Dónde el amor se debe plasmar en papel y letra pulcra.
Y se debe callar bajo la máscara de la amistad.
¿Por cuánto tiempo se podrá mantener el silencio de aquel amor naciente hacia su amigo de infancia y actual capitán del equipo de voleibol?
* .:｡✧...
(Habrá una mención de una película, la cual les recomiendo con todo el corazón, si no la has visto, te aviso que hay un pequeño spoiler, si les gusta Tim Burton, entonces es su película indicada, en fin, sigamos.)
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POV Yuriko.
-Nos pueden pillar Shinsu, aaaah~ -Intenté de formular algo coherente, pero el ver como su mano se perdía debajo de mi blusa nublaba mi raciocinio.
-Tranquila, solo disfruta. -dijo de manera coqueta el peli plata- estamos solos aquí.
No sé cómo llegamos al punto de estar prácticamente comiéndonos la boca en los vestidores, pero no me desagrada, había venido a ver a Shinsu después de clases, para poder irnos juntos a casa como siempre.
Sin planearlo, nos encontramos en este punto donde mis piernas abrazaban su cintura y mi espalda topaba los casilleros, totalmente aprisionada, mientras que me besaba con pasión desbordante y manos inquietas.
Había pasado cinco meses desde que vio aquellas cartas y la caja, meses dónde finalmente mis padres decidieron dejar de ser parte de mi vida, de una manera cruel y maldita, pero que de una forma u otra veía venir.
Abandonándome.
Pero ni siquiera fue decírmelo a la cara, tan sólo una estúpida carta diciendo que ya no podían soportar mi presencia, pero que mantendrían de alguna forma u otra los gastos comunes de la casa y mandar dinero suficiente para poder subsistir.
Pero siempre, al existir las tormentas, la calma llega.
Y mi calma se llama Kita Shinsuke y Azami-obaasan.
Y sin duda, han sido aquel apoyo que siempre había implorado a algún Dios.
Siendo así que, terminé viviendo sola en aquella gran casa, o bueno, casi sola. Algunos días Shinsu se queda conmigo y dormimos juntos, hacemos las cosas que una pareja casada y ya constituida hace.
Es esa clase de vida que ideaba algunas veces en fantasías o leía en libros, ya que no había visto esa clase de química entre mis padres. Y me agrada, muchísimo más si Shinsu está cada día a mi lado.
- ¿Y si alguien viene? -Pregunté apenas los labios contrarios dejaron de besarme, por otro lado, Shinsuke sonreía de manera ladina.
"Maldita sea, caigo una y otra vez en aquellas sonrisas" pensé de manera involuntaria.
-No vendrá nadie, todos se fueron -dijo sin borrar la mueca de sus labios- recuerda que llegaste justo cuando los gemelos se habían ido.
Sin mucho reparo atacó mis labios una vez más, y esta vez, simplemente pude dejarme llevar, sentir las sensaciones revolotear en mi estómago, el contacto directo de sus grandes manos sobre la piel de mis muslos, subiendo cada vez más mi falda, dejando un poco de piel expuesta.
