Dónde el amor se debe plasmar en papel y letra pulcra.
Y se debe callar bajo la máscara de la amistad.
¿Por cuánto tiempo se podrá mantener el silencio de aquel amor naciente hacia su amigo de infancia y actual capitán del equipo de voleibol?
* .:｡✧...
Había salido solo para tomar aire, cuando vi como Atsumu besaba la mano de Yuriko-san en el pasillo y nunca antes había sentido algún dolor, o punzada en el pecho.
Pero esta vez, sentí como si algo me atravesara, y no se que es este sentimiento.
Intenté de ignorarlo y volver a mi salón, no debo pensar cosas que capaz no sean, le preguntaré cuando nos encontremos en casa.
Pero, no puedo dejar de sentirme ansioso, mucho menos puedo dejar de pensar en el rostro de Atsumu con un sonrojo bastante notorio, no me gustaría que a Yuriko-san la llegaran a lastimar.
Todos en el club sabemos el cómo se comporta el rubio con las chicas, por unos días es atento, después se convierte en alguien totalmente diferente y como el final desastroso, engaña a las chicas para encontrar a otra.
Y así el ciclo se repite.
Y yo no permitiré que suceda aquello con ella.
Porque Yuriko-san no merece ser lastimada.
Aran al verme entrar, me miró con preocupación, supongo que mi rostro hablaba por si solo, no puedo dejar de pensar en las posibilidades existentes de que Atsumu le diga a la castaña que gusta de ella.
-Kita, ¿Sucedió algo? Tienes el ceño fruncido. -Me preguntó el moreno con cautela.
-Tranquilo, estoy bien -pude decir con fingida calma- no a pasado nada.
Y después de aquella respuesta de manera automática, seguimos prestando atención a las clases, debo prestar atención y más tarde le preguntaré.
"No pierdas la calma, Kita Shinsuke"
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En la salida, ví a Yuriko-san conversando con Aiko-san, tengo entendido que siempre se van juntas desde que ella decidió eliminar nuestro ritual de irnos juntos.
No me molesta, al menos puedo compartir más con ella gracias a las cartas.
Y verla.
Sentir el aroma a chocolate que emana de su cabello al abrazarla.
"Kita, concentrate"
Al abrir mi casillero, como lo había pensado, encima de mis zapatos de exterior había una nueva carta, esta vez era un sobre púrpura, tenía pequeños dibujitos de búhos, era un envoltorio bonito.
Aran me dió un ligero codazo y una sonrisa que supongo que es coqueta, a lo que rodé los ojos, después de aquello el moreno se despidió para irse.
