EL SECRETO

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–El secreto–

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CLAIRE

Todos nos autodestruimos de maneras diferentes, corremos riesgos sin pensar en las consecuencias que estas pueden traer. Quizás lo hacemos por inercia, adrenalina, egoísmo o en mi caso por deseo y no hablo del deseo del placer sino de ese que provoca en mi cuerpo un éxtasis que llega a mi cerebro aliviando mi dolor ya sea por segundo. Porque un segundo sin dolor es el más grato regalo que alguien me puede llegar a dar, no se olvidan las penas con cualquiera, solo un experto del dolor y amante de la misma entiende tus curvas, tu dolor y tu alma. En este caso el chico de ojos verdes y sonrisa maliciosa solo comprendía una de ellas.

−Vamos, ven −habló Max mientras caminábamos a oscuras.

Adentrarme en la casa en donde la familia de los monstruos duermen y el silencio habita entre ellos jamas había sido mi intención, de hecho nunca lo fue hasta el momento. Aunque debo de admitir que no solo me encontraba aquí por deseo o ambición, buscaba algo más placentero que solo lo podía encontrar en los misterios que esta familia esconde. Aún recuerdo ese video que implicaba a la familia Wilson y estoy completamente segura que a Kass también. ¿A quién habían asesinado? ¿Y donde escondían la segunda parte de ese video?

Esta noche iba a ser muy larga, tal vez más de lo que me hubiese gustado. Más de lo que mis mentiras podrían llegar a soportar.

−Cualquiera diría que has visto a un monstruo con esa cara −bromeo Max, en el momento que me detuve a pensar.

−Pues estás en lo correcto −lo mire de arriba a abajo.

Pase por al lado de Max, rose mis manos por su pecho y entré a su cuarto. Era de noche y tal vez las palabras del oficial y el encuentro del oscuro me perturbaron más de lo debido, tanto así que me encontraba aquí adentro. Una vez que entré a la habitación mire hacia todos lados. Su cuarto era enorme, paredes blancas y todo ordenado, tal y cómo era Max. La luz era empobrecida, el aire estaba tenso y muy entrecortado por nuestras respiraciones. Sentí los pasos fuertes de Max y su voz ronca en el momento que dijo:

−Acuéstate en la cama −me ordenó.

Le hice caso recostándome en ella con los ojos clavados contra los suyos, que me veían con lujuria y placer. Camino lentamente así a mí pero yo lo atrape con mis brazos pegando mis labios contra los suyos. Mientras sus manos tocaban cada rincón de mi cuerpo y mi excitación se hacia cada vez más intensa, me tomo del cuello susurrando en mi oído mientras dejaba besos suaves en ellos:

−Quédate quieta.

−Me gustas cuando te pones así −mentí.

Mi plan era sencillo: acostarme con Max y en el momento que él se durmiera ir hasta el sótano y buscar el video. Era tan sencillo cómo eso. Max me miro fijo, yo hice lo mismo pero una extraña sensación recorrió mi cuerpo y aparte la vista. Max frunció el ceño y retrocedió hasta ponerse de pie, me incline hacia delante y no pude volver a mirarlo. ¿Que está pasando conmigo? ¿Porque no estoy siguiendo el plan?

Wonderf  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora