en la mesa- Al parecer ese hijo de puta es más astuto que el FBI. -Trataremos...