Capítulo 27
Una vez la pareja se sintió satisfecha con lo ingerido, pasaron varios minutos más admirando las hermosas vistas que tenían, y salieron del restaurante faltando veinticinco minutos para el alta del padre de Vladimir. Cuando estuvieron dentro del auto, ya camino hacia el hospital, los nervios no tardaron en invadir el cuerpo de Irina, pues ella y su suegro nunca se habían visto las caras, y ella no quería no caerle bien a Viktor Ivanov.
—No te sientas nerviosa— le susurró Vladimir a Irina, pasando su brazo derecho por sus hombros, para atraerla para hacia él— es imposible que no le agrades a alguien, eres como una luz que ilumina todo a su paso.
—No tengo el poder de agradarle a todo el mundo, Vladimir— dijo ella— pero para mí es importante caerle bien a tu padre, porque, es tu padre ¿Entiendes? A partir de ahora formo parte de tu vida y tu padre es parte de tu vida.
Vladimir dejó un beso en su frente.
—Ya verás que esa preocupación es en vano— dijo para después depositar un beso en su sien.
El viaje fue bastante tranquilo, aunque como siempre, un poco tedioso debido al tráfico, pero lograron llegar unos diez minutos antes al hospital.
Cuando entraron a la estancia, caminaron tomados de manos por el primer piso hasta llegar al ascensor, y al encontrarlo vacío, pudieron subir de inmediato en éste. Una vez marcaron el piso al que se dirigían, Vladimir rodeó el cuerpo de Irina con sus brazos, al mismo tiempo que él se recostaba en una de las paredes de la caja metálica.
Irina no dudó ni un segundo en recostar su cabeza en el pecho de Vladimir, y al sentir sus tranquilos latidos, su cuerpo, que anteriormente había estado tenso, se relajó de inmediato.
—Anteriormente dijiste que soy como una luz que ilumina todo a su paso...— dijo Irina en un susurro, alejándose un poco de él, para mirarlo directo a los ojos— pues yo pienso lo mismo de ti, eres la luz que vino a iluminar mi vida.
Una sonrisa se dibujó en rostro de Vladimir, pero no pudo responderle, pues las puertas del ascensor se abrieron, no obstante, dejó un tierno beso en su frente y otro en sus labios, antes de entrelazar una de sus manos con las de ella, e instarla a caminar hacia afuera.
Caminaron por el pasillo, hasta llegar a la puerta de la habitación en la que se encontraba el padre de Vladimir.
>>—¿Estás seguro de que puedo entrar? — preguntó Irina, deteniendo a Vladimir, quien se encontraba a punto de abrir la puerta de la habitación
Él solo la miró con una sonrisa tierna en los labios.
—Por supuesto, cariño— dijo, dejando una suave caricia en su mano, antes de golpear los nudillos de su mano libre contra la madera. Vladimir no esperó una respuesta desde el interior, y abrió la puerta, adentrándose en la habitación, con Irina tomada de la mano.
Lo primero que se vislumbraba al entrar a la habitación, era la camilla en la que se encontraba acostado un visiblemente mejorado Viktor Ivanov, el señor ya no tenía ojeras debajo de sus ojos azules, y su rostro ya no tenía esa preocupante palidez, había recuperado algo de color.
Mientras que, al lado de la cama, se encontraba un sillón de color azul marino, en el que se hallaba sentado Aleksey, el hermano menor de Vladimir, éste, a diferencia de su padre que de inmediato había posado sus ojos en la pareja, se encontraba tan ensimismado en su teléfono que ni siquiera se había dado cuenta de que en la habitación había más personas aparte de él y su padre.
—Buenas tardes, padre— saludó Vladimir, en inglés, soltando la mano de Irina para acercarse a la camilla y poder abrazar a su progenitor— ¿Cómo te sientes hoy? — cuestionó.
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Bajo Los Encantos Del Ruso
RomansaVladimir Ivanov, es un empresario y multimillonario ruso con una vida bastante monótona, amante de los autos deportivos, mandón y autoritario, en uno de sus viajes de negocios a Italia conoce a Irina Rinaldi, una joven mucama que se encarga de deses...