— ¿Y tú que escoges? —
Claire
Me hundí en la bañera y consideré el hecho de ahogarme. Mi cuerpo plasmado a un sin fin de posibilidades obstruidas de felicidad, se me hacía imposible pensar con claridad. Mi mente estaba hundida en pensamientos oscuros que impulsaban cada minuciosa parte de mí a complacerlos. Mis ojos de porcelana rompieron en llanto junto con mi alma tallada por mis propios demonios.
Todo era demasiado. Todo pesaba...demasiado.
No había tenido tiempo de asimilar con detenimiento todo lo que estaba pasando. Era una locura, una tan profunda que tiempo más tarde me impulso a hacer otra.
"Calle 56, ven sola o no veras más al italiano"
Un mensaje que había sido enviado desde el celular de Enzo me condujo hasta una tienda de compras abandonada en medio de la nada. Todo alrededor eran cabañas sin habitantes dentro. El pasto estaba crecido al igual que los árboles.
Respiré hondo, tragándome todo tipo de temor que comencé a sentir al estirar mis manos hacía la puerta principal. Una vez que está se abrió montones de murciélagos pasaron por mi lado rozando mi cuerpo.
−AY−grite abrazándome a mí misma.
De a poco comencé a abrir los ojos mientras mi cuerpo temblaba de manera involuntaria. Di un paso hacía dentro de la tienda; todo lo que veía era gracias a mi linterna que de a ratos titilaba. Los estantes de comida estaban tirados por todos lados y de las paredes colgaban telarañas. Había algunos vidrios rotos y las cajas registradoras parecían haber sido saqueadas hace ya un tiempo atrás.
Era aterrador, pero la pistola que logre sacarle a mi padre de su habitación me hacía sentir un poco más segura. No podía venir hasta aquí sin antes tener algo que me protegiera, no sabía que me depararía el futuro. Solo estaba al tanto de que Enzo quedo en averiguar de dónde había venido el mensaje del oscuro y ahora él me había enviado un texto diciéndome que si no venía a la calle 56, Enzo estaría muerto. A lo primero creí que era una trampa o algo por el estilo, pero luego me llego una fotografía. Una realmente escalofriante en dónde el italiano estaba atado como si fuera un animal y al mismo tiempo golpeado con brutalidad.
Deje el miedo de lado y avance sintiendo como mis músculos de a poco se tensaban más y más. En el momento que quise dar otro paso hacia delante una rata paso por mi lado haciéndome que me callera de culo al piso. Mientras aterrizaba la linterna se zafó de mi mano alumbrando justo hacia la pared que tenia frente a mí.
−¡Auch!−froté mis manos sobre mi cadera, aliviando el dolor punzante en la zona.
Me ayude con mi brazo para ponerme de pie pero en el momento que levante mi semblante, todo a mí alrededor se quedo inmóvil, incluso mi cuerpo.
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Wonderf ©
Mystery / ThrillerEres parte de un juego mental donde muy pocos logran salir con vida. Un juego que pondrá a prueba tu mente y te demostrará que nada es lo que parece. Solo hay una regla: ganar. Claire se muda a Wonderf, un pueblo oscuro y solitario, en donde tendr...