Dónde el amor se debe plasmar en papel y letra pulcra.
Y se debe callar bajo la máscara de la amistad.
¿Por cuánto tiempo se podrá mantener el silencio de aquel amor naciente hacia su amigo de infancia y actual capitán del equipo de voleibol?
* .:｡✧...
(Escenas completamente +18 soft/hard porque los dejé totalmente en panic con eso, en fin, sigamos con las flipantes aventuras de los bebus.)
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV Kita.
La televisión seguía encendida en la sala de estar, el cuerpo de Yuriko-san se encontraba a horcajadas encima de mí, sus besos me confundían totalmente, de un momento a otro pasan de ser tiernos, a ser totalmente necesitados, sus manos viajaban por mis hombros hasta llegar a mi pecho, reclamando que mi polera le estorbaba.
Con muchísimo gusto la retiré, para que la fémina pudiese explorar más animada mi cuerpo, cualquier toque llegaba a quemar en mi piel, impregnándome de su aroma, el escuchar sus susurros amorosos simplemente lograban entrar en mí, alojarse en mi pecho y enredarse como las mismas enredaderas, floreciendo todas y cada una de las palabras o miradas de aquellos ojos miel.
-Me encantas Shinsu -confesó con mejillas ruborizadas- nunca lo digo en esta situación pero -colocó sus manos en mis hombros una vez más- me encantas demasiado.
Sonreí de manera tierna y agradecida, besándola de vuelta, pidiéndole permiso para poder explorar su cavidad bucal, algo que ella simplemente aceptó, subiendo cada vez más el grado de aquellas paredes y de nuestros propios cuerpos.
Su polera había desaparecido, sintiendo directamente aquellas almohadas esponjosas directamente contra mi piel, logrando así que mi erección comenzara a crecer, mucho más con sus movimientos en círculos sobre mí.
-Logras tanto con solo besos y toques Yuriko -suspiré entrecortado, las oleadas pequeñas de placer me golpeaban directamente, nublando así mi mente.
Su risa cantarina había llegado a mis oídos, sus movimientos comenzaban a ser diferentes, todo iba en calma, serenidad y placidez, la parsimonia que ambos nos brindábamos era mutua.
Y con simplemente aquello supe.
No era simplemente hacerlo como otras veces.
Era más especial, y se lo haría de la manera más tierna existente.
Las frazadas que habíamos ocupado para cubrirnos con anterioridad se encontraban sobre la alfombra afelpada de color azul marino, donde nos dirigí con la total calma del mundo, como si el tiempo fuese más lento cada vez que las manecillas del reloj corrían.
Con cuidado saqué el short que cubría los muslos y la feminidad de la castaña, embobándome por la vista deliciosa y preciosa que mis ojos podían ver, su mechones de cabello que parecían raíces regadas en las frazadas naranjas pálidas, aquella exuberante belleza de ojos brillantes.
-Te amo Yuriko. -Susurré con amor, besando sus mofletes con cariño.
-También te amo Shinsuke. -Respondió de la misma manera, solo que ella me dio un beso casto.
