CAPITULO 24

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El sonido de la alarma me despierta, ciento que alguien me abraza por la cintura y nuestros pies están entre lazados, por un momento pienso que es Valentina la que estoy abrazando hasta que recuerdo todo lo que paso después de los tragos de tequila que nos tomamos Fernando y yo, me despierto de golpe encontrando a Fernando abrazado a mi cintura pero al igual que yo se despierta de golpe.

-Ni una palabra de esto a nadie-digo parándome a lo que mi cabeza se marea un poco ya que la resaca no se anda con juegos, salgo la habitación y me dirijo a la habitación que comparto con Valentina, entro y ella sigue dormida trato de no despertarla me ducho, salgo con una toalla en mi cintura y empiezo a cambiarme, elijo una camisa blanca lisa un pantalón de vestir color gris, junto con unos zapatos cafés casuales un cinto café igual que lo zapatos, me peino con el pelo hacia atrás, me pongo un poco de mi loción, mi reloj, salgo de la habitación para ir a la habitación en donde desperté y me encuentro a Fernando buscando algo.

-¿Que buscas?-pregunto tomando mi celular.

-Nada, solo buscaba mi reloj, pero no lo encuentro-dice rascándose la nuca en modo de tratar de recordar.

-Bueno ¿ya buscaste en el despacho?-pregunto cerrando la puerta para ir otra vez hacia la habitación, tomo mi saco que lo deje en la orilla de la cama, dudo en darle un beso en la frente a Valentina, pero decido no dárselo, quiero que comience la mañana bien, no enojada ni estresada.

Tomo las llaves del mi auto y de la casa, salgo de la habitación y me dirijo a la cocina, donde se encuentra Majo.

-Buenos días-dice dándome un beso en la mejilla, Victoria me entrega mi café y tomo haciendo para tomarlo con tranquilidad.

-Buenos días-digo tomando un sorbo de mi café.

-¿Y Fernando?-pregunta según ella indiferente pero se que le duele la pelea que tuvieron.

-No lo se, tal vez, con una rubia, bien dotada en unas de las tantas habitaciones-digo con sorna tomando mi café, con tranquilidad.

-Que te den hermanito-dice parándose de su asiento furiosa, yo no tengo la culpa de que siga siendo una inmadura.

-Me voy, quiero que este al pendiente de la señora Valentina, cualquier cosa me llama-asiente Victoria acatando mis ordenes.

-Vaya tranquilo-tomo mi saco y me dirijo a la puerta ignorando por completo a las demás chicas de limpieza.

NARRA VALENTINA:

Escucho la regadera, no me gusta estar peleada con Sebas pero...ya no tiene sentido seguir discutiendo por lo mismo ahora el me ama.

Pasan unos minutos y ya no se oye la regadera, así que finjo estar dormida escucho la puerta del baño abrirse, entre abro los ojos y lo veo de espaldas escogiendo en el closet que ponerse, ese debería ser mi deber pero no lo hago ya que mi orgullo esta ante todo.

Veo que se quita la toalla, mis ojos inmediatamente bajan a sus bien trabajados glúteos aun que estén cubiertos por el bóxer se cambia sale de la habitación y vuelve, se me queda viendo un rato pero luego sale de la habitación, trato de pararme me pongo ropa deportiva y bajo las escaleras lo veo irse ignorándome olímpicamente.

-¿Valentina, que hace aca abajo?-pregunta Victoria acercándose a mi para ayudarme a sentar en una de las sillas.

-Por favor Victoria, no estoy paralitica-digo con hastió, no me gusta que me traten como si no pudiera valerme por mi misma.

-Voy abrir, con permiso-dice con timidez, creo que fui muy brusca con ella, tomo un sorbo del jugo de naranja que hay sobre la isla.

-¡Hija!-exclama mi madre entrando por la puerta a lo que yo en respuesta me atraganto con el jugo.

-Ay pero que demacrada estas, al parecer lo de estar embarazada no te va nada bien, hijita-¿como demonios sabe que estoy embarazada?, y lo mas importante, ¿Qué hace mi madre aquí?.

-Hombre, quita esa cara, no es como si hubieras visto un fantasma-dice quitándome el jugo de las manos y le da un sorbo, mientras yo sigo perpleja.

-¿Mama que haces aquí?-logro articular mientras acaricio mi vientre.

-Esos no son los modales que te enseñe, Valentina-me reprocha-¿ni un como has estado, un hola, nada?-me regaña, con la mirada le pido a Victoria que nos deje a solas y esta entiende la situación.

-Vienes a mi casa después de tres meses de la muerte de mi padre y cuando te llamo ni si quiera tienes la decencia de contestarme, ¡mama soy tu hija, por dios!-le reprocho tratándome de parar aun acariciando mi vientre o mas bien en la herida ya que temo que por los movimientos se habrá.

-A ver Valentina, he estado en contacto con tu marido, no es mi culpa que no te haya dicho que hablaba conmigo-no lo puedo creer, Sebastián no me lo dijo. ¡Ah! maldito hijo de puta.

-Y yo te pregunto a ti, ¿Quién es tu hija, el o yo?-pregunto fríamente.

-Claro que tu, pero...-dice titubeando, no sabe que decir, asiento sarcásticamente.

-Claro, ¿ves?, es ahí tu amor de madre, nunca has sido una buena madre y nunca lo serás, tu nunca te preocupaste por mi, si me llevaba bien con Sebastián, si me trataba bien-digo con dolor en mi voz, ella no sabe que decir.

-No todo comenzó en mi boda, si no desde que era una adolescente, ¿Cuándo fuiste a recoger mis calificaciones, cuando estuviste en mis graduaciones, cuando estuviste en los festivales, o donde estaba cuando llore por primera vez por un chico, donde estuviste el día que llego mi periodo?-escupo con rabia.

-¿Donde estabas para enseñarme a maquillar, donde estuviste para ser mi cómplice y ayudarme a escaparme de fiesta, donde estabas para darme consejos?-rio amargamente-¿sabes?, siempre escuchaba a mis amigas decir que odiaba a su madre por no dejarlas hacer lo que querían, decían que tu eras increíble porque me dejabas a hacer lo que se me daba la gana, pero ellas no sabia que si yo hacia todo lo que hice fue porque yo a ti te importaba un rábano-la miro a los ojos y veo que estos esta derramando lagrimas.

-Valentina, por favor no seas tan dura-pide clemencia después de todo estos años, mi padre no era el mejor pero supo hacer bien su papel de padre, en cambio mi madre, jamás lo supo hacer, ni siquiera actuado.

-¿Dura?, enserio me dices eso, yo no soy la que tuvo una hija y no supo valorarla, pero no te preocupes que mis hijos algún día podrán decir que tiene la mejor madre del mundo-digo a punto de salir pero me doy la vuelta y la encaro-no quiero verte en mi casa-con esas ultimas palabras subo a mi habitación.

Cadenas de un pasado (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora