Dónde el amor se debe plasmar en papel y letra pulcra.
Y se debe callar bajo la máscara de la amistad.
¿Por cuánto tiempo se podrá mantener el silencio de aquel amor naciente hacia su amigo de infancia y actual capitán del equipo de voleibol?
* .:｡✧...
(Salto temporal, Yuriko ya encontrándose en sus últimos meses de su tercer año, y obvio preparen pañuelos.)
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(Canción recomendada para este fragmento de la historia: Leave Out All The Rest – Linkin Park.)
POV Kita.
El último año escolar para Yuriko-san había comenzado apenas me gradué, habíamos aprovechado las semanas que nos habían dado de vacaciones, pero no fue lo suficiente, ni siquiera las vacaciones que se habían aproximado.
Las pruebas para poder decidir su futuro, si seguirá con sus estudios e ir a la universidad, el club de literatura y el hacerse cargo del club de voleibol la saturaban de sobremanera, ella había comenzado a tomar liderazgos de cosas que no le conciernen, todo para estar cerca de los gemelos, Suna y Gin.
Notando así el desgaste emocional y físico de Yuriko-san.
Pero que no tomé muy en cuenta por sus exhaustivas escusas.
Las cosas entre nosotros iban bien, siempre que ella llegaba a casa después de los entrenamientos, iba directo donde la castaña, tomando rienda de nuestros reducidos rituales, pero ella en ningún momento mostró descontento, una sonrisa cansada y una caricia eran bienvenidos hacia mi persona.
"Tranquilo, estoy bien, no es nada".
A pesar de que el cultivo de arroz, las cosechas y todo lo que conlleva al trabajo de la tierra fuese algo agotador, tenía el tiempo suficiente y las fuerzas para mimar a la chica que entre risas y arrullos, entre gemidos y caricias sutiles después de hacer el amor se duerme sin problemas entre mis brazos cada día.
Pero lo tomé demasiado a la ligera, sin percatarme de las consecuencias que traerían aquellos "estoy bien" "no es cansancio" "no me sobre exijo".
No fue hasta que una llamada desesperada había llegado a mi celular al mediodía del 17 de noviembre.
La voz alarmada de Atsumu retumbaba en el auricular del aparato, podía sentir incluso las lágrimas que el gemelo rubio derramaba, su respiración agitada y sus nulas palabras me ponían nervioso, no fue hasta que escuché la voz de Suna, preocupada y quebrada.
-Yuriko está en el hospital en estos momentos -relató el ojiverde, haciéndome tambalear- estábamos en el gimnasio de Sumide, justo al término del encuentro cuando ella simplemente se desvaneció.
Miré hacia un costado, había cometido el error de haber activado el altavoz, y pude ver el rostro asustado de mi abuela, sus gestos y las lágrimas que amenazaban con salir.
-Por favor Shinsuke -esta vez, la voz de Atsumu se hizo escuchar, jamás lo había escuchado llamarme por mi nombre- tienes que venir, Yuriko-chan te necesita y... Eres el único que puede ayudarla en estos momentos.
