Capítulo 9Ambos se quedaron en silencio, ella podía sentir la mirada de Vladimir sobre su rostro, pero no se atrevió a mirarlo ella también, se encontraba un poco avergonzada de estar desnuda en frente de él a pesar de que acababan de estar juntos.
—¿Estas bien?— le preguntó, pero no la dejó responder— ¿Te hice daño?
Ella lo miró por fin y le regaló una dulce sonrisa al ver su preocupación, nunca había visto a alguien mostrar tanta preocupación por ella, ni siquiera su madre.
—Estoy bien, no me haz hecho daño, tranquilo— susurró mirándolo de vuelta, la preocupación estaba grabada en sus ojos azules.
—Lo siento— se disculpó y al ver el ceño fruncido de Irina continuó hablando— no pude controlarme tanto, era tu primera vez, siento que debí ir más despacio, ¿No?
—No te preocupes, fue mejor de lo que esperaba— susurró— mucho mejor de hecho— se quedaron en silencio por unos minitos—¿Un baño?— preguntó en un hilo de voz mientras se sentaba en la cama, sintiendo como el semen derramado sobre su vientre rodaba hacia abajo, pasando por su entrepierna y finalmente bajando por sus muslos.
—Esa puerta de ahí— indicó el hombre con voz ronca, excitándose nuevamente al tener frente a él su curvilíneo cuerpo desnudo.
—Gracias— logró decir, antes de levantarse de la cama, totalmente desnuda, y caminar hacia la puerta indicada, una vez estuvo dentro del baño se recostó sobre la puerta, al mismo tiempo que soltaba un suspiro.
Caminó hasta el espejo del baño y se miró, a pesar de que su cabello estaba hecho un desastre, y su maquillaje se había corrido, su rostro conservaba un extraño brillo que la confundió y sus ojos celestes también estaban más claros que nunca. Miró su cuello y lo encontró un tanto enrojecido, seguramente por los salvajes besos del hombre.
Tomó un jabón que había sobre el lavamanos y abriendo el grifo de agua, lo frotó entre sus manos para después comenzar a lavarse el rostro, tratando de sacar la mayor cantidad de maquillaje posible.
Cuando terminó, se adentró a la ducha para limpiarse y eliminar todo rastro de semen que había sobre su vientre y piernas, y una vez estuvo limpia, salió de la ducha para envolverse en una de las toallas que se encontraban dobladas en una de las gavetas. Se quedó unos minutos más en el baño sin saber que hacer.
No sabía si debía buscar su ropa, ponérsela e irse, o quedarse y acostarse en la cama con él. Dudó mucho de la segunda opción, pues al final de todo ellos no eran nada y ella no tendría porqué quedarse.
Tomando un largo suspiro, abrió la puerta aún envuelta en la toalla y salió del cuarto de baño, recibiendo inmediatamente una intensa mirada de parte del hombre que se encontraba acostado en la cama, caminó hacia su vestido que se encontraba tirado enfrente de la cama, y cuando lo levantó escuchó al hombre hablarle.
—¿Qué haces?— preguntó Vladimir con voz ronca, mirando con ojos curiosos lo que la muchacha estaba haciendo.
—Recojo mi ropa— le dijo lo que era obvio— creo que es hora de irme.
Dijo en un hilo de voz, Vladimir frunció el ceño mientras le dedicaba una mirada seria.
—¿Te he dicho que te fueras?— preguntó, Irina abrió y cerró la boca varías veces sin saber que decir.
—No-no, pero supuse que ya no me querrías aquí— susurró.
—Somos dos adultos, ¿No?— cuestionó el hombre levantándose de la cama, Irina notó que se había puesto un bóxer diferente al que tenía hace un rato.
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Bajo Los Encantos Del Ruso
Roman d'amourVladimir Ivanov, es un empresario y multimillonario ruso con una vida bastante monótona, amante de los autos deportivos, mandón y autoritario, en uno de sus viajes de negocios a Italia conoce a Irina Rinaldi, una joven mucama que se encarga de deses...