Capítulo 3

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Editado

NARRA SEBASTIAN:

Desde la muerte de Camille no me he vuelto a enamorar y no lo volveré a hacer, no es que odie a Valentina solo que no quiero que se ilusione, se que sueno como un arrogante por creer que todas las chicas están detrás de mi.

Pero tengo mis razones para creer lo que creo, un día después de que me comprometí y lo anuncie escuche cuando ella le confesaba a Majo sus sentimientos por mi, no dije nada porque ella solo era una adolescente con las hormonas alborotadas, pero ahora es toda una mujer hecha y derecha.

Y tengo miedo que eso sentimientos renazcan por mi y no saber corresponderle. No quiero volver a sufrir.

-Hola hermanito- dice Majo sentándose a mío lado en la orilla de la piscina y metiendo solo sus pies dentro del agua al igual que yo.

-Hola enana- digo saludándola con mi habitual apodo, nos quedamos en un silencio que no es incomodo sino reconfortante, nos quedamos así unos minutos hasta que ella habla.

-Menuda sorpresa, ¿no crees?- es lo único que dice para volver a quedar en silencio mirando fijamente las pequeñas olas que hacemos por mover el agua.

-Si, lo se- me limito a hablar soltando un suspiro mientras tengo la mirada fija en la nada.

-¿Por que no me lo contaste?- pregunta un tanto decepcionada. Se siente así porque nunca le he guardado ningún secreto.

-Porque Valentina y tu se cuentan todo y cuando digo todo es todo, así que me limite a contarte que me caso dentro de una semana- le respondo tajante.

-Señor Sebastián, señorita Maria Jose ya esta servido el almuerzo, pueden pasar al comedor- solo asentimos, me levanto y ayudo a Majo a levantarse para después colocarnos los zapatos y emprender camino a la gran mesa.

-Me siento viejo con eso de "señor"- hago una mueca junto con mis dedos que finjo hacer unas comillas, Majo deja escapar una risilla burlona.

-Acostumbrate, dentro de una semana serás señor Arango y ella señora Arango- dice señalando a Valentina, ni cuenta me di de a que hora llegamos al comedor.

-Tomen asiento, por favor- dice el señor Matteo, Majo y yo volvimos a asentir. A este paso se nos caerá la cabeza

-Si, gracias- ayudo a Majo a sentarse recorriendo la silla como todo un caballero y después tomo asiento yo.

-Valentina- le llama la atención mi madre -¿Ya tienes todo listo para la boda? o ¿Ya sabes en que lugar desean casarse?, la verdad es que esos detalles te tocan a ti- Ah mi madre y sus preguntas, la verdad es que la adoro pero a veces a mi padre y a mi nos saca de nuestras casillas.

-No, la verdad es que no lo he pensado- noto un deje de tristeza en sus palabras, están evidente todo en ella y eso es lo que más me encanta de ella.

En fin...

-¿Me puedo retirar?- pregunta casi rogando, todos no enfocamos en ella quien pregunta con la mirada baja y jugando con sus dedos.

-Si, ¿estas bien?- pregunta su padre preocupado ante la petición de Valentina, esta asiente.

-Si- se limita a contestar, Mateo asiente.

-Con permiso- recorre la silla y se levanta para luego dirigirse a las escaleras y perderse en ellas yo solo me limito a mirar todas sus acciones. El almuerzo transcurrió tranquilo entre conversaciones de negocios o sobre la boda, en fin todo "normal".

Voy caminando en el pasillo viendo las fotos de ella, su madre y su padre y al ultimo la que más me gusta, una donde ellos están juntos a la orilla de la playa y sonriendo, ¡wow! su sonrisa es hermosa, tan real la felicidad en ese retrato, que me encanta.

-Es hermosa, ¿no es así?- pregunta ella con una leve sonrisa en sus labios y con un brillo en sus ojos que es inexplicable, aun mirando la fotografía.

-Si, es tan real la felicidad que inspira esa foto...- digo siendo sincero y mirando a Valentina, su perfil es hermoso, sus labios sobresalen de todo su rostro, sus ojos grandes y cafés oscuros que es tan fácil perderse en ellos.

-Si, lo se- se limita a contestar, nos quedamos en silencio pero este es un tanto incomodo hasta que ella se da cuenta y lo rompe.

-Solo lo hago por mi padre, pero quiero que los sentimientos queden fuera de este teatro solo que habrá reglas ¿aceptas?- me mira dándome la mano pero no la tomo.

-¿Cuales?- ahora estamos frente a frente, es un poco mas baja que yo, pero aun así su mirada retadora no desaparece.

-Primera, no nos meteremos en la vida del otro.

-Segunda, no trataras de controlarme.

-Tercera, cada quien hará de su vida lo que quiera.

-Cuarta, cada quien tendrá sus amantes y nada de llevarlos a la casa.

Termina de enumerar con su finos dedos. No respondo nada y ella lo nota. No se que es lo que me enfada, si su actitud o que no me quiera dentro de su vida.

Pues que lastima porque tendrá que acostumbrarse.

¿Qué es lo que no te queda claro?- dice sobando el puente de la nariz en forma de frustración.

-No más bien la pregunta seria ¿que te pasa por la maldita cabeza?- le espeto, esta me mira sin entender a lo que me refiero.

-¿Que?- pregunta confundida y con un poco de enojo.

-A lo que me refiero es que no voy a dejar que MI MUJER- digo recalcando la palabra -me ponga los cachos con quien se le pegue la jodida gana y no, no estoy de acuerdo con ninguna de las reglas, así que ni yo te voy a poner los cachos y ni tu a mi, ¿te queda claro?- le pregunto mordazmente.

-¿Disculpa?, acabas de decir TU MUJER- me señala -perdoname pero en eso te equivocas, yo no soy de nadie.

-Y seré tu mujer si es que no te dejo plantado en el altar el día de la boda. Respecto a la reglas ¿que propones?, te recuerdo que eres hombre y tienes necesidades, ¿piensas aguantarte hasta que me muera o que?- no, me niego a aceptar sus absurdas reglas. Me acerco a ella con sigilo, como si yo fuera un depredador y ella mi pequeña y dulce presa.

-Eres... mía- digo susurrándole al oído al momento que ella no retrocede, vuelvo a hacer mi salida triunfal y desaparecer por el inmenso pasillo como lo hice ayer por la mañana.

Se que la estoy confundiendo pero ella por alguna extraña razón esta despertando todo lo que en mi murió.

Cadenas de un pasado (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora