Capítulo 22
La mujer se quedó helada en cuanto el cuerpo inerte de Irina cayó al suelo, y los colores se fueron de su rostro al ver un hilo de sangre que salía desde la parte trasera de la cabeza de Irina recorrer el suelo. Julia, alarmada y asustada por lo que había hecho, de inmediato se acercó a Irina, tomando su delicado rostro entre sus manos, notándola pálida y con una respiración tan lenta y pasiva que el temor creció en ella.
—I-Irina— llamó en un hilo de voz, golpeando con suavidad su mano derecha contra las mejillas de Irina, esas, que se encontraban lastimadas debido a los fuertes golpes que le había dado anteriormente— Irina— volvió a llamar con voz temblorosa.
Recostó la cabeza de Irina con cuidado en el suelo, y al notar su mano izquierda manchada de sangre, las arcadas no tardaron en llegar.
Sin saber qué hacer, tomó uno de los cojines que decoraban el sofá y lo puso debajo de la cabeza de Irina, utilizándolo como almohada, para luego ponerse a caminar de un lado a otro sin saber que hacer, mientras que de la cabeza de Irina seguida brotando sangre.
Julia se sobresaltó, y su caminar de lado a lado se detuvo cuando escuchó el timbre de la puerta sonar con insistencia. Le echó una última mirada a Irina, y un tanto nerviosa y timorata de encaminó hacia la puerta.
Tomó una profunda respiración, antes de abrir la puerta unos centímetros, sin llegar a abrirla por completo, encontrándose frente a frente con Jonás.
—¿Quién es usted? — preguntó Jonás con el ceño fruncido— ¿Dónde está la señorita?
Cuestionó el hombre, mirando el nerviosismo en la mirada de la mujer a pesar de que intentara ocultarlo.
Jonás, al verla acariciar sus manos con algo de ansiedad, comprendió que algo no iba bien, y sin dudarlo ni un segundo, preocupado por Irina, abrió la puerta de par en par, dejando a Julia con el cuerpo helado y en shock en la entrada al saberse descubierta.
El hombre tuvo la misma reacción que Julia al ver el cuerpo de Irina tendido en el suelo, con sangre saliendo de su cabeza, pero contrario a la mujer que aún se encontraba en estado de shock en la puerta, las emociones que le embargaron fueron la culpa, la preocupación y el enojo, pues habían logrado hacerle daño en sus narices.
Sin pensarlo dos veces, se acercó a ella con apuro, tomando su mano derecha para comprobar su pulso en su muñeca, soltando un suspiro de alivio al comprobar que tenía buen pulso. La tomó entre sus brazos en cuidado de no ser brusco y al caminar unos pasos, se detuvo enfrente de Julia, fulminándola con una mirada fría.
—Espero que tenga una buena explicación para darle a la policía, señora— masculló Jonás antes de salir del departamento, directo hacia el ascensor.
El ascensor llegó luego de unos minutos, y Jonás no tardo en entrar dentro de él, presionando con algo de dificultad, el botón para bajar al primer piso, provocando que las puertas de la caja metálica se cerrasen. El rostro de Irina se encontraba muy pálido y Jonás no pudo evitar volver a tomarle el pulso a pesar de que lo había hecho anteriormente.
Cuando la caja metálica llegó al primer piso, Jonás salió de ésta con paso presuroso, caminando directo hacia la salida, para luego cruzar la calle para poder llegar al auto. Abrió la puerta de los asientos traseros con un poco de dificultad, y acomodó el cuerpo inerte de Irina, asegurándose de ponerle el cinturón de seguridad.
El viaje hacia el hospital fue un poco tedioso y estresante para Jonás, pues a esas horas de la tarde el transito se volvia una osadia y las calles estaban a tope de autos.
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Bajo Los Encantos Del Ruso
RomanceVladimir Ivanov, es un empresario y multimillonario ruso con una vida bastante monótona, amante de los autos deportivos, mandón y autoritario, en uno de sus viajes de negocios a Italia conoce a Irina Rinaldi, una joven mucama que se encarga de deses...