CAPÍTULO 8

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Capítulo 8

Irina sintió que no podía respirar por las sensaciones que estaban embargando su cuerpo al sentir los dedos del hombre en su zona sur, sentía un extraño calor recorrer todo su cuerpo y su vientre se contraía. Vladimir aumentó los movimientos de sus dedos en su parte íntima, causando que otro incontrolable gemido de los tantos que estaba reprimiendo saliera de sus labios.

Vladimir observó cómo la frente de Irina se hacia cada vez más brillante, perlada de sudor por las sensaciones de ese momento. Presionó una vez más su dedo corazón contra su botón de placer, e Irina no pudo hacer otra cosa más que agarrar la orilla de la mesa con fuerza para retener las ganas de gemir, Vladimir se volvió a acercar a su cuello mientras seguía moviendo sus dedos y comenzó a besar su delicado cuello, justo debajo de la oreja derecha.

Desde esa cercanía podía escuchar la respiración trabajosa de Irina y como de sus apetecibles labios salían suspiros que lo incitaban a llevársela a una habitación.

Ella tenía las piernas perfectamente abiertas debajo de la mesa, permitiéndole a él sacar su mano de su humedad para dejarla caer nuevamente con fuerza, provocando que Irina se sobresaltara al sentir el ardor que provocó el golpe.

—¿Qu-qué...?— lo siguiente que comenzó a hacer el hombre no la dejó formular palabras, comenzó a acariciar su punto débil con rudeza, provocándole aún más placer del que había sentido antes al masturbarse.

No faltó mucho tiempo cuando sintió el placer arrasarla completamente, su mente se nubló, sus dientes mordieron fuerte su lengua y su cuerpo tembló como nunca, fuertes jadeos salían de su boca al no poder ya controlarlos y Vladimir, para impedir que la muchacha siguiese emitiendo esos ruidos que cada vez lo excitaban más, dejó caer sus labios sobre los de ella, besándola con pasión, demostrándole lo deseoso que lo tenía y lo ansioso que estaba por poseerla.

Cuando la sintió más calmada se apartó de ella lentamente, no sin antes dejar un mordisco en sus labios.

Irina jadeó una vez más al abrir los ojos y mirar cómo el hombre sacaba su mano de debajo de la mesa y se la llevaba a la boca para lamer sus dedos como si se tratase de un manjar.

—Sabes delicioso, милая— susurró el ruso y un fuerte rubor cubrió las mejillas de Irina al comprender lo que había pasado.

Ese sensual hombre que tenía sentado al lado de ella y que la miraba con deseo, la había hecho llegar al orgasmo sin siquiera penetrarla con sus dedos, el hombre tenía una sonrisa en sus carnosos labios mientras tomaba una servilleta para terminar de limpiar los residuos de su mano.

>> Esto a penas y es el comienzo— masculló Vladimir causando que los hombros de Irina se sentaran.

—Esto es una locura— susurró ella, mirando como él arqueaba una ceja.

—No es ninguna locura— dijo seriamente Vladimir— sólo somos dos personas que se desean, pero quiero que sepas algo Irina— susurró él mirándola directo a los ojos— yo no voy a estar contigo si no quieres.

—Yo-yo...— fue interrumpida por el sonido de su teléfono, lo sacó rápidamente de su pequeño bolso para detener el sonido y en el identificador de llamadas miró el nombre de Pia, su ceño se frunció de inmediato— es Pia — le informó— debo responder, puede ser importante.

—Adelante — le dijo Vladimir, de inmediato, Irina se levantó de la mesa mirando hacia todos lados buscando los baños para damas, y cuando los encontró al fondo del lugar, se apuró a caminar hacia esa dirección, sintiendo la pesada mirada de Vladimir en su espalda.

Cuando llegó al baño, entró a éste y contestó de inmediato.

—¿Y cómo está yendo la cita?— preguntó Pia en el mismo momento en el que Irina descolgó la llamada.

Bajo Los Encantos Del RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora