JUEGOS MORTALES

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                               –Juegos mortales

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CLAIRE

–¡Bienvenidos a los juegos! −Minerva alzó su antorcha al cielo −. Que la suerte los acompañe y que Dios se apiade de sus pecados, mis queridos oscuros.

Mi mano se encontró con la de Kass, y la sobrante con la Spencer. Me aferré a ellos antes que las campanas empiecen a sonar. El viento helado golpeaba nuestros rostros, advirtiéndonos de lo que estaba por venir. Todo el pueblo estaba presente, Minerva dominaba el campus y desafiaba a la muerte. Mire al frente mientras una leve música clásica se escuchaba a lo lejos, el bosque estaba dividido en cuatro laberintos y un misterio que teníamos que resolver. Nos paramos en medio de todos, estando frente a nuestros oponentes; repasé sus rostros con frialdad mientras los estúpidos atuendos medievales que Minerva nos había obligado a usar, dificultaban mi comodidad.

Cuando la música dejo de sonar Minerva tomó el mandó del micrófono.

−Serán asignados una pareja de juego donde tendrán que adentrarse al laberinto, y solo uno podrá salir con vida. Hay cinco partidas y a medida que vayan completándolas el laberinto cambiará su rumbo. Olvídense de sus sentimientos y pongan la mente en blanco porque la persona que tienen al lado podría ser su asesino −me quedé helada −. Recuerden: Una vida, por una muerte. Ganan o mueren. Elijan su destino, y que comiencen los juegos.

Retrocedimos cuando las campanas comenzaron a sonar, y una dulce y desgarradora voz empezó a cantar por alguna parte del bosque. Ya no podía pensar en nada, solo en ganar y por eso cuando las puertas del laberinto se abrieron me solté de aquellas manos y corrí hacia una de las puertas.

Gire a la derecha, buscando mi nombre en alguna de las puertas y lo encontré junto al de Spencer. Debía enfrentarme a mi mejor amiga y solo una podía ganar. Maldecí por lo bajo, y nos miramos a los ojos por unos segundos. Cuando ambas estábamos adentro, las puertas comenzaron a cerrarse y mientras lo hacia logre ver a Max...en el mismo laberinto que Kass. Ambos me miraron con firmeza.

−Lo siento, bonita −susurró Max y segundos antes de que las puertas se cerraran por completo observé como golpeaba a Kass en la cabeza con su espada.

−Nooo... −grité pero Spencer ya había comenzado a correr hacia la salida y supe entonces que ellos no eran más que desconocidos para mí.

Enfrié mi mente y corrí tras Spencer. El laberinto era confuso por eso cuando la perdí de vista gire hacia ambos lados, pero no logré verla por ningún lado. Apresuré el paso, mientras escuchaba los gritos de los otros jugadores. Pensé en Max y Kass, les toco jugar juntos y me preguntaba cuál de los dos iba a ganar.

De repente Spencer apareció delante de mí con otra persona a su lado. Caminé con lentitud hacia ellos, una mesa redonda y pequeña los rodeaba.

−Tenemos que jugar o no podemos avanzar −me dijo Spencer.

Wonderf  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora