Dónde el amor se debe plasmar en papel y letra pulcra.
Y se debe callar bajo la máscara de la amistad.
¿Por cuánto tiempo se podrá mantener el silencio de aquel amor naciente hacia su amigo de infancia y actual capitán del equipo de voleibol?
* .:｡✧...
(Capitulo escrito mientras escuchaba las canciones de Given, tanto de la serie como de la película, que manera de llorar dios, en fin, prosigamos uwu)
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POV Yuriko.
Esponjosos, suaves y dulces.
Es lo que puedo sentir en estos momentos por aquellos labios que presionan los míos ahora mismo, los labios del chico de cabello plata.
Generando así un Big Bang a gran escala en mi interior, disipando el malestar de la tarde por Nichimiya-senpai, en esos momentos juraba que odiaría a Shinsu, pero, era algo que no podía.
Mejor dicho, no quería hacer aquello.
Y lo que me había dicho Tsumu, también me había hecho recapacitar y pensar bien cada cosa, agradezco a cualquier astro que exista, por poner a aquel gemelo rubio en mi camino.
Flashback.
El camino a casa con Atsumu-san fue algo incómodo, ya que yo no podía dejar de dar pequeños hipos por el llanto y él no emitía ninguna palabra, lo cual me sentía agradecida, pero veía su gran esfuerzo de mantener sus ideas o palabras dentro de su boca.
Llegando a la puerta de mi hogar, el rubio dejó mi mochila en la silla colgante de almohadones coloridos que existía en el corredor, y me brindó una sonrisa.
Pero no esa típica que le brindaba a cada chica de la preparatoria.
Sino que un genuina, natural y calmada.
-Perdóname si te arrastré a esto Atsumu-san, no era mi intención que faltaras para entrenar. -Mencioné con vergüenza, ya que literal lo arrastré sin más.
El Miya rubio solo movió sus manos como restando importancia a aquello.
-Mantente tranquila, ¿está bien? -mencionó con una leve sonrisa- no podía dejar que vinieras a casa en el estado que te encontrabas.
Mi corazón se sintió cálido, todos dicen que es alguien que solo piensa en si mismo, pero no puedo ver aquello ahora, solo veo a alguien que, puso a una persona común y corriente por encima de su entrenamiento y el voleibol, gestos que no cualquiera haría.
-Así que, Kita-senpai. -Dijo finalmente Atsumu con un toque apenado- ahora entiendo por qué no me habías respondido.
Una mueca de tristeza se había formado en mi rostro. -Lo siento Atsumu-san, por no poder corresponderte.
Sentí como su mano revolvía mis cabellos, un toque cariñoso, y yo simplemente me dejé mimar un momento.
-No tienes que disculparte -sonrió en mi dirección- igual yo sé que no puedo competir contra él ni tampoco quiero hacerlo, en estos momentos -su mano se alejó de mi cabello, para posarse en mi mejilla- importa que tú estés bien y feliz.
