Capítulo 18

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–Una familia de monstruos–

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CLAIRE

−Yo también te deseo, brujo francés −dije, inclinándome para volver besarlo, pero me detuvo.

Fruncí el ceño ante su reacción, no por rechazarme sino porque su rostro cambió de manera repentina. Estaba temblando, sus ojos cristalinos como si estuviera a punto de llorar y no dejaba de mirar sobre mi hombro.

−¿Kass? −mi voz fue a penas un susurro. Me di la vuelta y confirme que no había nadie detras de mí.
¿Qué estaba mirando?

−¿Kass? −repetí, pero esta vez me acerque para rozar mis manos por su rostro.

De manera inmediata Kass paso por mi lado, chocando con mi hombro. Lo seguí con la mirada, estaba embriagado mirando fijo a la pared. Sus manos temblaban y sus ojos se igualaban a los de un búho.

−Kass, por favor me estás asustando.

Silencio.

Me acerque a él e intente tocar su hombro pero se aparto. ¿Que pasa con él? Me estaba asustando y mucho, no sabía que hacer, ni que decir. Mi corazón comenzó a subir y bajar, mas rápido de que cualquier pensamiento que se me venía a la mente. Kass estaba literalmente petrificado mirando la pared sin ningún control  sobre los temblores de su cuerpo. Me vestí rápido y camine hacia adentro de la habilitación para ir por ayuda.

−Fue un accidente, por favor −los sollozos de Kass me detuvieron. De a poco gire para verlo −. Lo siento, yo no queria... −sus rodillas tocaron el suelo. Corri e intente sujetarlo pero ya estaba en el piso con su cabeza inclinada hacia arriba.

−Kass, ¿con quién estas hablando? −pregunté −. No hay nadie aquí.

−Si ella esta aquí −y cuando señalo hacia delante mi corazón dio un vuelco.

¿En qué momento pasamos del romance al terror?

−Kass, mírame por favor −le suplique tomándolo del rostro −. Necesito que me mires.

Negó con la cabeza mientras su cuerpo se abalanzaba de adelante hacia atrás. Lo abrase con fuerza, sintiendo su respiración acelerada. Lo podía sentir todo, su miedo, su preocupación y sus ganas terribles de desaparecer. Su sollozó se hizo más fuerte y entonces acaricié su cabello mientras susurraba a su oido:

−Estás a salvo aquí −su temblor disminuyó un poco −. Ella no te hará daño.

Intenté seguirle la corriente aunque la verdad no entendía que sucedida con él. Kass apoyo su mentón sobre mi hombro.

−Fue un accidente. Él lo sabe y ahora me odia −susurró entre respiración y respiración −. Fue un maldito accidente.

−Lo sé, lo sé.

Wonderf  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora