Epílogo

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Elsa caminó por el pasillo que conducía a la sala de estar. Mente brumosa, ojos medio cerrados, apenas miraba hacia donde se dirigía. Afortunadamente, ella había crecido en este castillo y su inconsciente se lo sabía de memoria.

Milagrosamente, llegó a la gran sala y sonrió al ver una figura famosa frente a la chimenea.

--"Amor mío, es tarde. Ven a dormir."--

--"Sí sí. Ahora voy."-- Mak respondió, sin apartar la mirada de la chimenea. Elsa frunció el ceño.

--"¿Y puedes decir qué pasa? Pareces Olaf mirando el fuego de esa manera."-- Dijo Elsa, acercándose a su lobo, pasando una mano por su rostro para despertarse un poco.

Mak parecía totalmente concentrada en las llamas, agachada frente a esta chimenea.

--"Hay algo que no entiendo."-- Ella declaró. Bastante grave.

Elsa puso los ojos en blanco, apoyando la barbilla en el hombro de Mak, mirando el fuego junto a ella.

--"Te Escucho."-- Invitó Elsa, conociendo a su lobo mejor que nadie, sabiendo que no dormiría hasta que le respondieran sus preguntas.

--"¿Cómo va a pasar tu Papá Noel por la chimenea esta noche si la dejamos encendida?"--

Elsa suspiró, pellizcandose el puente de su nariz.

Mak, en los últimos meses, había hecho esfuerzos monumentales para vivir como una persona normal en el castillo. Alguien normal que no cazara gruñendo en el bosque para alimentarse, por ejemplo. La loba había entendido el principio de ser servida por sirvientes y estaba comenzando a encontrar su lugar en la corte real. Todos la apreciaban y se preocupaban por su bienestar. Lentamente, su vida en común había tomado forma y una dulzura de vida se había instalado en Arendelle. Algunos lobos vivían allí serenos, entre los humanos que ya no les tenían miedo, guardando total confianza en su reina. Las pesadillas de Mak habían cesado y Elsa se maravilló de que cada día la amara más.

Pero la Navidad seguía siendo un misterio para la pobre loba. La reina había intentado explicarle esta fiesta muchas veces, pero nada ayudó, Mak no la entendía.

--"Mi lobo, ¿de verdad crees que es hora para hacerte este tipo de preguntas? Anna y Briak se fueron a dormir hace mucho tiempo, incluso Olaf se ha caído de la fatiga. Y deberías hacer lo mismo."-- Aconsejó Elsa, pasando una mano por el cabello de Mak. La lobo pareció pensar, luego dijo:

--"El árbol y los regalos, entendí el principio. Pero, francamente, no veo cómo un hombre gordito podría entrar sin peligro por esa chimenea."--

"Quizás Papá Noel sea tan suicida como tú ..." pensó Elsa que solo quería una cosa, irse a la cama, preferiblemente, en brazos de su lobo.

La reina se maldijo por haber tenido la estúpida idea de contarle a Mak sobre la Navidad ese día. No pensó que su lobo desarrollaría tal obsesión con estas vacaciones. En un rápido y fluido gesto de la mano, la bella rubia apagó el fuego con un chorro de hielo.

--"¿Tranquila?"-- Preguntó, besando la parte superior de la cabeza de Mak.

--"Sí. Pero no convencida."--

Elsa sonrió mientras decía: --"Si estuvieras convencida, no serías quién eres."--

Mak se levantó y se dejó llevar por su reina.

--"¿Y qué soy exactamente?"--

--"Mía."--

Elsa respondió de inmediato, encantadora, seductora, decidida a sacar a Santa Claus de la mente de su lobo, quien sonrió sabiendo muy bien lo que pasaba por la cabeza de su bella Reina de las Nieves.

Cristales sangrientos (Elsa x fem OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora