–"Déjame ir contigo!"–
Pidió la joven reina con más pasión de la que le hubiera gustado.
Las dos jóvenes acababan de salir de la ciudad. Habían conseguido por fin estar tranquilas. Sin comerciantes enfadados, sin aldeanos que confunden a Elsa con un monstruo, y sin riesgo de descubrir que ella era la reina fugitiva de Arendelle. Y hay estaba Elsa, queriendo acompañar a una manipuladora ladrona/asesina hasta los confines de la tierra que conocía.
–"¿Y por qué querrías venir conmigo?"–
La mirada de Elsa cayó al suelo. Es cierto, después de todo, ¿por qué? Ella misma no lo sabía. Sin embargo, la reina logró sentirse algo serena caminando junto a esta guerrera que desafió las leyes. Elsa había estado tan sola, tanto tiempo ... que tanto su cuerpo, como su alma, parecieron recuperar un toque de calidez al estar cerca de Mak, incluso si no le gustará admitirlo.
La expresión repentinamente melancólica de la rubia no escapó a la mirada aguda de la joven. Quien frunció el ceño y gruñó:
–"Elsa ... no soy exactamente una persona muy popular."– De repente confesó.
La rubia sonrió. Ella tampoco era una persona muy agradable o popular. Si Mak supiera quién era ella en realidad, probablemente huiría. La joven continuó:
–"Pensé que te podrías quedar en este pueblo. Viajo sola Elsa. Tengo algo que hacer."–
La rubia suspiró. Ella lo entendía, por supuesto que lo entendía. Después de todo, ella era una extraña para esta mujer. Aquí ella no era una reina, no podía obligar a la gente a satisfacer todos sus deseos.
–"Entiendo…"– Susurró mientras abría su bolso lleno de coronas.
La joven suspiró y rechazó la oferta con un gesto de la mano antes de alejarse.
Elsa se quedó allí, inmóvil. Dejar Arendelle le había parecido sabio en ese momento,pero ya no era el caso. La reina ya no podía regresar y no sabía adónde ir. Estaba perdida.
Mak se alejó arrastrando los pies. De todos modos, esta hermosa rubia ya se las arreglaría. Ella no era estúpida, excepto, por supuesto, por quedarse dormida en medio de la montaña, o por atraer la ira de toda una ciudad. La joven suspiró. No, esta hermosa rubia no podría arreglárselas sin ella. Al menos no por ahora.
Elsa escuchó un gruñido y pasos pesados acercándose a ella, pero antes de que pudiera levantar la vista, una voz la golpeó.
–"Escucha, si vamos a viajar juntas, hay algunas reglas muy importantes que tendremos que poner."– Mak gruño, con su rostro molesto, volviendo sobre sus pasos hacia Elsa.
El rostro de Elsa se iluminó, finalmente había conseguido que Mak cambiara de opinión. Ella no la iba a abandonar.
–"¿Qué reglas?"– Ella preguntó.
Mak abrió la boca, vaciló y finalmente declaró, confundida:
–"No lo he pensado todavía, pero ya lo haré. ¡Tengo la sensación de que solo me vas a traer problemas!"– Ella gruñó.
–"Tu lenguaje ..." – Elsa suspiró.
–"Tendrás que acostumbrarte."– Corta la guerrera.
–"Tengo una regla para ti."– Dijo Elsa.
Los ojos de Mak se agrandaron. 'Y además, ella impone sus propias reglas ...' pensó.
–"Te escucho."–
–"Te ruego que nunca me toques como lo hiciste en el mercado."– Elsa gruñó muy seriamente.
Mak se sorprendió por esta petición, la rubia había cambiado de tono tan repentinamente.
–"Muy bien."– Ella respondió sin intentar pelear.
Ambas, felices de haber encontrado verdaderas bases de entendimiento, reanudaron su camino.
–"Bueno, ¿me lo puedes explicar?"–
–"¿Explicar que?"–
–"¿Por qué te encontré muriendo en esa montaña?"–
Una expresión confusa apareció en el rostro de Elsa. No podía decirle quién era. La reina de Arendelle estaba muerta, solo quedaba una chica que estaba luchando por aprender a vivir.
–"Es complicado…"–
Confesó la reina, esperando que Mak no buscara saber más. La rubia decidió cambiar rápidamente de tema.
–"¿Y tú? ¿Quién es esta persona a la que debes matar?"–
El rostro de Mak se oscureció, dándole esa mirada depredadora que tanto desconcertó a la reina.
–"Es complicado…"– Ella respondio.
Ambas se encontraron en una situación complicada. Ninguna era conocida por ser muy habladora, y ninguna se resignó a querer decirle al otro sus problemas.
Se hizo un incómodo silencio. Mak miró a la rubia por el rabillo del ojo.
¿De dónde venía esta chica? ¿De dónde sacó esta forma de extasiarse por todo como si fuera la primera vez que veía el mundo? Y esa ropa ... Ella era rica, eso era una certeza, entonces, ¿por qué huir así? Pues estaba claro que estaba huyendo de algo. La ladrona sabía que si no hablaba primero, la rubia helada no diría una palabra.
–"El hombre al que voy a matar intentó diezmar a mi gente."– Ella confesó, con una expresión seria y mirada en blanco.
Los ojos de Elsa se entrecerraron en un gesto comprensivo.
–"¿Y quiénes son tu gente?"–
–"Una tribu numerosa, al norte."–
Esto explicaba que la joven era la única mujer que conocía que usaba pantalones, o su extraño corte de pelo.
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N.T. el pantalón es una prenda de ropa de invención germana durante la época del imperio romano, ideada para poder mantener el calor en las piernas. En la mayor parte del tiempo de nuestra era, era muy extraño ver mujeres con ellos, se podía hasta pensar que eran homosexuales o criminales.os recuerdo que la homosexualidad ha estado muy perseguida a lo largo de la historia desde la irrupción de las religiones monoteístas.
------------------------------------------------------------------–"¿Por qué querría diezmar a tu gente?"– La rubia estaba interesada, impulsada por su curiosidad.
Mak se encogió de hombros.
–"No sé. Somos diferentes. Lo diferente a veces te asusta."–
'Si ella supiera ...' pensó la rubia.
–"¿Y tú? Cuentame tu historia."–
–"No hay nada muy emocionante, te decepcionaría."– Intentó esquivar Elsa.
Al ver el malestar emergente, Mak decidió no insistir, la rubia ya le hablará a su debido tiempo, probablemente cuando se sienta lista.
–"Tendremos que encontrar un lugar para pasar la noche."– Ella dijo simplemente.