Capítulo 40

25K 3.2K 5.8K
                                    

                              MARATÓN 2/3

                              MARATÓN 2/3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CLAIRE

Hacía frío, las hojas de los árboles sabían el destino de esa noche y la nieve de alguna manera intentaba advertírmelo, pero no les hice caso.

Estábamos en el funeral de Kol y el dolor que sentía era tanto que no podía llorar, las lágrimas pasan a un segundo plano luego de un tiempo. Mi sangre se enfrió, junto con mis ojos que observaban a cada persona que llegaba al funeral. No sentía frío, no sentía nada más que furia y ferocidad por lo que había pasado la noche anterior. Kol no merecía ese final, nadie lo merecía pero éramos parte del juego del oscuro y el que no sabia jugar: moría. Si queremos sobrevivir hay que pensar en frío, no podemos ser buenos, o bajar la guardia porque ya sabemos que pasa con eso.

Esto es Wonderf, y no hay lugar para los débiles en un pueblo donde ser fuerte es la una opción.

Luego de estar viviendo aquí por un tiempo aprendes a jugar sucio:

¿Tienes miedo? pierdes.

¿Eres bueno? pierdes.

¿Confías? Pierdes, pierdes... pierdes.

Y yo jamas pierdo.

Fui hasta el ataúd de Kol, rose la gema de mis dedos sobre el cajón de madera. Cerré los ojos y recordé la primera vez que conocí a Kol en este mismo lugar.

−''No tengas lastimas de los muertos, Harry. Ten pena de los vivos, y, sobre todo, de aquellos que viven sin amor''.

−¿Amante de Harry Potter? −le pregunté.

−Amante de un tal Draco Malfoy.

Que extraño se siente verlo en un cajón encerrado cuando hace tiempo atrás estábamos en el mismo lugar, riéndonos y hablando bobadas. Tal vez su destino estaba escrito y eso fue un recordatorio de que la vida corre más rápido que cualquier reloj, y hagas lo que hagas jamas podremos detenerla. Alcé mi vista al frente y a lo lejos vi a una persona sentada entre los arboles del bosque. Como la ceremonia no iba a comenzar atravesé el bosque dándome cuenta de que era Max aquella persona; él tenia un libro en las manos.

−Ahora es cuando me regalas una rosa cubierta de sangre de una paloma −le dije a Max mientras me sentaba a su lado.

−Ahora es cuando me dices que soy un idiota e intentas con todas tus fuerzas alejarte del mata palomas más atractivo que hayas visto en tu vida.

Golpeé su hombro mientras observábamos el lago congelado. El cementerio, el bosque, el lago y el puente estaban en mismo sitio; algo totalmente raro que nunca comprendí de este lugar. Acomodé mi tapado negro y me recosté hacia atrás.

−Siento mucho lo de tu madre, en verdad ella no merecía lo que mi padre le hizo. Se que se pondrá mejor y saldrá del hospital.

Max curvo sus labios de lado mientras miraba el libro que tenia en manos.

Wonderf  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora