Dónde el amor se debe plasmar en papel y letra pulcra.
Y se debe callar bajo la máscara de la amistad.
¿Por cuánto tiempo se podrá mantener el silencio de aquel amor naciente hacia su amigo de infancia y actual capitán del equipo de voleibol?
* .:｡✧...
¿Por qué siento aquella presión en el pecho al ver su pequeño cuerpo irse?
¿Por qué no sentí las mencionadas mariposas en el estómago cuando Nichimiya-san me besó?
Haber encontrado la responsable de las cartas debería de hacerme feliz, emocionado, y que aquel beso debería dar paso a la euforia y emoción.
Pero aquello no sucedió, ni siquiera le correspondí, porque no pude.
"No puedes porque tú corazón grita y anhela a otra persona" aquella voz se hacía presente otro día más.
Estaba dispuesto a correr detrás de Yuriko-san y Atsumu, pero una mano se posó en mi hombro, el cual pertenecía a Aran.
-Deberías darle su espacio, ella lo necesita. -Mencionó con una mueca indescifrable.
-Y Atsumu la va a proteger, deberías mantenerte calmado. -Comentó Suna, quien había presenciado todo el teatro que armó la rubia desde una distancia prudente junto a Osamu.
El ojiverde se encontraba con su rostro inexpresivo, pero el aura que emanaba de él era simplemente enojo, al igual que el gemelo calmo, este no emitía ninguna palabra, pero su mirada podía decir demasiadas cosas.
Nichimiya-san se mantenía en su lugar, algo desconcertada y con cierto enojo marcado en sus facciones.
-Lo siento Nichimiya-san, pero no puedo aceptar tus sentimientos -dije de manera automática- agradezco los gestos pero, no puedo corresponder.
Estaba por devolver su carta, pero la rubia me detuvo.
-Quédatelo, no me sirve. -Su voz demostraba algo de decepción y vergüenza.
Y sin más, se dio vuelta sobre su eje y ella se fue.
Aran, Suna, Osamu y yo la vimos irse, y la presión en mi pecho aumentaba un poco más, inconscientemente dirigí mi mano al centro, dónde se aloja el corazón.
El cual dolía con tan sólo recordar las lágrimas rodar por las mejillas suaves de Yuriko-san.
El moreno se percató de mi extraño gesto, y solo suspiró.
-No sé qué acaba de pasar -Aran miró el cielo raso del establecimiento- pero Yuriko se veía demasiado afectada.
Observé mis manos por un momento, acordándome del entrenamiento, pero mi animo por muy extraño que sonara, se encontraba bajo, no quería hacer nada en estos momento.
-Debemos irnos Kita-senpai -esta vez habló el peli gris- nos toca ir a entrenar.
Volví a dirigir mi mirada hacia la salida de la preparatoria, donde Yuriko-san había salido con su rostro húmedo y un brazo por sus hombros perteneciente al Miya rubio y nos dispusimos a caminar hacia el gimnasio.
Pero alguien se había puesto en mi camino.
-Deberías darte cuenta de las cosas -comentó alguien- puede que seas inteligente y todo, pero sueles ser muy lento en cosas sentimentales.
Levanté mi mirada y unos ojos verdes me escrutaban intensamente, aquello me hizo sentir un nudo en la garganta, con suerte pude tragarla y dejarla descansar en mi estómago.
Y sin esperar ninguna respuesta, se fue, al igual que Aran, Osamu y yo.
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