T2 - 3

2.6K 161 26
                                    

"Más cerca que nunca"

Luna

Buenos Aires, Argentina.

Estaba intentando no olvidarme de nada mientras armaba la valija.

No importa lo que sea, pero siempre me olvido de algo.

-Ah, buzos.-dije para mí misma mientras metía los corpiños en uno de los bolsillos internos de la valija.

Me levante del piso intentando no matarme de un golpe debido a todo lo que tenía desparramado por el piso y me pare en frente de mi armario.

En lo más alto tenía la pila de buzos doblados ya que como aca estamos en verano, no los estaba usando.

Agarre uno de los buzos para acercar la pila y poder bajarla, pero en vez de eso todos los buzos cayeron cual bolsa de papas al piso.

Los levante pero una tela mas finita cayó de entre medio de ellos.

Era una remera.

Su remera.

Que un día prometió pasar a buscar por mi casa, pero nunca sucedió.

Remera con la que durante un mes me torturaba poniéndomela de pijama y llorando noches enteras.

Sentía que todo era mi culpa, que yo había estado mal al no insistirle para que se quede, pero después entendí que no era asi.

Al principio dude en si tirarla a la basura, o capaz donarla, pero termine haciéndola un bollo y revoleándola adentro del placard a la repisa mas alta para no verla mas.

Exactamente igual que hace un año atrás cuando decidí ponerle un candado a mi corazón, tragarme la llave y no abrirselo nunca mas a nadie.

Bue, re dramática era.

Pero si, decidí que por un largo tiempo no quería nada de relaciones y me iba a enfocar en mí misma y en mi bienestar.

Refregué mi cara, suspiré y me puse música para poder terminar de ordenar todo tranquila.

(...)

Roma, Italia.
21:30hrs

Ciao Roma!.-gritó Isabella una vez que salimos del aeropuerto de Roma para buscar un taxi.

-Si sigue así todo el viaje propongo que nos alquilemos una habitación para nosotras.-me susurró Rochi y yo reí.

-Y ustedes porque no se la tuvieron que fumar doce horas sentada al lado en al avión.-Benedicto apareció a nuestro lado y los tres reímos.

Cuando bajamos del avión el clima otoñal de Roma nos cacheteó masomenos.

Si bien no era pleno invierno, en Argentina estaban haciendo mas de treinta grados casi todos los días y mi cuerpo se había desacostumbrad a esta temperatura.

Nos subimos a un taxi y de ahí nos dirigimos al hotel.

Cuando entramos el lugar era inmenso. Había carteles promocionando la convención por todos lados y miles de personas llegando, por lo que la recepción era un verdadero desastre.

Agua y Aceite ~ WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora