Capítulo 20

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* ADVERTENCIA, este capítulo
habla de TCA. Podes saltearte
hasta el final del capítulo *

CLAIRE

No deberías confiar me dijeron.

No deberías indagar y mucho menos preguntar.

Me lo advirtieron, una y otra vez y no les hice caso.

Me entregué a él. Me entregué a Kass y ahora esos ojos grises me hechizaron de tal manera que mi mente no deja de pensar en lo que pasó esa noche en el hotel. Mi cuerpo reclama cada rincón del suyo, para saciar ese anhelo profundo que él dejó. Mi alma arde en espera de un infierno que estuve dispuesta a atravesar cuándo una de sus manos se sintieron bien. ¿Por qué lo malo sabe tan placentero? ¿Por qué lo indigno hace que mi respiración se aceleré y desee cada segundo de su veneno letal en mis venas?

De seguro no hay respuestas para todas mis preguntas, pero sí hay algo que puedo hacer y es averiguar que paso entre Kass y Max en el pasado.

Pasaron un par de horas que llegué de la casa de los Wilson y tengo demasiadas dudas. Por eso necesito visitar a alguien que me ayude a mi confusión.

−¿A dónde crees que vas? −preguntó mi padre cuando abrí puerta para salir de casa.

Me di la vuelta de a poco.

−Me enseñaste que no le debo explicaciones a nadie.

−Te enseñe a no meter la pata y lo haces igual.

Cerré la puerta y me recosté en ella con el ceño fruncido.

−¿De qué hablas?

Mi padre volteó los ojos y caminó hacía mí. Mi cuerpo se tenso de inmediato.

−Vinimos a este pueblo por una razón, una razón por tus estúpidos sentimientos −mis ojos se cargaron de lágrimas con cada paso que daba −, y parece que no aprendiste nada, porque los miras a ambos de la misma manera. Porque te estás enamorando de esos chicos que te destruirán al fin y al cabo.

−No es cierto.

−Sí lo es, cielo −dijo con una voz asquerosa que me puso la piel de gallina.

Negué con la cabeza.

−No se de que manera los miro pero sea lo que sea, no es lo que parece.

−¿Y entonces no te molestará que alguno de ellos desaparezca o sí? −preguntó con una sonrisa torcida.

Mi cuerpo se congeló, las lágrimas se secaron y lo único que quería es callar mi corazón acelerado. Mi padre peinó mi cabello hacía atrás, y limpio mis lágrimas. Se acercó a mi oreja y susurró:

−Cuándo te enamoras le das el poder a otra persona que te rompa, y no todos merecen ese privilegió.

Me separé de él, abrí la puerta y antes de salir lo miré fijo.

−No pueden romper algo que no existe.

Salí de mi casa y corrí porque necesitaba hacerlo. Nadie entendía quién era en verdad, nadie sabía mis secretos o porque no podía permitirme amar otra vez. Nadie entendía mi mente, ni mi pasado lleno de mentiras. Nadie, hasta que dos chicos se juntaron para sacar mis demonios a la luz. La verdad venía en camino y yo no estaba preparada para verla a los ojos nuevamente.

Todos somos el secreto de un misterio sin resolver.

Mientras mis pies aceleraban su ritmo, de la casa de los Fell la música resona por las paredes, al igual que unas luces de colores. Deje eso de lado y corrí hacía mi destino, porque necesitaba hablar con ella: con mi madre.


Wonderf  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora