Vingt-huit.

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(Advertencia: capitulo sensible, se tratará de describir un ataque de ansiedad por parte de Yuriko, leer bajo supervisión.)

(Canción recomendada para este fragmento de la historia: Chance – The Strokes

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(Canción recomendada para este fragmento de la historia: Chance – The Strokes.)

POV Yuriko.

Mi cuerpo duele con demasía, aparte del agotamiento que siento en estos momentos, las paredes blancas de la habitación eran usurpadas por dibujos de animales, arboles y demás, mis ojos aún intentaban adaptarse a la luz, que ni siquiera me di cuenta de las personas que descansaban en ese momento.

Atsumu y Osamu estaban durmiendo en un sofá que se encontraba en el cuarto, con Shoyo encima de ellos. Los cabellos naranjas brillaban tenues gracias a los pequeños y diminutos rayos del sol que entraban por las ventanas.

Fue inevitable no sentir ternura por la imagen apreciada.

La presión en mi mano era algo bruta, dirigiendo mis ojos aún adormilados dieron con una bella cabellera plateada y puntas oscuras, su cabeza recostada en el colchón de la camilla era en cierto grado doloroso.

¿Cuánto tiempo lleva dormido? ¿Le hice llorar? ¿Lo lastimé?

Por inercia busqué a Suna por el lugar, sin mucho resultado, aunque el bolso deportivo era de él, puedo identificar correctamente el llavero de un girasol que le regalé cuando supe que jugaría de manera profesional.

Todos estaban aquí, viajaron desde lejos para venir, dios, siento ganas inmensas de llorar, pero no quiero despertar a las personas que a duras penas descansan.

El reloj que estaba encima de la jirafa pintada marcaba las 07:00am, ¿Cuánto tiempo dormí? ¿por qué me siento tan ligera?

¿Por qué no siento las pataditas de mis pequeños en mi estómago?

Desesperada comencé a tocar mi vientre con mi mano libre, no había bulto, no sentía contracciones, nada, imaginándome los posibles escenarios que pudo haber sucedido se hacían presentes en mi cabeza, desde que ya los tuve hasta perderlos.

Ya estaba a punto de gritar.

-No te alteres -alguien había hablado, mi vista se vio entorpecida tanto por las gotas saladas como por el dolor punzante en mi cabeza- no despiertes a los demás, todo está bien Yuriko.

Rintarō había entrado con unos vasos humeantes en una especie de bandeja, su sonrisa lograba calmarme un poco, sus prominentes ojeras me hacían sentir culpable que las cinco personas en aquel cuarto hayan trasnochado.

- ¿Qué fue lo que paso? -pregunté mientras mantenía una de mis manos en mi cabeza, el dolor no quería disiparse.

-Resulta que ambos quisieron salir antes, pero no de la mejor manera. -Desvió su mirada por un segundo, y antes de que el ojiverde pudiese decir algo más, un quejido resonó.

Querido Shinsuke (Kita Shinsuke x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora